Capítulo 23

16.6K 2.3K 1.6K
                                    

*Historia creada/escrita por Chispasrojas [Beatriz Ruiz Sánchez]. Libro publicado en formato físico en Amazon. Si quieres apoyar a la autora, puedes encontrar contenido exclusivo en Patreon.com/chispasrojas

Capítulo 23. As de corazones

Yoongi lanzó el teléfono contra su cama tras una tercera llamada perdida a Jungkook. Sabía que no volverían, probablemente se habían conseguido una condenada habitación o estarían haciendo algo potencialmente estúpido en un lugar poco seguro. ¿Es que nadie iba recordarles que estaban en una situación límite?

Fuera como fuese, pasó la noche con un ojo abierto, tanto por la marcha de Jimin, como la desaparición de los otros dos. Se levantó antes de que saliese el sol y recogió la cocina. Más tarde salió al porche y suspiró, perdiendo sus iris en el amanecer tras una errática noche.

—¿Dónde diablos está todo el mundo? —farfulló con ganas de patear su propia zona zen, la cual no logró ayudarle demasiado.

Luego, salió de la ducha sacudiéndose el pelo con una toalla. Se puso una camiseta negra y volvió a mirar su teléfono. Afortunadamente, había recibido un mensaje de texto de Jungkook.

Jungkook (8.53am): Lo siento, nos quedamos durmiendo... ¿va todo bien?

Yoongi (8.57am): Capullo. Me parece genial que te escapes una noche con tu musa, pero, ¿podrías al menos comprar el pan? Y una docena de huevos. Y beicon. Desayunaré como un rey.

Jungkook en línea (8.58am): Ok.

Yoongi (8.58am): ¿Y ya está? No vas a decirme dónde os habéis metido. Lo pillo.

Jungkook (8.58am): :D

Yoongi (8.58am): :D???? Oh. Vale.

Jungkook (8.59am): Tardamos unos minutos. Hasta luego.

Yoongi bloqueó el teléfono justo después de eso. «Noche de amor y pasión», pensó. Lo veía justo después de tanto tiempo. Él se centró en hacer su cama, recoger el desastre de su dormitorio y ponerse unos jeans decentes que no pareciesen recién sacados de la secadora. No supo cuánto tiempo pasó, pero cuando el timbre de la casa resonó en sus oídos, alzó ambas cejas imaginándose un buen desayuno con huevos fritos y beicon.

Bajó la escalera desgarbadamente, rascándose la nuca. Fue hasta la puerta, olió su propia camiseta preguntándose de dónde salía ese aroma tan varonil y cuando alzó la cabeza, se encontró con el único ser del planeta que no había esperado allí.

Kim Namjoon. Y tras él, dos castaños, uno alto y elegante, y el otro con mechas rubias y aspecto sureño. Yoongi les reconoció, por supuesto que lo hizo; Seokjin estaba tras Namjoon, y Hoseok, a unos pasos más atrás, junto a un Volkswagen negro recién aparcado. Su mirada fue casi de reojo, como si hubiese algo de lo que no estaba orgulloso. Seokjin permanecía sereno, y el señor Kim, ni siquiera presentó una lectura visible en su rostro.

Yoongi empujó la puerta para cerrarla tan pronto como se percató de qué diablos estaba pasando.

—Lo siento, no compro biblias —soltó.

«Les habían traicionado». Jin, Hoseok. Cualquiera de los dos. Puede que ambos. ¿Qué diablos? Jungkook le dijo que habían sido mejores amigos en el pasado. Y ese tipo de vínculos nunca se perdían, ni cuando uno era lo suficientemente adulto como para desprenderse.

La puerta no se cerró, Seokjin metió la punta de su zapato y Namjoon empujó la puerta en la otra dirección, iniciando un forcejeo seguido de unos cuantos imperativos.

Blue Tail ⋆ Kookv [Chispasrojas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora