Capítulo 12

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*Historia creada/escrita por Chispasrojas [Beatriz Ruiz Sánchez]. Libro publicado en formato físico en Amazon. Si quieres apoyar a la autora, puedes encontrar contenido exclusivo en Patreon.com/chispasrojas.

Capítulo 12. Latido inmortal

El azabache empujó la puerta de su habitación, atrapó a Taehyung de pie, husmeando entre sus cosas entretenidamente. Parecía estar comprobando qué diantres era esa bola de cristal rellena de agua y copos de purpurina que yacía en una balda de la estantería, junto a sus antiguos apuntes universitarios.

—Oh, ya veo que estás tomando confianza en ti mismo —apreció Jungkook desde el marco de la puerta.

—¡Ah! —Taehyung se sobresaltó levemente, soltó lo que estaba toqueteando y le miró con unos pómulos sonrosados—. N-no quería tocar tus cosas, lo prometo.

El rubio regresó como un pato mareado hasta el borde de su cama, se sentó allí de rodillas, con las piernas flexionadas bajo su cuerpo.

—Está bien, no me importa que metas tus manos entre mis cosas —dijo Jungkook encantadoramente, atravesó el dormitorio con unos pasos lentos, e hizo una mueca divertida—. Excepto por el primer cajón de la cómoda. Ese lugar es peligroso.

—¿Qué hay en el primer cajón? —dudó Tae ingenuamente.

—No puedo decírtelo —contestó el humano, acto seguido tiró de la silla de ruedas de su escritorio, y se repantingó en ella, girando levemente hacia la sirena—. Lo lamento.

—Oh.

En realidad, allí sólo estaban sus camisas negras y calzones.

—¿Ese auto que escuché era el de Hoseok?

—No es su auto, pero sí, acaba de marcharse.

—Hmnh —Taehyung bajó la cabeza, se toqueteó el pelo nerviosamente—. J-Jungkook, gracias por traerme a tu hogar después de... lo que pasó anoche....

Las comisuras de los labios de Jungkook se curvaron levemente, él hubiera deseado expresarle que sentía mucho la desaparición de su cola de sirena y que averiguarían cómo había sucedido, pero el chico ni siquiera mencionó el tema del mar y se mostró repentinamente ilusionado por estar allí con él.

—Pero tengo corazón, ¡mira! —Tae extendió la palma de su mano para que la tomara.

Jungkook dubitó unas décimas de segundo, se arrastró sobre la silla ligeramente y se aproximó al chico dejando que tomase su mano. Taehyung llevó su mano su pecho, junto al colgante del trozo de coral que una vez le regaló. Sintió el pálpito de la sirena por encima de la camiseta, bajo los dedos de sus manos que ahora se habían vuelto cálidos. Sus párpados se cerraron a causa de su sonrisita.

—¿Puedes sentirlo?

—S-sí —contestó Jungkook en voz baja—. Te dije que tenías uno.

«Pero, ¿por qué se había activado?», se preguntó.

—Hace unos días tuve esa sensación —Tae soltó su mano lentamente.

Jungkook apartó los dedos, volvió a apoyar los codos sobre sus propias rodillas y el mentón sobre un puño mientras le miraba.

—¿Hace unos días? —preguntó el humano atentamente—. ¿Qué?

—No sabía que estaba ocurriendo —trató de explicarle—. Quería decírtelo, pero apenas tuvimos tiempo la última vez que nos vimos, y...

—Espera —Jungkook se incorporó en la silla, humedeciéndose los labios—. ¿Qué fue exactamente lo que sentiste?

—U-un dolor... aquí —el rubio volvió a poner una palma por encima de su pecho, con los iris perdidos—. Y una calidez extendiéndose por mi cuerpo. También sentí frío. Y como si algo me estuviese estrangulando.

Blue Tail ⋆ Kookv [Chispasrojas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora