Luego de esa incómoda charla con Marvin tuve que cambiarme y prepárame por completo para ir a trabajar porque mi jefe me iba a cortar la cabeza si llegaba tarde una vez más. La semana anterior me había quedado con Roy y sin querer se me pasó la hora y fue lo peor. Así que no quería arriesgarme a toparme con un hombre con cara amargada y los brazos cruzados que me sermoneara acerca de lo que era ser una persona con obligaciones y responsabilidades que debía cumplir de manera correcta.
Por lo que llegué a mi trabajo justo a tiempo y fiché sintiéndome orgullosa de mí misma al ver sonreír a mi jefe. Me encaminé a la parte trasera del lugar para buscar en mi casillero los calzados correspondientes y me los puse. Así pasé la tarde con unos patines y un traje de los 80's paseando por mesas, del mismo estilo, anotando y entregando órdenes. Más tarde, me tocó cerrar y limpiar todo, por lo que estaba con los últimos detalles pasando un trapo por una mesa. Me sequé el sudor de la frente y observé como había quedado; las mesas de colores celestes, rosas y blancos brillaban por el lustre que les había pasado, los sofás de los mismos colores estaban lo suficientemente limpios para que uno se sintiera a gusto de sentarse en ellos sin que un chicle se les pegara o algo así, la barra también lucia bien. Exhalé aire quedando a gusto.
Estaba guardando ya mis cosas en el casillero cuando escuché un golpecito en la puerta que ya estaba con el cartel de cerrado. Caminé hacia allí.
Con precaución, me acerqué y observé a un joven de unos dieciséis años que miraba de un lado al otro con los ojos bien abiertos. Fruncí el entrecejo apretando mis labios al mismo tiempo, pasé mi mano por delante del vidrio para que me viera.
—¿Qué pasa? —dije a través de él.
—Déjame entrar, te lo suplico —respondió apretando sus manos en modo de ruego.
—Pero ¿por qué? ¿Qué sucede?
Entonces oí un disparo. Ahogué un grito, abrí con rapidez la puerta y la cerré con llave dejando entrar al chico que se lanzó debajo de una mesa; yo hice lo mismo proponiéndome hacer silencio.
Minutos después no se escuchó nada más hasta que la puerta se abrió de par en par y me acurruqué en mi lugar evitando ser vista. Respiré agitadamente sin desesperarme a comparación de la persona a mi lado que cada vez estaba más alterado.
El idiota nos delatará.
Pasos, el ruido de pasos resonó por el espacio y tragué saliva dificultosamente cuando logré visualizar los pies de quien había entrado. Avanzaron justo por delante de nosotros y sentí que el corazón se me estaba por salir. Siguió de largo y casi que solté todo el aire.
Nunca cantes victoria antes de tiempo.
Los pasos retrocedieron y se posicionaron donde antes. Solté un grito cuando la mesa se elevó unos centímetros y nos permitió ver a nuestro atacante. Sin embargo, en cuanto pude entender de quien se trataba y estreché los ojos negando con la cabeza, hasta diría que estuve a punto de soltar una risotada. Es que era el colmo.
—No puede ser —murmuré, poniéndome de pie.
El joven de cabello rubio teñido, lució confundido por mi actitud repentina. Y lo comprendía, yo acababa de pasar por un lado de un hombre con un arma en manos como si nada importara en la vida mientras que él temblaba del miedo.
—Esto no estaba en mis planes, lo aseguro —me contestó el armado bajándose su mascarilla que permitía ver tan solo sus ojos.
Esos ojos que ya reconocía como si los viera en el espejo cada día.
—Es un niño —reclamé.
—¿Qué está pasando? —preguntó el susodicho que estaba aterrado y confundido a la vez.
Paseó la mirada entre Matthew y yo detenidamente y luego se clavó en él permaneciendo allí.
—Lo que está pasando es que estás frente a un idiota —zanjé.
—No es necesario que te pongas así —me reprochó haciendo que pusiera mala cara.
Lo observé en silencio, aunque al instante volví mi mirada hacia el chico agregando:
—La verdad es que, no sé cómo es tu nombre, pero prefiero ni encariñarme, no tengo idea yo tampoco que es lo que está sucediendo aquí y quisiera que nos lo explicaran a ambos.
—Madeline...
—No, Matthew, ¿qué estás haciendo?
—No iba a hacer nada.
—¿Me crees estúpida?
—No te creo nada, solo no es necesario que te enteres todo lo que hago —refutó apretando sus dientes.
—¡Es un niño! —repetí.
—¡Y no le iba a hacer nada! ¡Madeline el disparo fue hacia quien intentaba hacerle daño! Carajo —maldijo golpeando una mesa libre con ambas manos para después revolver su cabello con violencia—, ¿Por qué tienes que hacer todo más complicado?
—¿Por qué siempre quieres hacerte el héroe?
Mantuvimos nuestras miradas clavadas una sobre la otra respirando agitadamente, él apretó las manos a sus costados y me di cuenta que yo estaba haciendo lo mismo. Seguimos así hasta que él corrió la mirada fijándola en el suelo y largó un suspiro.
—Solo vete y deja todo cerrado, ¿hay cámaras?
—Matthew...
—Que si hay cámaras- recalcó ya con la mandíbula contraía; negué con la cabeza-. Bien, nadie se enterara que estuviste aquí, llevaré al chico a casa. Tu solo... olvídate que esto pasó.
Quise seguir discutiendo pero él ya estaba bastante obstinado en no involucrarme más en eso y sabía que era difícil que cambiara de opinión. Ayudó a que el chico se pusiera de pie y le presionó el brazo sutilmente preguntándole como estaba, él respondió con un encogimiento de hombros y Matthew lo tomó como respuesta suficiente.
El ojiceleste me arrojó una última mirada advirtiéndome que hiciera lo que dijo y lo obedecí prácticamente escapando de la escena.
Manejé mi moto, sí, la misma que Tiff me había regalado, hasta la casa y me saqué el casco cuando estacioné revolviéndome el cabello, nerviosa, antes de ingresar a mi hogar.
Poner un pie dentro fue como transportarse de dimensión. Allí se encontraban sonriendo, asimismo, algunos tenían cara de enojados porque estaban jugando un juego de mesa en el comedor y parecía que a dos de ellos no les estaba yendo muy bien.
¿Eso era real? ¿O solo un espejismo?
Al escucharme, Tiffany, Marvin, Violet y Roy se voltearon a verme. Sus expresiones pasaron rápidamente a una de cavilación e hice una mueca.
¿Tan mal disimulaba?
—Día de mierda en el trabajo —mentí y ellos me creyeron.
Bueno, al menos sabes mentir.
Me puse a jugar con ellos, luego de tomarme una ducha, y tomé un pedazo de pizza de la caja que acababan de pedir. La comí distraídamente a la vez que arrojaba unos dados intentando solo pensar en ello. Sin embargo, las imágenes de esa noche volvían a mi cabeza, la imagen de Matthew volvía.
Maldita sea su complejidad de héroe.
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Sigan que es doble actualización ;)
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Our Demons✔ [Dementia #2]
Mystère / ThrillerTras ese doloroso acontecimiento, la vida de Madeline pendía de un hilo aún más que antes, aunque trató de sobrellevarlo como podía apoyándose en otras personas. Sin embargo, al instante en que abrió esa puerta y una oleada de recuerdos regresaron a...