Prologo

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La espada era apuntada con cierto miedo,  no entendía el cómo llegaron a esa situación, siempre pensó tener el control de lo que sucedía en realidad, pero ahora no sabe que era lo que ocurría, sus dedos temblaban mientras que la persona delante de él, solo le observaba con todo el cariño que aquellos ojos le podrían transmitir.

-Porque- fue dicha con cierta duda en su voz antes de que su discípulo se acercara a donde estaba él, mientras que el sistema mandaba señales de alerta ante lo que debía de hacer, lanzar a Binghe al abismo, dio un paso atrás, deseando que todo esto fuera un sueño, donde el lanzarlo no fuera un dolor en su corazón, lo que no espero, la espada fuera colocada en el pecho del protagonista, solo para dar ese paso y clavarlo, esa acción solo logro que la espada fuera retirada y le mirase con notorio temor.

-Shizun no debe de tener miedo, todo saldrá bien, este discípulo acepta su destino- declaro Binghe al ver el miedo en su maestro, como deseaba que las cosas fueran de otra manera y poder cambiar su destino, pero, lamentablemente, aquella asquerosa cosa seguía jodiendo a su Shizun, no era tonto, sabía lo que estaba pasando, lo supo desde qué lo vio por primera vez, siendo acosado por ese demonio que dominaba las acciones, no quiso decir nada a su Shizun para no espantarlo, por el momento, guardo silencio hasta ahora,  si no existía otra manera para librarse de ese destino, entonces lo abrazaría, se aferraría a ese jodido destino que le tocaba y esperaba de manera paciente que su Shizun esperara por él, estaba seguro de que si, ya que, se le había metido hasta en la piel, haciendo todo lo posible para que su Shizun no pudiese olvidarlo.

 Ni siquiera otro toque de alguna otra persona, ni siquiera del bastardo de Liu Qingge.

Porque seamos sensatos, ustedes lo saben, él lo sabe, ese hermano marcial, giraba alrededor de su Shizun y él siendo aun joven, no podía hacer nada para cambiarlo, así que, con su caída y regreso triunfal, su Shizun le abrazaría con el cariño que tal vez guardaría para él, ante el tiempo que tardaría en salir del abismo.

Con esa idea en mente, comenzó a dar pasos hacia atrás, no importo la cara que puso su Shizun al ver la acción de su discípulo, solo se quedó quieto en su lugar...

El abismo sé cerro, mientras que las dudas se hicieron más latente, que sucedió con Luo Binghe.

...

Un Shen para bingheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora