Capítulo XXVI

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Sus meses juntos habían sido realmente hermosos, todo era perfecto, lo único que podía ver Harry era el océano en los ojos de su novio, y Louis podía perderse en aquel verde bosque.

Aun así cada vez era más complicado, nadie podía saber nada acerca de su relación a excepción de Zain, era tan difícil para el rizado ocultar cosas a sus mejores amigos, las personas de su colegio no importaban al igual que sus maestros, pero cada vez sentía más presión.

Había pasado, de nuevo, uno de los peores días de su vida.

— ¿Cómo te fue con la psiquiatra cariño?

— Bien. — Sonrió seca y sarcásticamente para luego dirigirse a su habitación.

¿Me vió cara de idiota o masticó agua?

— ¿Amor? — Empezó a golpear la puerta, Harry se había encerrado.

— ¿Qué quieres? Tengo sueño.

— ¿Puedo entrar?

— Es tu cuarto también.

Ya dentro de la habitación se recostó a su lado siendo la cuchara grande, y Harry claramente la cuchara pequeña.

— ¿Qué te hizo esa loca? — Tenía miedo, pero no podía demostrarlo, Harry se pondría peor.

— Nada. — Su voz temblaba, mala señal.

— ¿Nada? Te conozco, eres mi novio, confía en mí, ¿Si cariño? Te quiero.

El menor se llenó completamente al volver a sentir esos labios chocando con su cuello.

— No fue la psiquiatra. — Tomó una pausa para respirar. — Fue en el bus.

— ¿Alguien te hizo algo?

— No directamente. Estaba sentado, tranquilo, solo quería venir a casa y abrazarte mientras te digo lo lindo que eres.

— ¿Qué pasó luego?

— Sentía que alguien estaba mirándome, no le di importancia pero luego de unos momentos giré y me di cuenta de que un viejo estaba... tú sabes lo que quiero decir. — Estaba aguantando demasiado, no podía ser tan débil.

— Hay muchas opciones, tal vez... ¿Drogandose? — Sabia que Harry estaba un poco alterado, así que empezó a jugar con su cabello, eso lo tranquilizaba.

— No, Louis. Estaba tocándose ahí mientras me miraba con cara de viejo podrido. — No pudo más, se volvió pedazos a su lado. — Tuve que aguantar eso durante demasiado tiempo, veinte minutos quizás, no lo sé, todo se puso borroso y yo solo quería que parara. Cada cosa que pasa es peor, me siento mucho más sucio que antes, me da vergüenza saber que me estás tocando, no por mí, por ti.

— No estás sucio cariño, deja de decir eso, eres lo más hermoso, limpio, y puro que he conocido, no miento, estoy enamorado de ti, Hazza, y eso no va a cambiar nunca, no me da vergüenza tocarte y créeme que eso jamás pasará. — Lo giró y empezó a besarlo con desesperación, no de manera sexual, quería de alguna forma que Harry entendiera que para él no está contaminado, sabía como se sentía y no quisiera que su novio se sintiera más de esa forma, pero aquel idiota era el iceberg que derrumbaba su Titanic.

— Boo.

— ¿Mhm?

— ¿Podemos estar así por miles de años?

— Estaría contigo hasta cuando nuestras almas se quemen en el infierno. Amor, ¿Puedo decirte lo que siento por ti?

Harry asintió antes de besar su mejilla y sonreír.

Prisionero de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora