El día pasó rápido. Mi estadía en la casa de Hinata se alargó hasta la noche, principalmente porque no quería que me fuera y yo tampoco quería irme.
Sin embargo, mi madre se metía en nuestros planes y cuando las ocho de la tarde marcaron, recibí un mensaje de ella; preguntándome a qué hora me dignaría a volver a casa.
—Fue un placer conocerte, Kageyama. —Kento sonrió, estrechando nuestras manos.
—Esperamos verte por aquí más seguido, ¿sí? —Emiko, la madre de Hinata, me sonrió con amabilidad. Asentí, seguro.
—Está bien.
—Te acompañaré... —Hinata me tomó del brazo, alejándome de su madre y abriendo la puerta rápidamente.
Cuando ya estábamos afuera, nos quedamos sentados un rato en el pórtico, viendo como el sol caía. De vez en cuando, y con movimientos sutiles, Hinata se acercaba a mí y rozaba nuestros dedos.
—Fue lindo conocer a tus padres. —sonreí, mirándolo.
Él asintió—. Te dije que eran un amor... —miró hacia el frente. —¿Crees que ya lo saben?
—¿Qué cosa?
—Lo nuestro.
Me encogí de hombros—. Quizás. Los padres siempre saben todo.
—Me aterra un poco.
—¿Lo nuestro o que los padres sepan todo?
Suspiró—. Las dos.
—¿Por qué? —fruncí mi ceño.
Hinata se encogió de hombros con un pequeño puchero en sus labios—. No lo sé, simplemente me aterra.
Tragué con dureza.
¿Eso significaba que quizás Hinata se estaba arrepintiendo? Todo menos eso, por favor. Recordé todo el día, pensando que tal vez había hecho algo mal.
—¿Ya no quieres nada conmigo...? —pregunté, asustándome. De tan solo pensar que Hinata no estaría a mi lado en el futuro hacía que mi corazón se estrujara del dolor. —¿Hice algo mal? Hinata...
—¿Qué? ¡No, no! —exclamó, negando y tapando mi boca con sus labios—. No hiciste nada mal, tonto. Quiero seguir contigo.
—¿Entonces? —pregunté cuando alejé sus manos.
Suspiró y bajó la mirada, quizás intentando encontrar las palabras correctas—. Me aterra qué es lo que puede pasar en el futuro, Tobio... —dijo con sinceridad, rozando nuestros dedos. Yo fruncí mi ceño—. No quiero... No quiero equivocarme y perderte. ¿Entiendes?
No pude evitar mirarlo enternecido.
No tenía ni la más mínima idea de qué es lo que Hinata me había hecho. Si hubiese sido cualquier otra persona, probablemente me hubiese sentido mal, pensando que le he causado una inseguridad increíble. Estoy seguro que hasta me sentiría como la peor persona del mundo. Luego le gritaría, diciéndole que me hizo sentir mal y me iría de ahí rápidamente.
Pero con Hinata era distinto.
No me iría de su lado, no lo dejaría con las palabras en la boca. Si él temía por nosotros, me aseguraría de borrarle todas y cada una de sus inseguridades. Lo haría sentir cómodo conmigo, nunca dejaría que dudase de nada, mucho menos de mi amor hacia él.
—No tienes por qué preocuparte... —murmuré, tomando su mano. Tener a Hinata sentado frente a mí, con el atardecer de fondo fue lo más lindo que puedo haber presenciado en toda mi vida.
—¿No te cansarás de mí? —preguntó, notablemente triste.
Negué—. Jamás. ¿Y tú?
—Nunca.
—Muy bien. ¿Quieres que lo prometamos? —pregunté con una sonrisa ladina, acariciando el dorso de su mano con mi pulgar.
—¿No cansarnos de nosotros mismos? —asentí.
—Si eso te hace sentir seguro, podemos hacerlo.
Sonrió enternecido y sin dudarlo, se lanzó hacia mí. Me abrazó con fuerza y sonreí, dejando descansar mi rostro en su hombro mientras aferraba mis brazos a su cintura.
—¿Podemos prometernos que nos amaremos siempre?
—¿Qué pasa si nos separamos en algún momento?
Se alejó unos centímetros para verme a los ojos—. Seguiremos amándonos igual, porque formaremos parte de las historia de cada uno.
—Está bien. Juremos amor eterno.
—Como si fuera una boda. —rodé los ojos.
—¿No crees que es muy temprano para planear esto?
Me calló y sonrió—. Yo, Hinata Shoyo, prometo amarte por siempre. —sus mejillas estaban más rojas de lo normal—. Ahora tú.
—¿En serio? —hice una mueca. Él asintió—. Está bien... —suspiré—. Yo, Kageyama Tobio... Prometo amarte por siempre...
Soltó una risita—. Entonces, con el poder que me he dado yo mismo, nos declaro... ¿Qué nos declaro?
—¿Puedes saltearte toda esa parte hasta el beso? —pregunté, mirándolo impaciente.
Rio y asintió.
—Ya puedes besarme.
Sonreí y sin pensarlo, lo besé.
Definitivamente tengo que hacer a este chico mi novio.
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Crónicas de un Kageyama Confundido | Kagehina
FanfictionPRIMER LIBRO DE "CRÓNICAS DE..." KAGEHINA. ¿Internet? No sirve. ¿Mi madre? Esa mujer me hará más preguntas de las que ya tengo, así que no. Básicamente me siento extraño estando cerca de Hinata. Por favor, ayuda. Si saben cómo curarme, comuníquense...