Capítulo 08

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*Historia creada/escrita por Chispasrojas [Beatriz Ruiz Sánchez]. Libro publicado en formato físico en Amazon. Si quieres apoyar a la autora, puedes encontrar contenido exclusivo en Patreon.com/chispasrojas.

Capítulo 8. Tierra azul

El plácido mar se extendía ante sus pupilas, frío, calmado, azul. Suaves olas acariciaron los dedos de sus pies, arrastrando la arena bajo sus talones con un hormigueo. Una suave voz tarareó una canción sin letra. Una campana de viento tintineó en sus oídos. Cuando su cola se sumergió en el horizonte, fue como si su corazón se lo tragase la misma mar. Después, dejó de sentir cualquier emoción. La arena se volvió cobalto, el agua se secó. Frente a él; un desierto azul, donde ya nada más tenía sentido.

Jungkook se despertó. Instantes más tarde, apoyó los codos sobre el poyete de su ventana.

«Eso era lo que obtendría liberándole», pensó. «Dejaría de verle para siempre. ¿Por siempre?». Su corazón debatió con su egoísta instinto humano. Pero el sonido de un serrucho llegó hasta sus oídos, sacándole del trance. Él bajó la escalera de casa, atravesó la pequeña entrada y pasó al salón. Desde la puerta corrediza, pudo ver el porche de azulejo. Yoongi estaba más activo de lo habitual, comenzando a trabajar su proyecto artesanal.

En la radio resonaba con un hilo musical de fondo, siendo abruptamente interrumpida por una voz femenina: «¡El próximo sábado, podrás conseguir tu entrada gratuita para el gran espectáculo del gran acuario de Geoje! Consulta los requisitos de participación en nuestra página web».

El pelinegro se aproximó a su compañero de piso contemplando sus materiales, guantes de nylon, cinta métrica, y una bolsa de semillas y fertilizante para plantas acuáticas.

—¿Plantas marinas? —pronunció Jungkook con sorpresa.

—Beneficiosas para el cutis —anunció Yoongi orgullosamente—. Les haré su propio estanque.

—¿Desde cuándo te preocupas por tu cutis? —sonrió el más joven.

—Desde que pasé la barrera de los veinticinco —soltó Yoongi con voz pedante—. Y tú no estás tan lejos, Peter Pan.

Jungkook se rio con una voz aguda, se acuclilló a su lado viendo su labor con el serrucho.

—¿Puedo ayudarte?

—Mira, Kook —se pasó una manga por la frente para apartarse el sudor—. A partir de mañana, de este trozo, para allá —señaló, indicando bien las proporciones—, es mi zona zen, ¿de acuerdo? Nada de tocar mi propio espacio.

—Huh, ¿recuerdas la última vez que tuvimos un bonsái? —le arrojó Jungkook, desorientándole—. Murió disecado.

—Y mi cactus, ahogado —agregó Yoongi con la boca pequeña.

—Pensé que murió porque te sentaste sobre él.

Yoongi hizo una mueca.

—Eso sólo pasó una vez —se excusó apretando un puño en alto—. Y el único que sufrió en ese incidente fue mi trasero. Además, lo bueno de tener plantas acuáticas, es que no es necesario regarlas.

Jungkook se pasó una mano por la mandíbula. Sabía que había llegado el momento de decírselo, pero el riesgo que corrían con una información como esa le obligó a reconsiderar las cosas. No quería perturbar a Yoongi, no obstante, lo sabría tarde o temprano.

—Y, ¿cómo llevas las clases de... bricolaje? —preguntó lentamente.

—Mejor que las de la universidad, ¿por? —Yoongi arqueó una ceja.

Blue Tail ⋆ Kookv [Chispasrojas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora