Capitulo 20 *2/3*

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**AVISO**
Disculpen el atraso con los capitulos, pero la internet se me fue y recien ahora pude volver a conectarme)': juro que os compensare.
**AVISO**

Para mi sorpresa, cuando estacioné fuera de Volvámonos Físicos, Samuel se encontraba apoyado contra un enorme Honda Accord, batido en mano. Esta vez no llegué temprano. ¿A quién le importa si tuve que esperar a la vuelta de la esquina para así poder llegar a la hora exacta?
Pretendo juguetear con mi bolso para así ganarme un minuto. Esta vez nuestra corrida va a suceder y eso me pone nerviosa. Me hizo darme cuenta que parte de mí se alegraba de que él no hubiese aparecido la última vez.
Cuando levanto la cabeza, Samuel está parado justo al lado de mi ventana. Golpea su muñeca y salgo del auto.

-¿Qué? No vamos a correr desde aquí, ¿verdad?

La idea de que la gente que iba por su café matutino viera mis partes flojas no era algo que yo llamara divertido.

-No, sube. Yo conduzco.

Él está usando unos shorts de basquetbol y una remera, su pasivo tatuaje todavía escondido de mi vista.
Le echo un vistazo a mi auto y de nuevo a él. No es que me importe que él conduzca, pero esta no es la mejor parte de la ciudad por lo cual me pone algo nerviosa dejar mi auto aquí.

-Va a estar bien, princesa. No te preocupes. Le he pedido a Kim que le eche un ojo, aunque no necesitaba pedírselo.

Mordí mis mejillas para no sonreír. Alcancé mi mochila y botella de agua, bloquee el vehículo y caminé hacia el suyo. Mi mochila está cubriendo estratégicamente mi estómago, lo cual es patético. No puedo esconderme detrás de ella, y tampoco sé por qué lo estoy intentando.
Mi bolso me sigue hasta mi falda cuando tomo asiento en el lugar del copiloto. Lo encierro entre mis brazos y lo abrazo fuerte. Un segundo después, Samuel está en el volante.

-No muerdo, sabes. Pensaría que fuiste tú a la que casi dejan sin sentido con lo asustada que luces ahí.

Sucede automáticamente, y no me doy cuenta que golpeo su brazo juguetonamente hasta que lo hago.

-Yo no te dejé casi sin sentido. Deja de hacerme sentir mal.
-Lo que digas, Rocky. -Él me mira y luego me guiña un ojo, exactamente de la misma forma que hizo su mamá antes de alejarse.

Ambos estamos callados. Tan callado que temo que él pueda escuchar el gruñir de mi estómago. Me salte el desayuno esta mañana, un gran NO en la lista de Samuel. Realmente no entiendo la estúpida idea de que el desayuno es la comida más importante del día.

-¿A dónde vamos?

Su brazo tatuado es el izquierdo, y aunque estoy bastante segura que su manga esta enrollada hacia arriba lo suficiente para que pueda ver su tatuaje, no puedo hacerlo porque este está hacia la ventana.

-Justo fuera de la ciudad. Hay algunos senderos dónde la gente corre. Es realmente aislado excepto por los corredores. Corres un poco más hay un pequeño parque allí, también. Nada grande. Sólo algunas mesas de picnic y esas cosas. ¿Está bien así?
-Um, sí. Aislado suena bien para mí.

Samuel gira su cabeza hacia mí apenas, y me ofrece una sonrisa maliciosa.

-Si querías estar a solas conmigo, sólo tenías que preguntar.
-¡Yo...!-No tenía idea de qué decir...-¡Eres tan engreído!
-Sólo te estoy molestando. Lo haces demasiado sencillo. Estoy atrapado en ese gimnasio la mayor parte de mi vida y las otras chicas no son siquiera la mitad de divertidas que tú.

Mi estómago comienza a sentirse mareado y no tiene nada que ver con haberme saltado el desayuno. Hoy él es ligero, sarcástico Samuel.

-Estoy segura que dejo una huella mucho más grande que las demás.

Él entrecierra sus ojos, tratando de descifrar a qué me refería.

-Oye. No fue eso lo que quise decir, __(tn) Lee. Me refería... Supongo que sólo quise decir que no me divierto con el resto de ellas. Necesito algo de diversión en mi vida.

Mariposas tomaron el lugar de las nauseas. ¿Quién diría que las mariposas podían ser tan feroces? Ahora mismo, las mías lo son, porque creo que acaba de admitir algo que no debió haber sido muy fácil para él.

-¿Gracias? -Qué estúpida. Soné cómo si se lo estuviera preguntando. -Es decir, gracias. Yo también.

Se ríe.

-No tienes que mentir. Sé que estás enojada conmigo la mitad del tiempo. Especialmente cuando te pregunto para ir a alguna parte y luego no aparezco...

No sé qué decir con respecto a eso, así que no digo nada. Estamos callados el resto del camino. No pasas mucho tiempo cuando Samuel estaciona su auto en un estacionamiento casi desierto. La hierba detrás de nosotros es de un vivido verde y se encuentra bien podada. Pequeñas colinas bailan en la distancia, nada muy grade, pero definitivamente le agregan algo al paisaje. Árboles proporcionan sombra, pero no de manera exagerada.

-¿Cómo es que no sabía que este lugar estaba aquí?

Bajamos de su auto.

-Solamente lo visitan corredores y quiénes andan en bicicleta. Es decir, todo el mundo puede venir, pero no muchas personas lo hacen.
-Es hermoso.

ENTRENADOR PERSONAL; Vegetta777 -ADAPTACIÓN-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora