Capítulo 21

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*Historia creada/escrita por Chispasrojas [Beatriz Ruiz Sánchez]. Libro publicado en formato físico en Amazon. Si quieres apoyar a la autora, puedes encontrar contenido exclusivo en Patreon.com/chispasrojas

Capítulo 21. Surcando aguas

Al día siguiente, Taehyung se puso en contacto con Jimin y terminaron encontrándose cerca de los muelles de Geoje. En cuanto llegó, Jimin le abrazó y sin soltarle, miró de soslayo a Jungkook, como si quisiese cerciorarse de que aquel humano seguía empecinado en robarle la inmortalidad a su hermano. No obstante, no fue tan frío como la primera vez. Bajó su caparazón para hacerles compañía y el pelinegro logró acercarse a él y entablar una conversación civilizada.

En los noventa años que Jimin había permanecido entre mar y tierra, se consiguió un trabajo que le permitiese pasar desapercibido y vivir como uno más. Según lo que le dijo él prefería estar lejos del agua para evitar problemas, pero nunca viajó al interior. Alejarse de las costas le causaba náuseas.

—Entonces, ¿trabajabas en un museo? —formuló Jungkook mientras caminaban.

—No era un museo, era una casa de subastas de Arte y Joyas —dijo Jimin, con los iris perdiéndose entre los pequeños barcos estacionados junto a los que paseaban—. Ahí es donde conseguí ese tomo. Es una auténtica joya, pese a que muchos creen que es una invención o una simple fantasía. Cuando lo encontré, se vendía por veinte millones de wons —tuvo una pausa—, yo sólo tuve que guardarlo en mi bolsillo. Y chas, ¡desapareció!

El pelinegro exhaló una sonrisa.

—¿Dónde vivías?

—Estuve en Incheon durante quince años y luego tuve que buscarme una nueva residencia cada diez.

—¿Por qué? —afinó su mirada.

Jimin le miró de medio lado.

—Porque no envejezco. Los mortales se dan cuenta de que no lo haces, con el tiempo.

—¿Y los archipiélagos? ¿No es el típico lugar que adoraría una sirena?

—Nah, no. El agua salada es un peligro, aunque me gustan las fiestas y que la gente extranjera vaya y venga siempre. Es divertido —comentó despreocupadamente—. Japón está bien. En una ocasión tomé un avión, y...

—¿Y?

Jimin sonrió amargamente. Jungkook supuso que debía ser divertido.

—Fue horrible, las alturas son terribles. Casi tanto como las zonas interiores de los continentes —expresó, bajando la voz—. Es como si no pudieras respirar.

El azabache no dijo nada, fue la primera charla normal que tuvo con Jimin, en lo que Taehyung y Yoongi caminaban a unos pasos por delante, sumidos en algún tipo de conversación tronchante. Él llevaba una pequeña nevera cargada de botellines de cerveza en la mano y Jungkook una bolsa con sándwiches preparados y otros aperitivos. En su espalda, una mochila con toallas, que había sacado del maletero del coche de su compañero.

—¿Crees que aparecerán más devoradores...? —preguntó en voz baja.

—No. No mientras estemos Tae y yo.

Jimin se pasó una mano por el cabello rubio, peinándoselo hacia atrás.

—Aunque sería más útil que él tuviese ese anillo —no pudo evitar soltárselo—. Es absurdo que te haya dado algo tan personal; una sirena no es nada sin su cristal.

El ojiazul sonó tan firme, que la conversación quedó ahí. Jungkook ni siquiera se vio afectado por su comentario, él pensaba lo mismo, pero Taehyung insistía en que debía tenerlo. Justo en ese momento, llegaron al pequeño yate. Yoongi subió el primero a la cubierta, desbloqueó la puerta de la cabina, así como la del camarote y luego se perdió en el interior.

Blue Tail ⋆ Kookv [Chispasrojas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora