07. Night

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— ¿Cómo es qué...? —Lo seguí con la mirada sobresaltada. ¿Como siquiera había entrado a mi casa? —. No puedes estar acá...

— Respecto a eso, me temo que no hay mucho que puedas hacer... —comentó, acercándose directamente hacía mi como si estuviera preparándose para atacarme.

Retrocedí ante su aproximación, sintiéndome en peligro.

— ¿Qué quieres, Jake? ¿Piensas seguir molestando? —pronuncié, tratando de no parecer intimidada.

El chico de pelos castaños llego al frente mío, dónde solo centímetros nos separaban el uno del otro, y con su mirada, se detuvo momentáneamente en mi figura antes de llegar a mis ojos.

— Quiero hablar contigo sobre algo. Pensaba hacerlo hoy en la mañana en realidad, pero al parecer, tenías algo de prisa... —Sonrió a medias, recordando cómo había prácticamente escapado de aquella casa.

— Bien. No me interesa hablar contigo —respondí de forma altanera y fría. Después de lo de ayer, había perdido todo tipo de timidez y vergüenza frente a él.

— Terminarás hablando conmigo de una u otra forma—. Se acercó más y retrocedí nuevamente—. Quiero hablarte de mi enfermedad... no tenía ni siquiera planeado contarte, pensé que ya lo sabías.

Suavice mi postura ante lo último, observándolo de vuelta con algo de curiosidad.

— Pues no. No lo sabía. Tu madre me contó algo, tengo entendido que es una enfermedad al corazón ¿No? —contesté todavía en un tono distante, cruzándome de brazos.

Jake asintió y me acercó su brazo, mostrándome su watch.

— Este reloj me ayuda para ver mi pulso. Si es muy bajo o muy alto me avisará a mi y a mis padres.

— ¿Por eso sonó el día que estabas en la piscina? —inquirí, comenzando a suavizar mi tono.

— Al ser una enfermedad crónica, tengo que estar constantemente monitoreando cada segundo de mi corazón. Es así desde que tengo memoria y algo a lo que estoy completamente acostumbrado. Es mi día a día, las pastillas, los controles médicos y este pequeño reloj. Son las cosas que controlan y me hacen dependiente —expresó, y lo observé en completo silencio.

Jake comenzaba a abrirse conmigo, y eso me pareció curioso. Me senté en mi cama relajando y dejando ir la tensión que se había creado desde que aquel chico había interrumpido en mi cuarto como un enemigo.

— ¿Por qué me cuentas esto, Jake? —Lo observé, sin saber cómo sentirme con toda esa información.

— Por qué tenías razón, Alice. No tengo motivos para actuar así contigo —confesó, desviando su mirada a un lado como si le hubiera parecido algo vergonzoso decir tal cosa.

— Yo... —No terminé mis palabras, porqué no llegaron a tiempo. El chico de pelos castaños al verme dudar, volvió a hablar.

— Gracias por ayudarme ese día, y perdón por lo de ayer, no debí tratarte así —se lamentó.

— Jake, sí lo dices solo porque te hace sentir mejor o porqué mi hermano te confrontó, no te molestes. Sólo estás perdiendo tu tiempo. —Le hice saber, sin creer en sus disculpas.

¿Y como podría?
¿Qué me aseguraba que sus palabras eran sinceras después de haber soportado sus burlas?

— Lo digo en serio. —Posó su mirada sobre la mía, pero la corrí a otro lado, negando a medias.

— Está bien. Ya da igual, puedes irte —respondí nuevamente distante, pero me extrañé al ver a Jake formar una media sonrisa en sus labios.

— De verdad eres completamente diferente ebria, hasta admitiste que te gustaba —soltó, con una sonrisa egocéntrica.

LET ME GO / JAKE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora