Fiebre

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Naruto nunca pensó en eso de volverse madre muy pronto. La única mención que se le hizo referencia a su estado futuro fue cuando había conocido su segundo género como Omega y en la clase de anatomía de su maestro Iruka en su adolescencia.

Nunca se lo había planteado de forma seria ni tampoco la sintió remotamente como una necesidad que deseara con su vida. Pero estaba de acuerdo en que si se diera la oportunidad la aceptaría.

Y por eso, cuando Sasuke Uchiha le pidió que se casaran así sin mas siendo solo mejores amigos le sorprendió. No es que no se conocieran ya, pero el pensaba que el tipo iba a ser menos bruto con sus palabras.

Fue un simple "¿Aceptarías casarte conmigo?" como una pregunta inicial, pero después recobro su compostura orgullosa para darla como una afirmación "Naruto Uzumaki, cásate conmigo"

Puede que ahora lo llamara idiota por aceptar, pero no era necesario para el y Sasuke tener citas, conocerse o hablar con sus familias. 

Se conocían demasiado bien, literalmente, que ¡joder!, hasta sabían que día tocaban usar sus calzones favoritos y que día sus padres hacían carne asada respectivamente.

Luego de la boda todo fue relativamente normal como es la vida de unos tortolos recién casados; hambrientos de sexo como bestias salvajes que necesitan un baño con hielo.

Para nadie fue sorpresa que Naruto quedara embarazado en el primer intento después de 1 semana intensa de celo después de la luna de miel.

Que hasta Fugaku estaba apostando la herencia familiar a medio Clan que discrepaba de que el joven adulto Uzumaki quedara preñado de cachorros en tan solo una semana y desde la primera vez.

"Genes Uchiha" decía el viejo señor ridículo en medio de su borrachera.

La mayoría de los miembros del Clan eran gente de buenas herencias. Era normal que se lograra la fecundación de un omega o beta al segundo y tercer intento o incluso hasta el cuarto, era raro que fuera a la primera y en una sola sesión.

Algunos alegaban que como Sasuke ya estaba pasando los 30 años le seria un poco difícil que tuviera la vitalidad de un joven, pero eso no impidió que Sasuke les cerrara la boca y que Naruto no pateara a algunas personas que decían que él no podría quedar embarazado.

Los pequeños cachorros nacidos eran mellizos; Menma y Boruto. 

Incluso era raro para la gente de Konoha que pudiera tener mellizos o trillizos, era más común ver nacer solo un cachorro de su madre.

Las primeras veces de Naruto siempre eran memorables; Sujetar su primer kunai había sido una odisea increíble, acumular chakra un poco complicado lleno de baches sin saltar, y ganar el respeto de toda su clase y su pueblo había requerido de valor innato.

Pero el que mas le gustaba apreciar sobre todas era la de ser padre primerizo. Sus pequeños cachorros eran tan enérgicos como el, el apetito era similar al suyo, un parecido físico que era una copia de sí mismo y por sobre todo eran tan orgullosos y amorosos como lo era él.

Sasuke puede que haya ganado la batalla de preñarlo a la primera como el Alfa ególatra Puro que era, pero no se ganaba la pelea de dejar características clónicas propias de su clan y eso era algo que Naruto agradecía.

Los días fueron calmos para la vida de matrimonio de ambos, pero ser padre primerizo implicaba muchas cosas que estaba fuera de sus experiencias.

— Sasuke ttebayo ¡¿Por qué no deja de llorar?! — Sasuke estaba en una esquina con un montón de pergaminos en mano, malabareando con algunos porque intentaba hallar solución al problema — ¡Deja de murmurar y ayúdame teme!

El llanto se intensifico en ambas crías bebes y Naruto en completo pánico también comenzó a hacerlo al no poder calmarlos.

— ¡Sasuke! ¡Buaa!

— ¡Cálmate Naruto! Quizás solo tengan hambre.

El alfa se acercó a su esposo y lo levanto del piso donde se encontraba llorando. 

Con ambas manos levanto la remera de Naruto para destapar sus pechos y apretarlos un poco para derramar la leche materna de ellas.

— Bien, pásame a Boruto — Naruto hizo caso y dejó que su esposo se encargara.

Sasuke llevó los labios del pequeño bebe lloroso rubio al pecho de su trigueño progenitor esperando que con ello se calmara.

Lo intento muchas veces, pero él bebe seguía llorando, y entre más fuerte lloraba uno, el otro le seguía en intensidad.

— No funciona. ¡Quizás necesitan que los cambien! Naruto, vamos cariño, deja de llorar y ayúdame.

Sasuke limpiaba las lágrimas que salían de sus ojos con dulzura, no podía creer que esto fuera tan difícil. Había oído de Shikamaru y otros compañeros que ser padre de mellizos era más difícil que serlo de uno y era peor si eras primerizo.

— ¡Ah! — el quejido de asombro espanto un poco a Sasuke— ¡Esta caliente! Sasuke ¡Menma y Boruto! ¡Los bebes están hirviendo!

Su marido se acercó rápidamente al notar la queja de sus crías y con cuidado aferró en sus manos a uno para tocarlo con paciencia. ¡Mierda!

— Naruto escúchame, no te asustes— Sasuke sujetó la mano derecha de su amado, apretándolo ligeramente para calmar su miedo.

Podía olerlo por sus feromonas agrias que estaba muy asustado y para tranquilizarlo soltó una gran cantidad de sus feromonas de Alfa puro. Concretas de un padre territorial que desea evocar sentimientos de protección y calidez para su hembra y crías.

Los bebés dejaron de llorar un poco y Naruto ausentó sus temblores por la desesperación al percibir la fragancia a mar veraniega que solo su esposo podía portar.

— Necesitas llevarlos a nuestra habitación y llénala de tus feromonas para calmarlos. Cuídalos mientras yo me apresuro a subir agua caliente y medicina especial ¿Sí?

Naruto asintió más calmado y con cuidado se llevó en brazos a sus cachorros, hizo lo que pidió Sasuke al pie de la letra y se encargó de amamantar, aunque sea un poco a sus bebes mientras su esposo llegaba con lo necesario.

Esa noche Sasuke y Naruto se quedaron desvelados velando por la recuperación de sus pequeños retoños. Turnándose para vigilar que la fiebre no subiera y que estuvieran bien arropados.

Dejando la cama entera para sus bebes y que Naruto se encargó de volver un nido con las ropas de Sasuke y las suyas para hacerlos sentir seguros.

La pareja de casados aprendió que una simple fiebre podría verse para ellos como lo más normal, pero experimentarlo siendo padres era toda una pesadilla. 

Gracias a esa nueva experiencia ahora sabrían que hacer en caso de que nuevamente se enfermaran sus pequeños bebes.

Otptober SasuNaruSasuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora