09. Nombre en rojo

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Narra Jake

Hoy había ido a hacerme un chequeo.
Iba semanalmente para ver cómo iba mi con enfermedad. No me había movido de la cama desde que había llegado, estaba cansado física y mentalmente de mí.

A Alice no le había hablado hace días. No me importaba, no tenía nada que ver conmigo y sus palabras no me afectaban.

Solo concordaba con ella en una sola cosa.
Haría lo que de verdad me hiciera feliz. Haría lo que quisiera, iba a ser aún peor de lo que ya era.

Mientras estaba sumido en mis pensamientos, un olor a comida llego a mi habitación haciendo sonar mi estómago. Oí el llamado de mi madre desde abajo y me levante de inmediato.

Bajé las escaleras con una sonrisa hambrienta, la cual borré de golpe al ver a Alice sentada en la mesa.

— ¿Qué haces en mi casa? —Fruncí el ceño, sorprendiéndome para mal.

Alice no respondió y se quedó mirándome algo cohibida.

— ¡Ve a ponerte algo! ¿Cómo recibes a tu amiga así? —Se acercó mi madre.

Me volteé a verla sin entender, hasta que bajé mi mirada a mi abdomen, notando como aún seguía solo con la parte baja de mi pijama.

Puse los ojos en blanco y subí a ponerme la primera polera que encontré, pero cuando me mire al espejo dude y me la cambie por otra más linda.

— ¡Jake! — me volvió a llamar mi madre y a pesar de que aún me sentía indeciso ante mi decisión, bajé a pasos apresurados.

No le di más importancia a esta extraña situación y me senté al lado de Alice, quién pareció ponerse notablemente nerviosa ante mi cercanía.

Mi madre había prepara mucha comida y estaba babeando por devorarmela toda.

La puerta de entrada se abrió y entró mi padre.

— Cariño, llegas justo a tiempo. —Rió mi madre recibiéndolo y noté cómo Alice se quedaba pegada mirándolo.

Le di un golpe en el hombro y esta se dio vuelta a mirarme frunciendo levemente su ceño.

— No respondiste mi pregunta.

Narra Alice

— Tu mamá me invitó —contesté, con simpleza.

— ¿Qué ella hizo qué? —repitió Jake incrédulo.

— Oh, veo qué hay un invitado hoy... —interrumpió su padre mirándome con interés, por lo qué le sonreí tímidamente.

Se sentó al frente mío y empezó a servirse comida en su plato mientras hablaba con su esposa.

Estaba bastante sorprendida, era idéntico a Jake, era literalmente su versión adulta. La misma sonrisa, la misma mirada e incluso la misma nariz.

— Ella es Alice, querido. Es amiga de Jake. —Me presentó la Señora Shim, entusiasmada al mencionar lo último.

— ¿Sí? ¿De dónde conoces a mi hijo? —me pregunto el señor Shim, con interés.

LET ME GO / JAKE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora