Capítulo VII

171 30 60
                                    

Los recuerdos entraron sin previo aviso a su mente abofeteándolo de forma energética, quería dejar el pasado y comenzar perentoriamente una nueva "vida", si es que se le puede llamar vida a aquella mierda.

Ese fue su paralogismo más grande.

— • —

— Hoy será el gran show, Lou se ve precioso, no puedo creer que nuestro bebé vaya a cantar por primera vez en público. Le ha costado tanto, por fin todo valdrá la pena. — comentó Jay a su esposo, el cual estaba junto a Louis, estaba increíblemente orgullosa de su pequeño, acababa de cumplir 18 y pronto estaría liderando su propia banda musical.

El pequeño quería triunfar en la música, esa pequeña competencia sería el comienzo de todo su éxito.

Awwww, te amo demasiado mami. — le dijo Lou justo antes de abrazar a su madre, estaba completamente agradecido — ¿puedo salir un momento? quiero comprar algo para calmar un poco los nervios, el programa comenzará en quince minutos y yo debo cantar en media hora así que no creo que haya problema, ¿si? — mostró una carita realmente tierna.

Su madre accedió, dando un suave beso en la cabeza de su hijo para despedirse de él, entró al lugar junto con su esposo para luego sentarse con su mejor amiga y su primogénito, Harry.

Por fin sus hijos iban a conocerse.

— • —

Louis abandonó el lugar para dirigirse a un local cercano en el cual vendían refacciones y bebidas, no pudo llegar ya que un badulaque y adocenado chico de su colegio se había puesto de pie frente a el sin darle paso.

— Hola, Louisa.

— Mi nombre es Louis, deja de molestarme, maldita babieca. — El menor intento pasar, pero en un rápido movimiento Peter lo agarró de los brazos apresándolo con los suyos.

— ¿Crees que tienes el maldito derecho de hablarme así? ¿Y qué mierda es babieca, me estás queriendo poner el nombre de un puto animal? Tú fuiste el que arruinó nuestra amistad volviéndote un puto maricón diciéndome "Peter me gustas, ¿Quieres salir conmigo?" — dijo imitando al menor de manera mordaz. — Ridículo de mierda. No pienses que te dejaré tranquilo, me hiciste creer que éramos amigos para luego intentar volverme un maricón como tú. Y luego terminar chillando como un imbécil rogándome que no le contara a nadie sobre tus mariconadas, las personas necesitaban saber la clase de rarito que eras, que pena, perdón por quitarte tu popularidad maricón idiota.

— ¿Por qué intentas recordar tanto lo qué pasó hace un año, te gusta hacerlo acaso? ¿te gusta recordar que yo sentía cosas por ti? ¿no me has superado acaso, Peter?

Eso hizo que el mayor llegara al límite, sin cuidado jaloneo al más pequeño hasta llevarlo a un callejón cercano. — Me las vas a pagar, cada una de las cosas que me has hecho, maricón de mierda.

Louis sonreía con descaro, tenía miedo pero no lo demostraba, planeaba su escape, así que pateó al más grande en su entrepierna, empezó a correr pero no llegó demasiado lejos, otro chico apareció junto con una navaja en su mano derecha volviendo a encerrarlo en aquel angosto callejón. Esta vez ni siquiera intentó disimular su miedo, empezó a llorar, pidiendo perdón a ambos chicos, suplicando por su vida.

— Temblaste, maldito marica. — Dijo Max, el chico que había llegado recientemente al lugar mientras reía. — Tranquilo, solo serán unos pequeños rayones, se dañará un poco tu linda piel de porcelana pero no te preocupes., dolerá, y mucho, pero no creo que mueras.

Prisionero de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora