POV OLIVIA

22 1 0
                                    

Sentía mis músculos tensándose por el frío, debería haberme puesto algo más de abrigo antes de salir, pero necesitaba despejarme, necesitaba irme de allí y aclarar mis ideas después de todo lo que había pasado. Giré a la derecha, a la izquierda, a la derecha de nuevo, los edificios eran manchas borrosas que pasan a toda velocidad a mi lado. Quería dejar de pensar, pero todo lo que había sucedido esta noche se repetía en mi mente una y otra vez.

Se il vous plâit, ¿podríais dejar de comer delante del hambriento? Merci La voz afeminada de François sonó cercana al tiempo que él pasaba rápidamente por nuestro lado. No dejaba de moverse por el backstage de un lado a otro, dando los últimos retoques a los trajes de las modelos y gritando órdenes a diestra y siniestra. Lo digo en serio, basta, vas a comerte todo su maquillaje Olivia Me separé riendo, al igual que ella. El pintalabios de mi novia había desaparecido casi por completo, me apuesto lo que sea a que gran parte estaba en mi cara.

François se había convertido en uno de mis mejores amigos casi desde el primer momento. A pesar de que él llevaba años trabajando para esta firma y yo era solo una novata nunca me subestimó ni me trató como si fuera inferior, al contrario que Charles... Ambos lo odiábamos y trabajar con él era una agonía, pero tenía talento y eso no se lo podía negar nadie.

Hye Joo Su voz me sacó de mis pensamientos. Él era una de las pocas personas que me llamaba Hye Joo, de hecho, era la única en Francia que lo hacía, para el resto yo era Olivia. Suéltala de una vez, en 2 minutos tiene que salir Me di cuenta de que aún tenía mis manos rodeando la cintura de mi novia.

Oh! Perdón Una maquilladora se acercó a ella en cuanto la solté para volver a pintarle los labios. Me miré al primer espejo que encontré y en efecto, mi boca estaba cubierta de rojo. Me intenté limpiar todo lo que pude y me senté en un cómodo sofá a observar cómo François iba de aquí para allá sin descanso, asegurándose de que todo estuviera como él quería.

No es que yo fuera una vaga que no quisiera ayudarle, sino que a mí eso de asegurar hasta el más mínimo detalle no era lo mío. Me encantaba diseñar ropa, pero no ponérsela a la gente. Para eso estaba François.

Toma, por si quieres echarle un vistazo La grave e irritante voz de Charles y la brusca caída de algo sobre mi regazo me hizo sobresaltarme. Le lancé una mirada fulminante que de poco sirvió, pues ni se había molestado en mirarme y volví mis ojos hacia lo que me había 'dado'. Era la lista de invitados al desfile. Eché una ojeada sabiendo que apenas iba a conocer a nadie y si lo conocía, no me interesaba en absoluto.

Pasé un par de páginas. Cada una equivalía a la fila en la que se sentarían, la primera página los de la primera fila, la segunda los de la segunda fila... De repente algo captó mi atención y debí de ponerme pálida porque François añadió ¿Qué te pasa? Parece que acabas de ver un fantasma... O más bien, pareces yo cuando veo a uno de mis exnovios Una carcajada femenina siguió a esa frase, pero pronto desapareció al ver mi mirada atónita sobre él. Un momento... ¿De verdad? Dio un par de pasos hacia delante Es... ¿ella? Yo asentí.

Me levanté del sofá y caminé hacia un lugar oculto detrás de unas cortinas que formaban parte del decorado. Desde allí podía ver a gran parte de los invitados, aunque de poco serviría, pues la luz era escasa. De pronto algo llamó mi atención. Una cara iluminada por una luz que provenía de abajo, probablemente de un móvil. Entorné los ojos para enfocar mejor.

No había duda. Era Yeo Jin.

Inconscientemente salí de la ciudad y me dirigía a un lugar que conocía bien, al que nunca más había querido volver después de aquel día... pero algo me impedía dar la vuelta.

La luz de la luna iluminaba lo suficiente como para distinguir la silueta de las cosas. De los edificios pasó a haber solamente casas y ahora casi todo estaba cubierto por árboles, lo que me indicaba que ya estaba cerca. Aceleré un poco más el motor. No había ido a esa velocidad desde el día del accidente.

Una parte de mí estaba emocionada por volver a sentir esa libertad que sólo la moto podía darme, pero otra parte tenía miedo, los recuerdos de ese día seguían ahí, aún podía sentir el dolor por todo mi cuerpo, todos los días, semanas, meses que pasé en rehabilitación para poder volver a caminar como antes y todo por... Todo por ella. Todo era su culpa... Todo lo que pasaba en mi puta vida tenía la misma causa...

Im Yeo Jin.

Derecha. Izquierda. Derecha. Izquierda. Malditos autos, así no hay quien avance. Era hora pico en Seúl y las calles estaban abarrotadas por el tráfico. Gente saliendo de trabajar, padres que iban a buscar a sus hijos al colegio... La ciudad era un caos en estos momentos del día.

Y entonces la vi de reojo, o eso me pareció, pues cuando me giré para comprobar si era ella suspiré de alivio al darme cuenta de que me había equivocado.

Cuando volví a mirar hacia delante ya era demasiado tarde...

Me desperté en el hospital varios días después o eso me dijeron. Me habían operado de urgencia de la pierna y un par de operaciones posteriores para solucionar otras cosas de las que prefiero no acordarme. Conclusión: Dos costillas rotas, una pierna rota y heridas o más bien quemaduras, por todo el cuerpo. Me contaron que salí varios metros disparada del lugar de la colisión. Que siguiera viva era un milagro. Pero lo que más me dolía era haber perdido a mi 'bebé'.

Pasé varias semanas allí encerrada, para mí como si hubieran sido años. Mi única compañía era mi madre, que intentaba venir todo el tiempo que el trabajo se lo permitiera. Ahora que yo ya no podía trabajar ella se había tenido que buscar otro trabajo para poder costear los gastos del hospital. Yo me sentía una mierda, sentía que tan solo era una carga para ella...

¿Dónde está, esta chica... Yeo Jin? ¿No ha venido a visitarte? Mi corazón dio un vuelco. ¿Por qué rayos tenía que sacar ese tema?

No Respondí fríamente.

Hace tiempo que no estás con ella... ¿Ha pasado algo?

No Volví a decir, esta vez aún más cortante.

Sabes que puedes contarme lo que...

No ha pasado nada ¡Déjame en paz! Me sentí aún más mierda diciéndole eso, pero era la única forma de que se callara, de que dejara de hablar de ella. Con el dolor físico era suficiente.

Sacudí mi cabeza para alejar esos pensamientos de mi mente. Cada vez que pensaba en mi madre o en el accidente sentía una molesta presión en el pecho. Ahora estaba sola en el mundo y debía aceptarlo. Sí, tengo una novia, pero ella no llena el vacío que siento, ella... Ella es irreemplazable.

Me adentré en el bosque. Al contrario que la ciudad, este lugar no ha cambiado en absoluto. El camino seguía siendo de tierra, creado por el paso de los vehículos sobre la hierba que impedía que creciera más vegetación. Seguí unos cinco minutos hasta que los árboles empezaron a desaparecer. Por fin llegué al claro. El cielo estaba despejado. Las estrellas brillaban diez veces más que en la ciudad. Podía ver la estela de la vía láctea de un lado a otro del cielo. Otra cosa que no ha cambiado... El cielo.

O quizá sí. En algún lugar leí que muchas de las estrellas que vemos hoy en día llevan miles de años apagadas, muertas. Es curioso y a la vez inquietante, es como si nos dijeran que vivimos en el pasado... Aunque en parte es cierto.

Frené. Apagué el motor y el silencio fue lo único que se escuchó. Mis pisadas sobre la hierba sonaban el doble de fuertes por la inexistencia de otros sonidos. Me quité el casco y lo apoyé en el asiento. Un grillo empezó a cantar, probablemente el ruido de la moto lo había asustado y por eso se había mantenido en silencio hasta ahora. Esta vez otro grillo se sumó al primero. Me resultaba relajante. Me senté en el suelo y suspiré antes de tumbarme con las manos bajo mi nuca, mirando el cielo. Ya no tenía frío. Cerré los ojos y los recuerdos de hoy volvieron a atormentarme.

¿YABOSEYO?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora