CAPÍTULO 16

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Ser más bueno y amable con él.

¿¡A dónde quedó eso!?

—Yo... Pensé que...

¡Ni siquiera lo escuché, santo cielo!

¿Conoces esa maldita sensación en la que sientes que tu mundo se cae rápidamente en pedazos y tú quedas en la nada oscura solo porque cometiste un error estúpido? Literalmente, me siento así.

¡No tenía que decir eso! Solo tenía que soltar una palabra y... Mierda, ¿cómo hice para cambiarla por esa que era tan larga?

Miré a Hinata con temor; él tenía un puchero en sus labios y la mirada baja, fijamente clavada en la comida que con tanto amor había preparado. Sentí mi corazón estrujarse con fuerza, dándome un tirón en mi pecho que recorrió toda mi columna vertebral. ¿Es que acaso así se sentía un corazón roto? Aunque yo no había sido el afectado, de tan solo ver a Hinata triste, todo en mí se volvía un caos.

Cielos, ¡Lo dije sin querer! ¿Cómo hago para decírselo ahora?

—¡No quería decir eso! —exclamé con una mueca—¡Quería decirte otra cosa pero me salió esa! —Intenté explicar con desesperación. Hinata negó y se levantó, dejando el curry sobre el piso; justamente a mi lado.

—Está bien, lo entiendo... —murmuró con pesar mientras tomaba su mochila. Yo lo miré confundido y en parte horrorizado—. Está bien que seas directo pero... a veces no... ¿Debes serlo tanto? —¡incluso su voz sonaba triste! —Espero que disfrutes la comida...

—¡No, Hinata, espera! —negué, levantándome. Él se dio vuelta y negó, alzando la mano—. ¡Déjame cambiar la palabra, realmente no quería decir eso!

—Tranquilo. Ahora creo que entendí todo —dijo mientras afirmaba su mochila en su hombro—. Crees que soy estúpido, probablemente porque te traje la comida —miró de manera fugaz el regalo que me había hecho—. Quizás por esa misma razón no te querías juntar conmigo—se encogió de hombros —. No hay nada más que decir. Lo entiendo.

—¡Pero!

No me dejó hablar más, ya que simplemente comenzó a caminar rápidamente lejos de mí.

—¿¡Qué mierda!? —grité confundido mientras lo veía irse.

¿En serio se había puesto así por un comentario mío?

Digo, una cosa es que Hinata se sienta mal por un comentario de una persona externa; aquella que no lo conoce y no sabe cómo se siente pero... ¿de mí? ¿Se puso tan triste por una simple palabra?

Si bien sé que eso no era lo que tenía que decir, también sé que Hinata nunca toma mis palabras (o mejor dicho, insultos) en serio.

Parpadeé atontado y ni siquiera tuve oportunidad de seguirlo, desapareció de mi vista como si fuese niebla.

Me siento un verdadero imbécil.

Y a la vez, una víctima.

¡Hinata no me dejó explicarle!

Bufé y me di vuelta; la pequeña bandeja de plástico se encontraba sobre el piso con los restos de comida. El rastro de la botella de Hinata se encontraba sobre el suelo, al lado de mi mochila.

En serio, ¿qué acaba de pasar?

Negué rápidamente y caminé a tomar mi bolso.

¡Buscaría a Hinata! No me permitiría dejar todo así como así.

Cinco minutos después, terminé encerrado en uno de los cubículos del baño mientras me abrazaba a mis piernas.

Mierda, esto es más difícil de lo que pensé.

Se siente como una novela dramática, donde todos los personajes se enamoran, enojan o entristecen por razones estúpidas... ¡Justo como acaba de pasar!

Primero que nada, se me hizo realmente difícil acercarme a él porque no lo vi por ninguna parte. ¡Segundo! ¿Qué se supone que voy a decirle si no sé controlar mi boca? Quizás intento pedirle disculpas y termino insultando a su pobre madre.

Esto se siente realmente extraño, es una sensación que hace que mi cuerpo esté encorvado, incluso siento un gran bajón sobre mí; como si tuviera un peso muerto sobre mis espaldas. Supongo que así se siente pelearse con la persona que te importa.

Quiero hacer algo y tengo que hacerlo; esto es peor que tener una soga apretando mi cuello.

La pregunta es qué debería hacer.

Digo, ¿ahora cómo se supone que me acercaré a Hinata? Sabiendo cómo es, solo me ignorará y se alejará de mí. Siempre hace eso cuando nos peleamos.

Solté un suspiro y me abracé aún más a mí mismo. 

Crónicas de un Kageyama Confundido | KagehinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora