Alice es una chica inteligente quién siempre ha mantenido un bajo perfil en su vida social. Se cambia de escuela obligada por su hermano mayor tras el acoso que sufría ahí. Tan acostumbrada a estos tratos por parte de los estudiantes, no le sorprend...
Saliendo de la escuela Ni-ki me había invitado a comer hamburguesas a un restaurante cercano. Por obvias razones termine aceptando y por culpa de eso, termine llegando a mi casa con el estómago completamente lleno.
Pero no me arrepentía, pues gracias a eso ahora podía decir que había hecho oficialmente mi primer amigo en la escuela. Y eso me hacía realmente feliz.
El adorable rubio se despidió de mi en la entrada y toque el timbre un par de veces para que Heeseung me abriera de una vez.
Me abrió Jake. No iba a mentir, sí me sorprendió un poco. Este al verme no dijo nada y dándome una mirada rápida, se fue al sofá en dónde se encontraba mi hermano viendo televisión.
— ¿En dónde andabas? Llegas tarde. —Heeseung se dió vuelta a mirarme con sospecha.
— Salí a comer con un amigo. —Sonreí, pero este no pareció alegrarse.
— ¿Con un hombre...? ¿Lo conozco? —comenzó a cuestionar y negué subiendo a mi habitación.
— ¿Es compañero tuyo? —preguntó desde abajo pero no respondí y cerré la puerta.
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Al día siguiente, me encontraba sentada al frente de Jake.
Este observaba de hito a hito cada movimiento que tenía en silencio. Yo por otro lado, escribía en el cuaderno tratando de ignorar su penetrante mirada de odio hacia mí, la cual estaba comenzando a hacer sudar mis manos.
Obviamente no había sido mi decisión estar en esta situación tan incomoda como esta. Teníamos que hacer un ensayo con nuestras parejas de puesto y no tenía de otra.
— ¿Ya terminaste? —preguntó irritado de repente y negué levemente con la cabeza—. Hoy en mi casa lo terminaremos, no pienso seguir gastando mi tiempo otra clase contigo.
Corrió la silla haciéndola rechinar y se levantó, yéndose como si nada de la clase. La profesora lo notó y no hizo absolutamente nado para pararlo. Ni siquiera lo retó.
Es qué no podía creerlo. ¿Acaso era el dueño de esta escuela? ¿Por qué no le decían nada?
No tuve de otra que esperar con ansias a que la clase terminara. Y claro, apenas finalizo me junte con Ni-ki contándole que iría a casa de Jake, a lo que esté pareció preocuparse genuinamente.
— ¿Te invito a su casa? —repitió.
— No exactamente... ¿Crees que eso sea malo? —inquirí, asustándome por el semblante que tenía en su rostro.
— Es extraño, ¿Será que le gustas? —preguntó con una sonrisa pícara y lo moví a un lado poniendo los ojos en blanco.