Capitulo 4

4.6K 215 53
                                    

De acuerdo, así que solamente han pasado unos cuarenta y cinco segundos desde que acepté esto, pero ya estoy teniendo dudas.

-¿Una báscula? Nadie dijo nada sobre decirte lo que peso.

Samuel está de pie al lado de la báscula de la muerte, mirándome como si no fuera gran cosa.

-Bueno, ¿qué esperabas? Tenemos que saber con lo que estás empezando para así poder hacer un seguimiento de tu progreso.
-Nosotros -señalé de ida y vuelta entre nosotros- no necesitamos saber. Yo necesito saber, lo cual ya se. Puedo mantener el seguimiento muy bien.

Samuel suspira. No puedo decir si es un suspiro molesto o no.

-Si realmente quieres hacer esto, tenemos que hacerlo bien. Te juro, no voy a juzgarte.
-Pfft -Imbecil, ¿dije eso? Pues sí, sí lo hice- Por favor. La gente siempre me juzga.

¿Es perezosa? ¿No se preocupa por si misma? Lo había escuchado de todos.

-Y, ¿qué pensaste de mí cuando nos conocimos? Me encantaría saber eso.

¿Cómo es que continuamente cambiaba esto a mí? Lo peor de esto, es que tiene razón. Lo odio, también. No quiero ser como la gente que me ve hacia abajo. Tal vez no lo miraría hacia abajo, pero decidí que él era el mismo al instante que lo vi. Sin embargo, también pensaba que es lindo. Debería obtener puntos por eso.
Esta vez soy yo quien suspira. Me cruzo de brazos, sabiendo que tiene razón, pero no gustándome admitirlo.

-¿Quiénes son ellos? ¿El niño y la mujer? -pregunto, en parte porque quiero parar, pero también porque quiero saber.

Las esquinas de sus ojos se arrugan como si estuviera en una profunda reflexión. ¿Quién sabía que era una pregunta difícil?

-¿Quién te crees que son? -pregunta, un leve filo en su voz. Obviamente esto no era algo de lo que le gustara hablar.
-¿Tú mamá y tu hermano?

Un pequeño asentimiento es su única respuesta. Samuel se cruza de brazos.

-No estamos aquí para hablar de ellos, sin embargo. ¿Estás lista para hacer eso?

La forma en que se para, repentinamente tenso, me dice que no voy a escapar nunca más de él. Él es mi entrenador así que no estoy segura de por qué quiero las respuestas de todos modos. ¿Tal vez porque es una mierda? Me siento mal por él. No puedo imaginar tener un hermano que está paralizado, o es sólo porque realmente, ¿realmente no quiero hacer esto?

-¿Tenemos que..? -mi voz sale más vulnerable de lo que me gustaría.

Estúpida inseguridad.

-Mi segundo nombre es _____. *inventen uno xD*

-Y el mío es ___(2ºn). Encantada de conocerte.

¿Este chico toma demasiados tragos de proteína? ¿Los consume en el vestuario o algo así? Samuel se ríe, algo de su tensión disminuyendo.

-No, eso no es lo que quise decir. Es un nombre poco convincente, ¿no? Mi mamá me dio un primer nombre genial y luego mi segundo nombre es ____. No es un nombre de familia tampoco. Es vergonzoso, así que...
-Vaya... -no estoy segura por qué dije eso.

Está bien de él tratar y ofrecer algo embarazoso a cambio de algo que me estresa. Tal vez no quería darme ninguna información de su familia, pero me dio esto. Definitivamente no es algo que esperaba. Tan fresco y totalmente inesperado como esto, aún no es lo mismo que subirse a esta escala. De hecho, estoy sintiendo un pequeño mareo ante la idea.

-Puedes hacer esto. Estás aquí, regresaste tres veces y luego entraste por la puerta. No me abandones ahora.

¿No tenía que mencionar que me vio? Pero él tenía un punto. Estoy aquí y voy a hacer esto. Asiento y doy un paso adelante. Samuel se lía con la báscula hasta que aterriza en setenta y cinco kilos doscientos cincuenta. Genial, es incluso peor de lo que pensaba. Mis ojos se aprietan cerrados, esperando por la risa disimulada, el chiste, pero soy saludada con silencio. Muy pronto estoy rogando por algo. Si solo lo dirá y acabará, podemos avanzar.

-¿Vienes, __(tn)?

Abro mis ojos y él está de pie a unos tres metros de mí. Tiene su portapapeles en la mano. No hay una sonrisa en su rostro. Sin burla, sólo una pequeña inclinación de su cabeza de nuevo cuando empieza a caminar. Esta vez, lo sigo. Tal vez esto no va a ser tan malo como pensé.
Samuel me lleva a este pequeño cubículo antes de entregarme una pequeña máquina con asas.

-¿Cuánto mides?
-Un metro cincuenta y ocho.

Golpea algunos botones.

-De acuerdo, necesito que agarres esto. Va a decirnos tu porcentaje de grasa corporal.

Estoy muerta.

-No. Dibujé la línea allí. Una mirada a mí es todo lo que se necesita para saber mi porcentaje de grasa corporal. Es como, mucho.
Samuel gime como si yo fuera la única siendo irrazonable en esta situación.

-¿Qué? ¿Como si querrías ofrecer sólo esa información a cualquier persona?

Lo miro

-Está bien, quizás a ti no te importaría, pero a la gente común, nos importa.
-No soy sólo nadie, soy tu entrenador, algo así como tu médico. Necesito esta información para hacer mi trabajo. Fácilmente puedes mirar hacia arriba, pero esto es más exacto.

El impulso de pisar de nuevo mis pies ataca, pero en cambio, arranco la cosa contadora de grasa de sus manos, y lo sostengo. Grandes números rojos parpadean en la pantalla, más brillantes que el cartel de afuera.

-¿Veintinueve punto tres? Eso es como, un montón, ¿cierto?

Le toma un minuto contestar.

-¿Importa? Los hechos no cambian. Estás aquí para perder y vamos a hacer que eso suceda. Vamos a ver lo positivo y no entrar a imaginar esto como una gran montaña a escalar. Vamos a tomarlo de un paso a la vez.

Un paso a la vez. Bien. Aunque estoy segura de que es bastante fácil para él decirlo, pues parece que acaba de salir de la revista de la Escuela Secundaria de Elite y probablemente tiene una supermodelo por novia.

-Un paso a la vez -confirmo, tratando de sonar como que lo creo.

Por suerte, perdimos la mayor parte de nuestro tiempo juntos con mi retraso y después, prácticamente saliendo en la totalidad de conseguir la cosa física, así que para cuando hubimos terminado la creación de nuestros días de entrenamiento y hacer un plan juntos, no hubo tiempo para hacer en realidad la parte de ejercicio.

Maldición.

-Está bien, me dirijo para conseguir a mi hermano y a mi, un batido. Así que, ¿nos vemos mañana? -dijo Samuel mientras me acompaña a la puerta.

Eso debe significar que su hermano está aquí. No puedo evitar preguntar por qué. No pregunto. Solo repito.

-¿Batido? -Como la idiota más grande en el planeta.
-Sí, Berry Berry Blast . Mi día usualmente no empieza sin haber tenido un Berry Berry Blast. (batido energético)

No puedo decir si está bromeando o serio. Por suerte, o por desgracia, no tengo que hacerlo. Hay dos chicas sentadas en las sillas que desocupamos antes. Una de ellas codea a la otra mientras estamos de pie allí. Ambas disfrutan la vista de Samuel.

-Oye, Samuel, no mientas a la chica, probablemente tienes al menos tres al día -Una de ellas hace esa molesta risita y ondea algo.

-¿Qué? No soy tan malo. Voy a pretender que no dijiste eso. ¿Estás lista para tu entrenamiento de hoy? -Sonríe.

Ah, así que es lindo con todos. Eso explica por qué algunas de las veces, incluso parecía semi genial hoy.

No le doy tiempo para alejarse de mí, de ellas.
-Sí, mañana -Murmuro antes de hacer mi camino hacia la puerta.

ENTRENADOR PERSONAL; Vegetta777 -ADAPTACIÓN-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora