Capítulo 31

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Me desperté cuando alguien empezó a darme suaves golpecitos en el hombro

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Me desperté cuando alguien empezó a darme suaves golpecitos en el hombro. Refunfuñé tratando de darle un manotazo, pero él sostuvo mi muñeca evitando que la moviera por lo que tuve que rendirme y abrir los ojos. Un ojiceleste estaba a centímetros de mi rostro observándome fijamente como si fuera una especie de obra de arte para analizar.

—Buenas tardes —murmuré regalándole una sonrisa de costado.

Al parecer, me había quedado dormida sobre su pecho mientras veíamos una película de "terror" en la televisión que me aburrió. Tardé en reaccionar acerca de lo embarazoso del momento, pero en cuanto lo descubrí, me separé de él y me incliné hacia adelante fijando mi vista en un punto al azar de la pared de en frente. Mi reacción lo descoló. Lo miré de reojo y su entrecejo arrugado hizo que me cuestionara si debía haberme alejado o quedado.

No éramos nada, no podía hacer eso, seguía enojada con él, aún me ocultaba muchas cosas y Roy... aún pensaba en él. No, definitivamente correcto no era.

Déjamelo a mí entonces.

Mi próximo asesinato será a mi conciencia, lo juro.

Te escucho.

Mejor.

Él se puso de pie dándome la espalda, nos quedamos en silencio y de soslayo vi como sacaba un paquete de cigarros y se llevaba uno a la boca. Se aproximó a la ventana y corrió un poco la cortina para que le diera lugar donde expulsar el humo que estaba inhalando. Le dio una calada y apretó los labios, giró un poco su torso hacia mí entonces corrí mi mirada.

—¿No se supone que usabas eso para pensar? —solté sin pensarlo.

—Tengo tanto en mi cabeza que en cualquier momento puede reventar. Cada día, a cada hora, a cada minuto surge algo que me molesta y la única manera que encuentro es encendiendo un cigarrillo y dejando que, por un segundo al menos, los problemas se vayan en él.

—Que profundo, Hendrix.

Aun viéndolo de reojo, seguí sus pasos hasta el tacho donde arrojó el cigarrillo después de apagarlo. Alcé una ceja cuestionándolo.

—Apenas lo has comenzado.

—¿Sabes cuándo solía fumar?

—¿Cuándo?

—Cuando tú no estabas a mi lado. Parece que hay algunas costumbres que no he perdido.

Eso aclaró mi duda y, de paso, hizo que mis mejillas se encendieran cosa que intenté ocultar.

—¿Matthew?

—¿Sí?

—¿Has tocado algo más que no fuera tabaco?

Se tensó y yo solté aire por la nariz.

—¿Últimamente? Sí, múltiples veces —admitió finalmente.

Our Demons✔ [Dementia #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora