—Esto es para ti.
Sus mejillas se colorearon de un tono rojizo.
—Gracias... —murmuró, recibiendo la flor. —¿Esto era lo que fuiste a buscar?
Asentí. —¿Te gusta?
—Me encanta. —sonrió, mirándola.
Nos quedamos en silencio.
Sentía mi lengua picar, sé que las famosas palabras querían salir de mi boca pero simplemente no quería interrumpir el momento. Observar la manera en la que Hinata le sonreía a la flor era lo más lindo que había visto en mucho tiempo.
Toqué mis bolsillos y sentí el papel (en donde había escrito todo lo que quería decirle a Hinata) sin embargo, no lo saqué. ¡Me lo había aprendido!
—Quiero decirte algo realmente importante.
Alzó la vista. —Está bien.
Relamí mis labios y me senté enfrente de él, tomándolo de las manos y mirándolo. Mi corazón latía rápidamente.
—Me gustas.
Rio. —Lo sé.
Negué. —No hables.
—Está bien...
—. Sé que... sé que desde que nos conocimos te he dado un trato de mierda, no mereces todo lo que te hice pasar. —tragué con dureza—, pero quiero que sepas que... que he cambiado y que... no quiero hacerte sufrir nunca más. ¿Bien? —volvió a asentir—. Por eso mismo, quería decirte, bueno, mejor dicho, preguntarte, si... si querías darme la oportunidad de-
Todo quedó a oscuras.
Las luces se apagaron y de un segundo al otro, todo el vecindario estaba a oscuras.
Tienes que estar bromeando.
—Parece que estamos sin luz... —habló Hinata entre la oscuridad.
Solté un suspiro, rindiéndome. Parecía imposible.
Quizás era una última señal del destino diciéndome que no lo haría. Quizás era una mala idea y él intentaba advertírmelo.
Cuando sentí las manos de Hinata soltar las mías, me di cuenta que quizás él no quería nada conmigo. Simplemente algo que no tuviera nombre.
Mordí mi labio inferior con fuerza. Me sentí tonto.
Y así pensé hasta que una luz blanca iluminó mi rostro.
—Tengo la linterna de mi teléfono... —murmuro con una sonrisa, dejándola en medio de nosotros.
Esto es lo más... ¿lindo del mundo?
Me di cuenta que quería seguir escuchando mi palabrería romántica inexperta.
Santo cielo.
—Ahora, sigue con lo que sea que estabas diciendo. —sonrió mirándome con cariño.
Asentí, soltando un pequeño suspiro—. Sé que es precipitado decir esto pero... en serio quiero estar contigo por lo que resta de nuestras vidas. Eres demasiado importante y no sé qué haría sin ti, lo juro. —apreté el agarre de nuestras manos.
—¿Me pedirás matrimonio o algo así? —preguntó con diversión.
Negué—. Algo de menor categoría.
—Oh... —sus mejillas se enrojecieron—. Ya sé por dónde va la cosa...
—¿Quieres que siga?
Asintió—. Sí, sí.
—He pensado mucho en esto... Incluso hubo noches en las que no dormí.
Hinata soltó una risa.
Tomé aire por última vez.
Vamos, Kageyama, tú puedes.
—¿Quieres...? —relamí mis labios, poniéndome más nervioso de lo normal. —¿Quieres ser...?
Hinata me miraba impaciente pero las palabras no querían salir de mi boca.
Apreté mis labios y cerré mis ojos.
Justo cuando estaba a punto de decirlo, Hinata se adelantó:
—Te estás tardando mucho, Kageyama. —dijo rápidamente, sin dejarme tiempo para hablar. —¿Quieres ser mi novio?
¡Oh, vamos! ¡Se supone que yo debía dar el primer paso aquí!
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Crónicas de un Kageyama Confundido | Kagehina
FanfictionPRIMER LIBRO DE "CRÓNICAS DE..." KAGEHINA. ¿Internet? No sirve. ¿Mi madre? Esa mujer me hará más preguntas de las que ya tengo, así que no. Básicamente me siento extraño estando cerca de Hinata. Por favor, ayuda. Si saben cómo curarme, comuníquense...