31. Final

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Narra Jake

"Fingimos sonrisas para ahorrarnos preguntas."

Yo era experto en eso.
Pocas veces por no decir nunca, hablaba sobre mi vida personal y de como iba mi enfermedad. Nadie nunca sabía ni me preguntaba si estaba mejorando o empeorando, solo sabían que seguía vivo y eso les bastaba. Bueno, además de querer saber y crear rumores sobre mí que eran completamente fantasiosos en su mayoría.

Mis preocupaciones siempre me las guardaba para mi mismo, nunca, ni siquiera a mis padres les había llegado a contar algún pensamiento agobiante que hubiera rondado por mi cabeza.

Era mejor cargar todo yo solo.
Así no tenía que arruinarle el estado de ánimo a otra persona. Al menos, eso siempre creí.

Si me atraía alguien, me aseguraba de que fuese pasajero porque sabía muy bien que corría el riesgo de tener otra desgracia en mi vida si me llegaba a enamorar.

Solo me aseguraba de vivir algo alocado.
Sin ser frío, pero tampoco amable, simplemente yo.
Manteniéndome en la línea de lo que creía que estaba bien, sonriendo y haciendo un esfuerzo para que nadie se diera cuenta de que mi rostro al descansar se veía completamente deprimente.

En la noches no dormía mucho, me pasaba planificando las cosas que haría porque temía que fuera mi último día.

Me encargaría de darle un abrazo a mi madre; le daria un beso a alguien, olería mi fragancia favorita; me haría un aro en la oreja y comería hasta vomitar. 

Había hecho miles de cosas. Miles de estupideces de las que me arrepentía y otras de las que solo podía sonreír como imbécil al recordarlas. Cosas que se supone que están prohibidas a mi joven edad, pero me importaba una mierda. Yo quería vivir mi vida, por que sabía bien que no era para siempre.

Sin embargo, había algo en mi lista que nunca había tachado.
Enamorarme.

Un pensamiento cursi, pero que a veces no me dejaba dormir tranquilo.

¿Cómo se sentía enamorase?

Y enamorarme de verdad, no algo pasajero, no algo momentáneo o llevado por el deseo o la obsesión, algo real, algo gobernado por el corazón y el alma. Cuando me sentía solo y empezaba a caer en ese tipo de pensamientos asfixiantes, salía de fiesta y se me pasaba rápidamente. Ese era mi escape de la realidad: las fiestas, los besos y las chicas.

Pensaba que esa era la cura de todo, la cura de mi mal estar, de mis penas, de mi tristeza, pero no podía estar más alejado de la realidad.

Recordaba a la perfección la primera vez que Heeseung mencionó tener una hermana. Estábamos en casa de Sunoo devorándonos cajas de pizzas y escuchando música pesada, preparándonos para ir de fiesta toda la noche.

"Es mi chica preferida en el mundo, la extraño mucho".

Pensé que era una niña pequeña. Nunca había especificado su edad y hablaba de ella como si se tratase de una especie de santo al que le tenía una devoción casi de obsesión.

Cuando se emborrachaba a más no poder, era cuando comenzaba a hablar más de ella. Yo le prestaba atención vagamente, a veces ni siquiera lo escuchaba. En esos momentos me interesaban otro tipo de cosas, pero no lo iba a negar. Sí sentía algo de curiosidad por la misteriosa hermana de Heeseung.

Cuando la vi por primera vez ni siquiera le tome importancia. Obviamente no sabía que se trataba de su hermana y no lo iba a negar. Era linda, era algo llamativa, pero no me agrado. Es más, me molesto.

¿Por qué era tan tímida? ¿Por qué actuaba tan raro? ¿Por qué a pesar de que la insultara y la molestara sin una pizca de amabilidad cuando la veía sonreír, lo hacía de verdad?, ¿Por qué a pesar de todo ella era aún feliz?

LET ME GO / JAKE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora