CAPÍTULO 09

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— Pues... No lo sé.

Tienes que estar bromeando.

— ¿¡Hablas en serio!?

Pregunté molesto mientras lo miraba con el ceño fruncido. Hinata se asustó por el corto salto que dieron sus hombros al escuchar mi grito.

— ¡Estuviste todo el camino rogándome para que te hiciese la pregunta! — exclamé — ¡No puedes contestarme eso si estuviste molestando todo el rato! — Apresuré mi paso negando.

En realidad, no estaba enojado.

Estaba lo más lejano de eso.

Volver a caminar con Hinata a mi lado se sentía un sueño hecho realidad. 

Si bien yo fui el idiota que se alejó, deberían entenderme... No sé qué siento y él no ayuda para nada en la situación, así que seguiré haciendo hasta que todo se pase. Cuando deje de sentirme tan extraño cerca de él, volveremos a ser los que éramos.

Pero, volviendo al tema de por qué no estoy enojado, necesito decir que esto es lo más cerca que he estado de él en bastante tiempo. Tenerlo así, caminando a mi lado y hablándome, se siente tan lindo que no me gustaría que el camino llegara a su fin.

— ¿¡Qué esperabas que dijera!? — Me siguió rápidamente — ¡Nunca me he enamorado! — exclamó obvio.

— ¡Entonces no preguntes algo si no sabes cómo responder, idiota! 

Hinata bufó.

Nos quedamos en silencio unos segundos.

— ¡Quiero decir...! — exclamó. Al parecer se había tomado ese tiempo para pensar en qué decir — ¡Sí sé lo que se siente porque me gusta alguien pero no me he enamorado!

— ¿Te gusta alguien? — alcé mis cejas sorprendido.

Él asintió con las mejillas sonrosadas — ¡Pero ese no es el tema importante! — ¡Oh claro que lo es, idiota! — ¡Se siente todo extraño y tu corazón late tan rápido que crees que se saldrá de tu propio cuerpo! — exclamó con una sonrisa, volviendo a su estado energético de siempre.

— ¿Y quién te gusta? — pregunté, ignorando absolutamente todo lo que dijo.

Él me miró con molestia — ¿¡Acaso escuchaste algo de lo que dije!?

— Sí, pero me llamó más la atención lo primero.

Silencio, corto silencio.

— Te diría pero no lo mereces — Hinata se cruzó de brazos, mirando al frente.

— ¿Perdona? — fruncí mi ceño.

— Tu forma de tratarme este último tiempo fue muy fea, así que no te diré. Es lo que te mereces —. Se encogió de hombros con indiferencia mientras aceleraba su paso.

Yo me le quedé viendo.

Lo seguí tontamente. 

— ¿Por qué lo preguntaste? ¿Estás enamorado? — preguntó cuando llegué a él.

— No lo sé, por algo pregunté.

— ¿Y te sirvió?

Me encogí de hombros.

Nos quedamos en silencio, pero no se sentía cómodo.

Era pesado y cada vez más cansador, al parecer los dos pensábamos lo mismo porque teníamos mala cara y cada vez que intentábamos decir algo, las palabras se esfumaban de nuestra boca.

¡Era una situación de mierda! Todo se sentía incómodo.

¿De qué se supone que íbamos a hablar? ¡No tenía nada para decirle!

Odio esto.

— Hinata —. De mi boca salió su apellido. Él alzó la vista — ¿Por qué viniste conmigo si sabes que este camino es más largo? 

Se encogió de hombros y miró el suelo —. Solo extrañaba a mi mejor amigo.

¡Claro!

¡Porque después de todo somos mejores amigos!

— No sé qué es lo que está ocurriendo contigo pero... — soltó un suspiro mientras paraba de caminar. Habíamos llegado a la esquina en la cual solíamos separarnos cuando nos íbamos juntos —. Sabes que puedes contar conmigo, ¿no? — preguntó con una sonrisa ladina mientras me miraba.

Me le quedé viendo por largos segundos que me gustaría que hubiesen sido la mismísima eternidad. Terminé suspirando y asintiendo.

— ¿Nos vemos mañana? — preguntó y asentí dispuesto a marcharme pero el tiró de mi brazo — ¡Espera, idiota! — frunció su ceño molesto.

— ¿Qué pasa? — Lo miré confundido.

— Agáchate.

— ¿Qué?

— ¡Solo hazlo!

Rodé los ojos y le hice caso.

Me agaché lo suficiente como para quedar a su altura y si tengo que ser sincero, mi corazón late con fuerza. ¿Acaso estoy corriendo la carrera más rápida de la historia? Santo cielo, a este punto ya estoy creyendo que tengo problemas cardíacos.

Hinata me miró y se acercó a mí.

Sus ojos brillan y el rosa de sus mejillas todavía no se va, tiene una pequeña sonrisa que no piensa borrar. Yo, en cambio, sigo mirándolo confundido.

¿Qué se supone que está haciendo...?

Crónicas de un Kageyama Confundido | KagehinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora