Prisionero de la muerte

Capítulo IV

Niall sin pensarlo dos veces salió apresuradamente del lugar y le dió un gran abrazo a Harry, ambos lloraban, ninguno de los dos pronunciaba una sola palabra, con sinceridad, era mejor que sea así.

El ojiazul era una persona muy sensible, se había encariñado con el menor y verlo en ese estado no era lo más lindo del mundo, odiaba ver el sufrimiento de los demás y siempre intentaba hacer todo para alegrarlos, pero lamentablemente esta vez sabía que no sería posible, lo único que podía hacer era estar con él, acompañándolo en este triste momento.

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Recién pudo conciliar el sueño a las 3 de la mañana, el rubio le había dado una pastilla para calmarlo, la cual hizo efecto 4 horas después. Tenía los ojos tan hinchados que seguramente sus ojeras podían ser utilizadas para guardar las compras del super mercado.

Niall estaba sentado en una silla la cual estaba colocada en una de las esquinas de la pequeña habitación, decidió quedarse con el ojiverde ya que sabía que si despertaba iba a necesitar toda la compañía necesaria, y sabía que el menor no tenía a sus padres para brindarle aquello tan anhelado.

Durante casi todo el tiempo restante Harry no realizó ningún movimiento grande, hasta que por un momento balbuceó algo como "Gracias por estar conmigo". El rubio iba a contestar hasta que vió que el menor estaba dando un abrazo, en realidad no había nada, era solo un espacio vacío, supuso que estaba soñando con uno de sus familiares o amigos, así que no respondió para no interrumpir su sueño.

Creyó haber visto que la cama se movía junto a Harry, pero seguramente era su cansancio que le hacía visualizar cosas que de ninguna forma podían estar sucediendo.

Decidió descansar por un momento, los cuales fueron tan sólo unos pocos segundos.

— ¡Aaaaaaaaaaaaa! ¿Quién eres? ¿Por qué estabas con mi padre y por qué ahora estás aquí? — su cara reflejaba horror, miedo.

— ¿Harry que estás haciendo? — preguntó Niall realmente confundido, no era normal ver a un chico gritándole a... literalmente a nada.

— ¡¿Acaso estas ciego?! ¿No ves al tarado que está al frente mío? Estaba con mi padre y él ahora está aquí — dijo histérico mientras señalaba a... bueno.

— Primero que nada, buenos días. Segundo, sólo tú puedes verme y escucharme ahora, así que si no quieres que piense que estás loco y te de una medicina o llame a alguien más, dile que fue algo de tu mente, o lo que quieras inventar. — Dijo el chico que de alguna forma se había metido a su habitación, mientras caminaba por el lugar con una gran y burlona sonrisa en su rostro.

El menor no sabía lo que estaba pasando, sin embargo no tuvo más remedio que obedecer.

— No pasa nada, al parecer seguía soñando despierto. — Intentaba sonar algo divertido, pero la expresión de su rostro lo delataba.

— Eh, claro. Yo... mejor ya me voy, adiós.

Niall se fue y justo después de eso Harry cerró la puerta, se encontraba mirando con "seguridad" (era más nervios que ser humano) al chico que se encontraba frente a el. — ¿Me vas a decir ahora quien es el chico que amablemente apareció mientras mi padre moría y luego en mi habitación mientras agarraba mi mano y se acostaba junto a mí? — comentó sarcásticamente.

— Con gusto, caballero. — dijo contestando con el mismo tono del rizado — Me llamo Louis, tengo dieciocho y no soy nada más y nada menos que... — con sus manos toca un tambor imaginario — la muerte.  — comentó finalmente al mostrar sus palmas mientras fingía una cara de sorpresa.

— Sí, claro. Estoy despierto, y la muerte llamada Louis, esta frente a mí. Normal y real. Obviamente se que estoy dormido, en cualquier momento voy a despertar y me daré cuenta de que todo fue una simple, y muy extraña, pesadilla.

— ¿Quieres que te despierte?

Harry ni siquiera pudo contestar, Louis le había dado una cachetada. — Eso dolió.

Pasaron varios minutos y nadie dijo nada, Harry decidió romper el silencio.

— Supongamos que eres la muerte. Entonces... ¿te llevaste a mi padre hace varias horas y ahora estas parado al frente de mis ojos como si no hubieras hecho nada? — intentó sonar rudo, pero las lagrimas que desfilaban sus mejillas no ayudaron.

— Yo no decido eso, yo solamente debo llevarme sus almas al lugar al que pertenecen, se que no merecías perder a toda tu familia así, pero es algo que simplemente sucede, la muerte es algo que viene sin aviso previo. Por esa razón debemos disfrutar cada momento de nuestras vidas, no sabemos cuando podemos perderla. — Louis estaba algo avergonzado, ni siquiera sabía la razón, quizás había la posibilidad de que sea porque ese rizado era el primer ser humano con el que hablaba después de lo que le sucedió meses atrás.

Harry dejó de escuchar cuando su acompañante pronunció las palabras "perder a toda tu familia", sintió como su cuerpo se quedaba estático, su rostro estaba congelado, ni siquiera tenía una expresión exacta, mejor dicho, su rostro no tenía una expresión alguna.

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— Con amor, la hija de Louis Tomlinson y Harry Styles.