LET ME GO / JAKE

01. Un nuevo comienzo

Esperaba afuera del salón.
Al frente había un chico apoyado en la puerta de este con la vista en su celular. Vestía con ropa de marca y traía en uno de sus brazo un watch de última generación que me llamo la atención.

— ¿Eres nuevo tú también?

Traté de ser sociable como me había aconsejado mi hermano, pero el pelinegro me quedo mirando sin responder.

Había sido un error.

La puerta del salón se abrió repentinamente llamando mi atención. La profesora quién se hallaba detrás de esta me hizo pasar con una sonrisa amable, dándome la bienvenida al salón, pero la alegría rápidamente desapareció de su rostro cuando sus ojos notaron la presencia del chico a mi lado.

— ¿OTRA VEZ TARDE? Llevas todo el año así, la próxima vez no lo dejare pasar Jake Shim.

— Perdón, prometo que no volverá a pasar. —Le sonrío amablemente a la maestra dejando ver una atractiva sonrisa que me dejó cautivada por unos segundos.

La profesora suspiró y me acercó hacia ella dejando pasar al chico.

— Alumnos, atención por favor. Alice Lee será su nueva compañera, sean amables con ella.

La clase se mantuvo en silencio llena de miradas desinteresadas hacía a mi.

— Toma asiento allá atrás. —La maestra apuntó el puesto vacío al lado del mismo chico que me había ignorado hace un par de minutos atrás y sin ganas, asentí.

Me dirigí en silencio al puesto, sentándome al lado del chico, quién sintiendo mi presencia corrió su mirada a un lado y se cruzó de brazos sin decir nada.

Observé a mis nuevos compañeros de salón de reojo, sintiendo una presión nacer en mi pecho que me hizo suspirar con nerviosismo.

Podría decirse que yo era chica bastante inteligente en el ámbito académico. Tenía el mejor promedio de mi clase; sacaba excelentes notas y tenía un buen historial escolar, lo que me permitió recibir una prestigiosa beca en la mejor escuela del país.

Esta quedaba en la capital, por lo que me quedaba en una casa compartida mientras que mi hermano mayor, Heeseung, terminaba su último año en mi ciudad natal.

Así fue por dos años, hasta que esté, me obligo a volver. Le había ocultado algo y me había descubierto.

Al no encajar con los estereotipos de los estudiantes de clase alta, me molestaban todos los días. Se aprovechaban de el hecho de que era introvertida y sensible.

Bromas pesadas y crueles que estaban acabando conmigo poco a poco.

Lo peor fue que me descubrió en plena escena.
Había viajado por mi cumpleaños y había encontrado a su hermana menor afuera de la escuela llorando con el uniforme sucio.

No me regaño.
Simplemente me aseguró que me cambiaría a su escuela; misma de la cuál se había graduado hace un par de meses. Estaba cerca de nuestra casa, y en lo personal, me gustaba volver a vivir con él después de todo. La compañía siempre era mejor que la soledad.

Nuestra casa quedaba en una pequeña ciudad; una zona casi rural, alejada de todos los edificios y smog que caracterizaban a la capital.