Quetzalcoatl

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Naruto y Sasuke habían oído de un grandiosa cuidad fuera de Japón. 

Un país lleno de alegría sin igual y diversión en cada rincón, a pesar de los peligros que habían hablado de dicho país ellos no desistieron de su idea de viajar a este.

Siempre les había interesado la mitología de cada país en el mundo, Sasuke era un habitual lector la mayoría del tiempo y desde niño la biblioteca de su padre Fugaku había sido su lugar favorito de la mansión Uchiha.

Y contagiarle ese deseo y amor a algo desconocido a Naruto había sido su mayor logro.

Por eso cuando terminaron la universidad, su mayor meta en la vida era viajar por todo el mundo.

Sasuke vivía de manera acomodada y el dinero no era problema. Solo era necesario comprar un boleto de avión y partir rumbo a aventuras, conocer lugares exóticos y comida típica de cada lugar.

Y cuando Naruto se le unió de manera improvisada el mismo día que partía con una mochila en los hombros, playera de tirantes azul, un pantalón de mezclilla, lentes de sol y un sombrero de playa sobre su cabeza no pudo negarse.

La sonrisa adorable sobre su rostro impaciente fue lo que no le permitió decirle "no pienso llevarte dobe"

Y allí estaban ellos; En el país de México después de 15 largas horas de viaje en avión.

— Sasuke. Siento el trasero plano, se me durmieron- Naruto tenía un puchero en sus labios, sobándose las masitas de carne para llevar sangre a ellas.

— Solo estírate, se te pasara— el solo levantó los brazos para desperezarse. Había dormido durante todo el viaje.

Quería ir a ver a esas pirámides. Estaba muy emocionado.

Tomaron un taxi amarillo que los llevo hasta el hotel que habían reservado. Descargaban todo lo que veían a su alrededor, volteando el cuello cada vez que veían algo de su interés; comida, ropa, luces, olores, sabores que nunca habían probado, personas, ideas. Era un país realmente bello.

Pasaron la mayoría del día dentro del hotel después de unas horas de ajetreado de turismo por las calles alrededor de su estancia. Llegada la noche tuvieron que separarse para verse al día siguiente y realizar su excursión a las majestuosas pirámides.

El calor era sofocante, el gran circulo quemaba sus cabezas y los dejaba sedientos que inmediatamente compraban bebidas. El autobús que los llevaría al lugar debía estar en una estación que permitieron seguir por el GPS.

— ¡Sasuke es aquí!— Naruto saltaba de un lado para otro cuando bajaron de el.

Había mucha gente en el lugar, con cámaras y comprando recuerdos del lugar.

Sasuke se permitió sacar la suya y fotografiar cada parte que podía, también asiendo caso cuando Naruto posaba enfrente de su cámara y cumplía sus caprichos de tener algún peluche o adorno para su cabello.

El guía les pidió no alejarse del grupo y comenzaron a caminar hacia las pirámides. Explicó lo que había detrás de cada uno y como fue su construcción, Sasuke estaba atento a todo. 

Le era tan fascinante que una civilización antigua pudiera levantar grandes cantidades de piedras para construirla y llevara siendo la ciudad mas importante de su época.

La que llamo especialmente su atención había sido desde siempre la pirámide de Quetzalcóatl.

El dios omnipotente que había sido uno de sus favoritos hasta ahora.

También conocido como "La Serpiente Emplumada", Quetzalcóatl era uno de los dioses más importantes de las culturas mesoamericanas.

Una mezcla de pájaro y serpiente, cuyo nombre es una combinación de las palabras en náhuatl "quetzal" que significa pájaro emplumado esmeralda, y "coatl" que significa serpiente.

Era el dios bueno, el bienamado. Representaba la unión del mundo terrenal con el mundo espiritual: la serpiente y las plumas; la tierra y el cielo. Era el dios de la vida hermosa y feliz.

Capaz de arrancar las ocultas riquezas del mundo subterráneo, principalmente el maíz. El maíz es la carne viva del dios que da vida a los humanos. Es dios del viento, que fertiliza con sustancias del mundo de los muertos, dueño del remolino, relacionado con el rayo y el fuego.

La pirámide era grande y omnipotente. Tan majestuosa que no pudieron evitar quedar mudos del asombro, con el corazón palpitándoles de la emoción.

Sentían que eran tan pequeños al mirarla desde abajo y que, si iban hasta la cima, se profesarían los amos del mundo.

Las palabras del guía captaron la atención de todos y también la de ellos mientras subían por los grandes escalones de piedra.

"Fue construido en el año 250 d.C. utilizando enormes bloques de piedras labrados y esculpidos de manera única. El edificio fue descubierto en 1917 por el arqueólogo Manuel Gamio que lo llamó de esa manera por las esculturas de serpientes emplumadas que hay repartidas por sus cuatro fachadas y que en total son unas 366."

Algunos se tomaban el tiempo para subir, respirando y deteniéndose para recuperar el aliento.

Naruto y Sasuke no entendían como las personas que los guiaban podían caminar sin parecer agotadas. Subiendo a pasos seguros sin necesidad de detenerse, si ellos tenían esa condición, no podrían imaginarse como lo eran los antiguos habitantes de esta magnífica ciudadela solemne.

Llegaron hasta la cima y no dejaron de disfrutar las vistas que esta les ofrecía de todo el sitio sagrado. Naruto, aunque agotado se encargaba de preguntar por todo y agitar las manos en busca de la atención de Sasuke para que tomara foto de algo en concreto.

Estuvieron así por mucho tiempo hasta que ya entrada la tarde decidieron bajar para comenzar un pequeño picnic en la base de la pirámide.

Comieron y bebieron todo lo que les compraban a los puestos de que estaba fuera, a veces bebiendo una extraña bebida alcohólica que les hacía verse más sueltos y graciosos de lo que normalmente eran.

Pero no fue por mucho. Ya era tarde y era hora de retirarse.

Sasuke aun quería seguir observando, pero Naruto quería regresar al hotel y descansar.

Suplico mucho hasta que Sasuke le dijo que se irían pero que tomaría unas ultimas fotos antes de que el guía les avisara que era hora de regresar.

El pisoteo desesperado de Naruto alzaba un poco de la tierra del suelo, el sol comenzaba a ocultarse y el color naranja pintaba el cielo azul.

De un momento para otro la inquietud lleno el corazón del rubio.

La mirada de Naruto iba de un lado para otro, buscando a su grupo y sosteniendo fuertemente contra su pecho la cámara y su bolso con forma de zorro.

Con duda y desconcierto jaloneo la playera de Sasuke de la esquina para llamar su atención, una y otra vez, con la gota de sudor bajando por su cuello y apretando los labios en línea recta para evitar gritar.

— ¿Si?— Sasuke dejó de tomar fotos a la pirámide para mirar a un tembloroso Naruto que comenzaba a retener pequeñas gotas de agua cristalinas por sus ojos, apretando los labios y con una ligera rojez en la nariz.

Naruto por fin entró en pánico.

— ¡Sasuke, perdimos el autobús!

Otptober SasuNaruSasuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora