— ¡Daichi!
Estamos en medio del entrenamiento y, trágicamente, he tenido que tomar medidas realmente necesarias si quiero seguir vivo.
Estas medidas se llaman "anoche intenté hacer yoga con mi madre porque se sentía sola e intenté apoyarla, un movimiento me salió mal y me duele la muñeca. No creo poder jugar hoy ni mañana, pero sé que estaré bien para el partido."
La ansiedad se sentía corriendo por cada parte de mi ser, en especial mis pies y manos. Quería tocar la pelota, quería armarle a los rematadores y sentirme realmente útil pero... No valgo la pena; con tantos fallos, solo haré que todos tengan un mal rato.
Solté un suspiro.
— ¿Qué pasa? — preguntó mientras devolvía el balón a Suga desde abajo.
— ¿Podrías ayudarme en algo? —,pregunté sin sentido alguno —. Digo... necesito ayuda — dije mientras veía como, la persona que estaba del lado de la red (Suga) le lanzaba la pelota —. Sé que sonará muy raro pero... ¿Cómo sé si me gusta alguien?
¡Anoche me toqué pensando en él! Por lo que he visto en las películas, eso hacen las personas cuando... ¿Le gusta alguien?
De todos modos, sé que lo que me dirá Daichi no se acercara ni un poco a lo que siento cuando estoy cerca de Hinata.
Porque él no me gusta.
Tiene que haber una explicación para lo que hice anoche. Y sé que no tiene nada que ver con algo romántico hacia él.
Daichi abrió sus ojos con sorpresa y fue muy lento para reaccionar a la pelota que venía hacia él; esta cayó sobre su rostro y lo obligó a caer sentado al suelo.
— ¡Capitán!
— ¡Daichi!
Gritamos Suga y yo preocupados.
— ¿¡Estás bien!? — preguntó el de pelo gris preocupado. Daichi asintió con sus ojos cerrados y una mueca en su cara — ¡No estás bien! ¿Te duele?
— ¡Estoy bien, estoy bien! Tranquilo —. Daichi rio con sus ojos llorosos.
Suga le quedó viendo preocupado mientras él se levantaba como si nada.
— Lo siento... — murmuré.
— No te preocupes —. Le restó importancia como si nada hubiese pasado. — ¿Qué fue lo que preguntaste? — preguntó colocando sus manos en su cadera. Yo lo miré avergonzado mientras que Suga se agachaba para tomar la pelota.
— ¿Cómo sé si me gusta alguien? — rasqué mi nuca incómodo.
Suga alzó la vista solo para mirarme con sorpresa.
— ¿Te gusta alguien?
— No... — Daichi y Suga me miraron con una ceja alzada — ¡No lo sé! ¿Qué se siente?
Ellos intercambiaron miradas.
— ¿Daichi?
— ¿Suga?
— ¿Qué se siente estar enamorado? — Se preguntaron a la vez.
Caí en cuenta de que esto era una mala idea.
Suspiré y negué.
— No hace falta que respondan, era una duda estúpida. — dije cruzándome de brazos y a punto de darme media vuelta para irme. Hinata no me gusta.
— ¡No, no, espera! — Daichi exclamó, deteniendo mi paso. Lo miré con una ceja alzada; notablemente confundido — ¡Sí queremos responder porque queremos ayudarte!
— Solo que tú pregunta nos tomó por sorpresa... — acotó Suga con una sonrisa nerviosa.
— Oh... Está bien.
Daichi asintió y me miró —. El amor... Cuando estás enamorado... — Se trabó con su propia lengua — ¿Cómo puedo explicarte esto para que lo entiendas? — preguntó notablemente frustrado.
Suga lo miró de reojo — ¿Conoces esa sensación de emoción cada vez que la pelota llega hacia ti? — preguntó, acercándose a mí. Asentí —. Bueno... Así es como se siente; una balada de nervios sobre tu estómago que llega a asustarte, temes fallar y no lograr un pase lo suficientemente decente como para que el armador haga su trabajo.
Parece que Daichi entendió lo que Suga quiso decir —. Ahora solo imagínatelo con la persona que... te tiene confundido. — asentí —. Sientes un nudo de nervios clavarse en tu estómago y tus manos pueden hasta temblar. También... Uh... Sientes que tu mente queda en blanco y-
— ¡Y no sabes qué decir! — exclamó Suga con una sonrisa —. Sueles preocuparte más por esa persona que por cualquier otra, lo miras todo el tiempo y sientes que tienes que cuidarlo de todo... ¿No?
Daichi asintió.
— ¿Te has sentido así, Kageyama?
Claro que sí.
Sentí mi rostro palidecer.
¿Acaso...?
No.
Seguramente ellos estaban equivocados.
Sonreí —. No, pero pensé que sí. — mentí rascando mi nuca —. Pero creo que también les preguntaré a los demás.
Suga asintió, cruzándose de brazos —. Está bien pero ¿para qué?
Me encogí de hombros —. Supongo que quiero ver la expectativa de cada uno en el amor —. Volví a mentir.
— ¡Hazlo! Solo procúrate de no desconcentrarlos.
Asentí.
— Gracias, otra vez. Sus palabras me sirvieron de mucho.
Vaya, sí que lo hicieron.
ESTÁS LEYENDO
Crónicas de un Kageyama Confundido | Kagehina
FanfictionPRIMER LIBRO DE "CRÓNICAS DE..." KAGEHINA. ¿Internet? No sirve. ¿Mi madre? Esa mujer me hará más preguntas de las que ya tengo, así que no. Básicamente me siento extraño estando cerca de Hinata. Por favor, ayuda. Si saben cómo curarme, comuníquense...