Enfermera

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La primera vez que Sasuke pisó un hospital fue cuando era un bebe. El día que nació fue un momento especial para sus padres; un día lluvioso lleno de relámpagos y granizada. Ni un grito o sollozo saliendo de sus labios. Nada inusual.

La segunda vez fue cuando el dolor de estómago lo atacó en medio de la escuela primaria provocándole diarrea, la última fue cuando la fiebre le agarro de manera dolorosa provocado por una niña que le contagio de neumonía.

A pesar de eso, nunca había enfermado de gravedad o de alguna lesión que le impidiera su trabajo de oficinista, ayudante de la pequeña empresa de su hermano Itachi y su deber como subjefe del Clan Uchiha.

Eso quiere decir ahora, pero... nunca imagino que volvería a este silencioso lugar.

El, siendo un amante del silencio suele gustar de espacios pacíficos o libres de ruido. Ejemplo de ello sería una playa en el atardecer, un bosque, estar en un yate en medio del mar o pasar parte de sus días libres en su condominio ubicada en una residencia a las afueras de la ciudad.

Puede que le gustaran los lugares fríos, silenciosos y pacíficos, pero por alguna razón este lugar le provocaba escalofríos. Un miedo relevante, desesperación extraña y la sensación de que si está allí no habrá más que lamentos.

La sensación terrorífica de que una vez que entras jamás volverás a salir.

La simple razón a la explicación del porque está allí es que, por más vergonzosa que suene, se había roto la pierna.

La situación fue muy extraña; estaba levantando sus habituales pesas con las que entrenada en el gym de siempre y cuando estaba por dejarla en el piso con cuidado para beber de su botella de agua esta se le resbalo de las manos sin más como mantequilla derretida.

Para los habituales clientes ver al gran Sasuke Uchiha, el tipo que aguantaba grandes horas de ejercicio y con una cara super mega atractiva que atraía a mujeres como todo un adonis, retorciéndose del dolor sosteniéndose la pierna sacando alaridos sin llorar era una escena digna de ver y muy graciosa por cierto.

La explicación más acertada para Sasuke fue que talvez sus manos habían estado sudando mucho y el talco para manos se le había desvanecido de un santiamén, y gracias a su descuido es que ahora se encontraba en el hospital con una pierna vendada cual momia.

Acompañado de Sakura, su mejor amiga entrometida y compañera de entrenamiento, Suigetsu, su otro mejor amigo segundo que disfrutaba una extraña afición a las espadas, Karin, la chica que siempre lo halagaba sin importar lo que hiciera y Jugo, el único normal de entre la bola de inadaptados que lo seguían.

Así que cuando se presentaron allí haciendo escándalo y pidiendo entre lamentos que lo ayudaran, supo que todos en el hospital justo ahora lo tenían en la mira como un tipo curioso y con amigos exageradamente sin un tornillo en la cabeza.

Y gracias a ello es que lo dejaron en una habitación especial para su cuidado personalizado. Tampoco es que Sasuke pudiera quejarse, después de todo, toda la habitación era muy tranquila.

— Uff⁓ Esos idiotas, me pregunto si podría volver a casa antes — Sasuke se encontraba sobre la camilla, con el pie alzado siendo sujetado por una cuerda al techo. La pierna la tenía enyesada y con vendas que no le permitían moverse con libertad.

Presionó el botón de ayuda con toda tranquilidad como unas 4 veces seguidas. Estaba hambriento y aun no le llevaban su comida. Comenzaba a enfurruñarse como un gato arisco.

La puerta de la habitación se abrió para revelar a una linda enfermera cubierta de pies a cabeza del traje azul normal, con zapatos blancos, un cubrebocas ocultando su rostro y el gorrito de rejillas para evitar dejar ver su cabello.

Otptober SasuNaruSasuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora