Clase 3 - Earl Grey en la Mañana

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El andar de tacones se escuchaba desde horas muy jóvenes dentro de las Instalaciones del Instituto Furukawa. El sonar de dichos zapatos con la vieja madera de la mansión resonaba ante la ausencia de niños que aun no deambulaban por ahí. Tocó tres veces y la puerta se abrió ligeramente sin previo aviso dando acceso como era costumbre. 
- Puede pasar - murmuró el hombre quien miraba fijamente por ventanal detrás de su escritorio. Hoy era el segundo día de clases y disfrutaba ver los últimos carros que venían a traer a quienes no pudieron acudir al día anterior. Era entendible para él y los docentes que muchos tuvieran segundas opiniones; más importante no todos tenían los motivos para viajar desde otros países   para dejar a sus hijos en una Institución que los cuidará durante seis meses.
- Temprano como es su costumbre. 

La voz provenía de una hermosa mujer que estaba disfrutando sus últimos treintas pero era imposible de notar. Portaba un lindo traje ejecutivo de dos piezas con falda corta que acentuaba el hermoso color azul de su cabello y muy atractiva figura. Sus ojos color cobalto podían sentirse fríos y calculadores pero su gesto amable delataba su amabilidad y clase. Se acomodó sus lentes de armazón rojo al igual que un travieso mechón de cabello que siempre descansaba en su hombro  y avanzó hacia la oficina del superior. 
- Lo delata siempre el olor a Earl Grey que emana de su oficina, Director - responde ella con una sonrisa igual de amable. - Buenos días. 
- Subdirectora Caroline Grant - murmuró el Director mientr - ya sabe que hago un esfuerzo sobrenatural por ser madrugador en los primeros días de clases y como es bien sabido el earl gray con frambuesas siempre es un aliado para mantener la tradición. ¿Gusta usted uno? 

Keitaro era de esas personas que sonreían con sus ojos, normalmente se le podía ver en este tranquilo estado y parecía inamovible lo cual le daba cierto temple que daba confianza. Portando una larga gabardina que cubría su cuerpo la cual se le veía usualmente cuando no traía consigo la túnica de Director que usaba casi todos los días. Furukawa no era un hombre de facciones muy duras, pero no era para nada delicado. Su voz es suave como la de un japonés pero el acento marcado de Salisbury mostraba la dualidad de su sangre.  Movió un dedo al momento que desviaba la mirada de la ventana para mostrar una pequeña tacita muy elegante flotando frente a él. El sonido de cucharas y tacitas moviéndose a la distancia era llamativo pero para nada nuevo para el par de docentes.

Caroline recibió una tacita flotante a varios minutos de ser ofrecida con una y aunque ella era una mujer de café negro era inevitable resistirse ante el hermoso toque de zarzamoras de la infusión. Tomó elegantemente la taza e hizo un ademán con sus dedos refiriéndose a dos cubos los cuales volaron de una pequeña azucarera hasta su taza. Todo hecho con una precisión casi fantasmagórica.
- Quiero agradecerle.. - murmura el Director caminando lentamente hasta su escritorio para verla de frente. - Prioritariamente por el trabajo excepcional que usted hace para nuestro Instituto y en segunda por estar a mi lado en un año tan difícil como el que se aproxima. Es también de suma importancia pedirle disculpas por las molestias que se avecinan...
- Alto ahí, Profesor - replicó no solo su compañera de trabajo sinó amiga de la infancia, con su acento yankee que no podía superar aun teniendo años viviendo en Inglaterra - Usted sabe que yo decidí que este sería mi lugar feliz y mi trabajo se hace con gran placer y agradecimiento. Formar jóvenes en personas justas y listas para vivir en este mundo tan difícil es uno de los méritos que más orgullo me da. 
- Entiendo - murmura Furukawa después de unos segundos de escucharla. Largando un suspiro y regresando a su postura habitual - Me alegro... 

El sonido de un último automóvil que puede verse desde la lejanía de la primera reja toma la atención del profesor quien toma un largo block de notas negro y observa a la Subdirectora con cierta determinación.
- Comencemos este año, entonces... Sólo falta recibir a un estudiante muy especial. 

* * * * * * * *

Sócrates llega hasta el último escalón donde la figura del Director lo recibe tranquilamente. Un sospechoso aire de paz rodeandolo, Raven no puede evitar sentir algo de presión en su mirada picara como un zorro. 
- Bienvenido, tu debes ser Sócrates Raven - murmura el superior al momento que una pluma anota su nombre en un block de notas que flota a su lado - Mi nombre es Keitaro Furukawa, Dueño y Cabeza Principal de Dirección de esta Institución. Es un placer tenerte con nosotros hoy. 

- Espero que estés listo para comenzar el año estudiantil y asi mismo, comenzar con la reformación de tus actos ilicitos cometidos este año de robo de información y hacking - agrega con una sonrisa ligeramente maliciosa - No te preocupes, aqui te ayudaremos a comprender las consecuencias de tus actos para formarte como una creatura social lista para enfrentar al mundo...
-¿Voy a tener que dejar mi telefono? - murmura Sócrates sin voltear a verlo. No sólo era sú unica herramienta con el mundo externo. Tambien era la última posesión que su padre le había dado y de cierta manera le tenía apego. 

Keitaro observa tranquilamente a Sócrates y le volvió a sonreir. 
- No hay necesidad. Mientras mantengas la ética y no abuses del internet de las instalaciones para hacer las cosas por las que te estan culpando. Tal vez hasta puedas apoyar en los laboratorios de computo y ganarte unas buenas criticas para tu condena. ¿Cómo ves? 

Sócrates se sentía aun más intranquilo ante las palabras del Director mientras volteaba una última vez y veia a su verdugo dejarlo ahi a la deriva. Tragó saliva por un momento pensando en que clase de tortura o maltrato le harían por romper las reglas. Pero no había paso atrás.  Sabía que si en este momento corría solo encontraría una larga carretera perdida para ambos lados... ¿Estaba cerca de Canterbury? El GPS se volvía loco justo en esta parte zona... ¿Será por culpa del Instituto? 

Varias personas comenzaban a llegar en lo que el Director anotaba sus nombres en su block mágico volador. 
- ¡Excelente! Parece que ya podemos dar por comienzo al nuevo año escolar. Por favor... intenta no asustarte mucho con las cosas que verás de ahora en adelante. Tiende a ser un poco ofensivo para ciertas personas... 

Si mal no dijo eso, un chico de alas de murcielago cae estrepitosamente cerca de Sócrates haciendo un pesado sonido de piedra y haciendolo vibrar un poco. ¿Una gargola? ¿Estudiando? Tal vez la poca fé y valentía del chico simplemente había salido por la ventana. ¿Era cierto que estaba en una escuela mágica? 

Instituto Furukawa - Dogma CruxisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora