CAPÍTULO 32

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—No creo que sea fácil explicar un sentimiento tan grande como lo que siento por ti cuando soy un completo inexperto. —empecé a hablar sintiendo mi voz temblar. Logré escuchar la respiración calmada de Hinata frente a mí y me abstuve a abrir los ojos, no sería justo para él—. Nunca había sentido el amor, ya que... ¿nunca me había interesado en nadie?

Cada palabra que soltaba me daba más miedo. No quería terminar de hablar y abrir los ojos, temía que Hinata estuviera grabándome o algo por el estilo. La inseguridad se sentía como si estuviese abrazándome pero decidí ignorarla, intentando soltarme un poco más cada vez que hablaba.

—Y no me interesaste hasta hace un mes... No sé qué fue lo que realmente me llamó la atención en ti: quizás fueron tus ojos o tu increíble carácter energético. Solías exasperarme e irritarme por siempre ir de un lado a otro pero... llegó un momento en el que me comencé a sentir realmente cómodo a tu lado. Incluso seguro.

Poco a poco, el peso en mis hombros iba cayendo. Mi corazón latía rápidamente y mis manos picaban, supongo que todo era por la misma razón.

—Cuando creí entender qué es lo que sentía por ti, decidí negarlo por completo. ¿Cómo me iba a gustar un chico? —pregunté, negando—. Se sentía imposible e incorrecto, sentía el peso social sobre mí, así que decidí negar mis sentimientos.

Hice una mueca. Me sentía un tonto por hacer eso.

—Le pregunté a todo el equipo qué se sentía estar enamorado y todas las respuestas siempre llegaban a la misma conclusión: Me gustabas. Pero seguía sin querer aceptarlo y temía sentirlo aún más, así que me alejé porque pensaba que todo pasaría... —solté una risa—. Es obvio que no pasó y por eso mismo me había enojado conmigo mismo. Cuando empecé a sentir amor por ti, comencé a fallar como armador y me sentía un inútil, intenté superarte pero no me salía. Caí en la conclusión de que me gustabas.

Escuché a Hinata removerse en su asiento, mas no me importó y seguí hablando.

—Cada vez que te acercabas a mi o me hablabas, sentí todo en mi interior revolverse... Mi corazón latía rápidamente y me ponía demasiado nervioso, actuaba más idiota de lo normal. —hice una mueca, intentando sonreír—. Y cuanto tú me dijiste que te gustaba alguien... Pensé que sería mi fin y que no tendría oportunidad contigo, aunque llegué a pensar que esa persona era yo y... Cielos, busqué en una página cómo saber si te gustaba o no.

Hinata soltó una risa—. Eso es tierno.

Mis mejillas ardieron aún más—. Entonces... Sabía que no te gustaba y aunque me sentí mal por eso, no pensé en rendirme. Intentaría enamorarte y cuando quise decirte que eras lindo, terminé insultándote.

—Que me hizo sentir mal, por cierto.

—Lo siento por eso... Otra vez. —solté un suspiro—. Y... Ya no sé qué más decirte. Desde el viernes estoy celoso por verte siempre con Kenma y que no hubieses ido a... la cita que se supone que íbamos a tener me hizo sentir muy triste. Creo que me la pasé llorando toda la tarde.

—Lo siento, pero todo tiene una explicación. —dijo y sentí una sensación cálida caer sobre mis manos. Eran las de Hinata—. Me quedé con Kenma para hablar de quien me gustaba.

Mi mundo volvió a caer.

—Abre los ojos, Kageyama.

Tímidamente, lo hice. Él ya los tenía abiertos, fue obvio cuando me tomó de las manos. Baje la vista a nuestro enlazo: Nuestros dedos estaban entrelazados. Mi corazón dio un salto, haciéndome sentir feliz y creando calidez sobre mi pecho.

—Creo que eres realmente ciego... —soltó un suspiro, acariciando el dorso de mi mano con su dedo pulgar. Yo lo miré confundido—. O quizás yo no soy tan obvio...

—¿De qué hablas, idiota?

—Estoy hablando de que me gustas, tonto.

Crónicas de un Kageyama Confundido | KagehinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora