CAPÍTULO 02

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— ¡Gracias!

La sonrisa de Hinata salvó todos mis futuros malos días.

¿Demasiado tierno? Lo siento.

Al final, terminé alzando la pelota para él. Antes muerto a que Suga se convirtiera en su armador. ¡Y no es porque tenga un problema con él! Por el contrario, Sugawara es como un hermano mayor para mí o algo así pero es que... ¿Solo yo puedo ser el armador de Hinata? Sí, eso.

El recuerdo del gemelo rubio de los Miya se me vino a la cabeza.

"¡Algún día armaré la pelota para ti!" En tus sueños.

Rodé los ojos y caminé hasta el medio de la cancha. Hinata se colocó detrás de la línea de ataque y me miró con una sonrisa, listo para rematar. Suspiré.

— No tenemos quién me lance la pelota.

Hinata chasqueó la lengua —. No te preocupes por eso.  — murmuró mirando alrededor de la cancha. Su rostro se iluminó al captar una cabellera rubia con su mirada — ¡Yachi! — La rubia dio un salto en su lugar asustada. ¿Por qué es tan miedosa? Lo pensaré otro día, hoy estoy muy ocupado. — ¡¿Podrías lanzarle la pelota a Kageyama para que pueda rematar!? — preguntó causándome un coma de ternura: ¡Tienen que entenderme! Hizo los gestos de remate y todo.

Sacudí mi cabeza. Afuera pensamientos raros.

— ¿¡O-otra vez!? — preguntó nerviosa, seguramente recordando la vez que tuvimos una gran pelea con Hinata —. N-no lo sé... Me trae malos recuerdos, Hinata... — murmuró jugando con sus propias manos. Ahogué un suspiro.

— ¡Por favor! — exclamó, haciendo un puchero. Yo la miré rogándole que aceptara, ¿cómo no hacerlo con una escena tan tierna? ¡No! Basta de pensar que Hinata es tierno, ¡estúpido cerebro! — ¡Te juro que no pelearemos! ¡Por favor!

Terminó aceptando.

Y yo terminé haciendo todo mal.

— No entiendo qué es lo que pasa... — murmuró Hinata realmente confundido mientras miraba su propia mano. Yo sentía mis mejillas arder por la vergüenza —. Sé que yo no tengo la culpa esta vez... — ¡Ey! Eso fue rudo — ¿Qué te pasa? — preguntó, haciéndome sentir realmente nervioso por la mirada que me estaba dando. Ya sabes, esa en la que sus ojos están abiertos y ladea levemente la cabeza. Parece un psicópata.

«Simplemente me suceden cosas raras cuando estamos juntos y eso afecta mi rendimiento como armador. Así que, la verdadera pregunta es, ¿qué te pasa a ti? ¿Te parece normal acelerar de esa manera mi corazón?»

— Nada.

— ¡No mientas, Kageyama! — exclamó tirando la pelota y cruzándose de brazos enfrente de mí. — ¡Si no colocas bien, no puedo rematar y eso nos traerá varias consecuencias en un partido! — ¿En serio? No me digas. — ¿¡Qué te pasa!?

— Probablemente solo está teniendo unos malos días. ¿No, Kageyama?

Un tono de voz, ásperamente dulce, se puede escuchar a mis espaldas. Me doy vuelta, encontrándome con la sonrisa calmada de Suga mientras toma la pelota del piso.

— S-sí... Eso creo — respondí encogiéndome de hombros.

— Has estado demasiado desconcentrado estos últimos días, ¿hay algo en lo que podamos ayudarte? — preguntó, como el buen senpai que es. Yo negué rápidamente. — ¿Estás seguro? — ¡Sí! Déjame en paz o me pondré más nervioso de lo que estoy.

— Sí.

— Entonces, ¿por qué lo estás haciendo mal? — preguntó jugando con la pelota entre sus dedos. La imagen de Oikawa haciendo eso hizo que un escalofrío recorriera toda mi espalda.

— ¡Yo me preguntó lo mismo! — Darle la espalda a Hinata fue algo realmente bueno —. Has estado realmente extraño estos últimos días, ¿Qué tienes tanto en mente?

¡A ti, idiota!

— ¡Nada, no tengo nada en mente! Solo... Solo necesito practicar más. — respondí tontamente mientras negaba y apretaba mis puños —. Creo que necesito refrescarme un poco — mentí —. ¡Suga! — exclamé, arrepintiéndome a los dos segundos. Casi hago un escándalo porque iba a armarle la pelota y ahora estoy así, ¿Quién me entiende si yo no puedo? — ¿Podrías reemplazarme hasta que vuelva? — pregunté seriamente.

— Está bien... — respondió no muy convencido.

Simplemente asentí y troté fuera de la cancha. A Hinata no pareció importarle, porque le gritó a Yachi que se preparara para lanzarle la pelota a nuestro senpai.

Solté un suspiro y lo miré antes de salir del gimnasio.

Alzó su puño al aire con una sonrisa victoriosa luego de que la pelota cayera al otro lado de la cancha. 

Crónicas de un Kageyama Confundido | KagehinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora