Capitulo 6

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Solamente me toma dos intentos entrar en "Volvámonos Físicos". Supongo que ayuda que Samuel haya puesto nuestra cita para las 8:00 am. ¿Quién se levanta tan temprano durante el verano? Al menos es lo suficientemente temprano para tomar una siesta cuando llegue a casa, antes de encontrarme con Emily.
No había estado mintiendo cuando les dije a mis padres que ella estaba tomando algunas clases universitarias. Espera graduarse un semestre antes, conmigo. Mientras más rápido pudiéramos salir de la secundaria Hillcrest, mejor.
En mi segundo viaje hacia las puertas de vidrio del infierno, veo a Samuel esperándome. Sus brazos están cruzados, haciendo que la manga de su remera se suba, dejando entrever las líneas de un tatuaje. No es tan musculoso como creí ayer. Lucía firme y tonificado, sin dudas, pero no imperioso. No era como Billy y sus matones. Ya saben, esos tipos que levantan tanto peso que gruñen y se vuelven rojos. Los gruñidos le dan grandes músculos, pero no sé si valen la pena. Mirando su físico, estoy segura que Samuel no es de los que gruñen.
Hablando de eso, ¿Por qué diablos estoy mirando su figura? Mis ojos se disparan hacia arriba. Efectivamente, él me está mirando, con una pequeña engreída sonrisa como si fuera un regalo de Dios para el ojo femenino y me ha atrapado rezándole al señor. Antes de que pueda hacer cualquier tipo de comentario, y sé que lo haría porque eso es algo que un chico apuesto hace, levanté mi mano.

-Es temprano, llevo pantalones deportivos, dirigiéndome hacia la boca del león. No empieces.

Me pasee frente a él como si no me estuviera volviendo loca por dentro. Escuché una pequeña risita antes de que me alcanzara.

-¿La boca del león?

¿En serio lo pregunta? Se explica bastante por sí mismo, si me lo preguntan.

-Sip.

Samuel me conduce a través de otra puerta de vidrio y por las escaleras hacia una habitación llena de caminadoras, elípticas, bicicletas, y todo eso.

-Comenzaremos haciendo cardio.

¡Oh, qué alegría! Justo lo que quería escuchar. Adoro correr enfrente de las personas.

-No es tan malo. En realidad es mi parte favorita. Bueno, no hacerlo en una caminadora, pero correr, al aire libre. No hay nada como eso.

Todavía estoy intentando averiguar si lo dije en voz alta o si él vio la expresión de horror que probablemente está plantada en mi rostro. Por primera vez me pregunto cómo va a funcionar todo esto, si él se va a quedar allí mirando como corro y todo se sacude.

-¿Te gusta? Me refiero a correr. Solía hacer campo traviesa en la secundaria.

Campo traviesa y pesas. Santo entusiasta del estado físico. ¿Hay algo más además de sus entrenamientos y su aparente amor por los batidos para este chico? Luego recordé a su hermano y mamá. El cuidado que les mostró, y la forma en que me miró cuando le ofrecí mi ayuda. La tensión en su rostro cuando le pregunté por ellos. Como el resto de nosotros, el chico del gimnasio tenía sus secretos.
Sacudí mi cabeza, aún nerviosa por subirme allí y correr frente a él.

-¿Qué haces? ¿Hay algo que te guste hacer?

¿Es así cómo usualmente funcionan las cosas? Me intriga qué tiene que ver con nuestro plan de entrenamiento.
-Patinar. Solía hacerlo un montón. Ahora no tanto.

Samuel sonríe como si le hubiese compartido algún tipo de secreto.

-Genial. Nunca lo he hecho. Tal vez debería intentarlo alguna vez. -Golpea la caminadora-Súbete.

Aspirando un montón de aire, me subo. Es por esto que estoy aquí. Necesito superarlo y hacerlo.

-De acuerdo, vamos a comenzar lento hoy. Quiero ver qué puedes hacer. Veinte minutos. Algunos caminando para calentar, y entonces correremos. ¿Trato?

¿Correremos? Asentí. Presiona algunos botones en la caminadora. Cuando la cinta comienza a moverse, yo también lo hago. Samuel salta en la maquina contigua. Oh, genial. ¿Está intentando enseñarme como se hace o algo así? Pero para mi sorpresa, la mantiene al mismo ritmo tranquilo que la mía. No se necesita de un neurocirujano para saber lo que está haciendo, él probablemente teme que si no está allí conmigo, huiré. Hay una parte de mí que quiere hacerlo porque ¿hola? Esto es embarazoso. Por otra parte, lo aprecio porque, de alguna manera, ayuda no tener que hacerlo sola.
Antes de que piense que lo estoy comiendo con los ojos de nuevo, miro hacia el frente. Estamos los dos callados hasta que Samuel rompe el silencio.

-¿Lista para subir la velocidad?
-¡He estado contando los pasos! -bromeo.

El se ríe entre dientes.

-Eres graciosa. Sube a 3.8 y veamos como lo manejas.

No es tan malo, lo cual es agradable así que comienzo a correr lentamente. Samuel está justo al lado, haciendo lo mismo. La urgencia de hablarle burbujea en mi garganta, pero no me arriesgo por un par de razones. La más importante siendo el hecho de que he estado corriendo por unos minutos y estoy un poco falta de aire. Lo último que quiero es comenzar a jadear mientras le hablo.

Así que, en su lugar mantengo los ojos en el reloj de la caminadora. Supongo que así como el reloj de una olla nunca hierve, el de la caminadora nunca hace tictac.

-Hola, Samuel. ¿Qué haces aquí arriba?-Una bonita chica de piernas largas, castaña se acerca a su caminadora. ¿Quién hace eso? ¿Se para allí, y habla con alguien mientras este corre y suda? De acuerdo, Samuel no está sudando como yo, pero aún así.

-Entrenando con __(tn).

La chica piernas mira de Samuel a mí, pero no le presto mucha atención por miedo a caer y comer cinta si lo hago.

-Oh... Entonces, todavía nos veremos mañana, ¿cierto?

ENTRENADOR PERSONAL; Vegetta777 -ADAPTACIÓN-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora