Capítulo 16

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Advertencia: Este capítulo contiene violencia explícita, lea bajo su responsabilidad.

—¿Puedo decir que te lo dije? -le pregunté a Roy a la vez que caminábamos a la comisaria

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—¿Puedo decir que te lo dije? -le pregunté a Roy a la vez que caminábamos a la comisaria.

—No hay nada comprobado, Madeline —respondió ya harto.

—¿Acaso que todos estén enfermos al mismo tiempo a excepción de mi hija que fue la única que no comió esos dulces no es suficiente? —pregunté, él se frenó girándose hacia a mí.

—Déjamelo a mí, ¿sí? Ve a la universidad y trata de concentrarte en ello.

—No, amor, no te vas a liberar de mí tan fácil.

Mantuvimos nuestras miradas una fija sobre la otra, él era muy bueno con eso, te amenazaba más con los ojos que con otra cosa. Solté un gruñido rindiéndome.

—¿No hay nada en lo que pueda ayudarte?

Él negó como respuesta.

—Solo mantente al margen, será mejor que nosotros nos encarguemos.

—¿Y si escapa?

—Lo tendremos que perseguir.

—Su método es muy lento, deben conseguir hasta una orden para registrar su casa.

—Es nuestro trabajo, preciosa. No debes intervenir, te prometo que nuestra forma es la correcta.

—Correcta pero no siempre eficaz.

—Nunca te metiste con mi trabajo, ¿Por qué ahora sí?

—Porque ahora se trata de mi hija, y eso, eso significa que se meten directamente conmigo.

—A Violet no le sucedió nada.

—Podría haberle sucedido, si me hubiera desobedecido podría estar como esos niños en este preciso instante. No se lo perdonaré.

—Madeline, esto no es pelearse con una profesora porque en un acto escolar pusieron a Violet al fondo cuando crees que debe estar en la primera fila. No es cualquier cosa, estamos hablando de drogas, gente peligrosa.

—Justamente por eso no se merece que lo tratemos con delicadeza. Quiero verlo pagar, Roy.

—Haré todo lo que esté a mi alcance.

Roy me besó la frente y lo dejé seguir su camino para yo encarar hacia la otra dirección. Tomé mi celular y marqué al número de la Universidad diciendo que no iría, luego llamé al jardín donde Violet ya estaba. Le indiqué a la profesora de que me la pasara.

—¿Mami?

—Sí, amor ¿Cómo estás?

—Bien —respondió con voz risueña, aunque ni siquiera eso logró cambiar lo mortal de mi expresión.

Our Demons✔ [Dementia #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora