Arizona
Nos encontrábamos con Callie esperando a que me llamaran para mi cita con el Dr. Webber.Estaba realmente nerviosa por saber qué pasaría conmigo.
Luego de algunos minutos llamaron, por lo que nos adentramos en el consultorio.
— Buenos días Arizona— dijo el hombre feliz— ¿Cómo has estado?
— Buenos días— sonreí vergonzosa— He estado bien— observé a Callie que se encontraba a mi lado, un poco callada— Ella es Calliope— los presenté
— Es un gusto— sonrió el hombre
— Igualmente— contestó Callie con una pequeña sonrisa
— Bien, ¿cómo has estado con tu alimentación?
— He estado mejor, creo— susurré
— ¿Has comido todo?— preguntó confundido
Asentí.
— Pero... hay algo más— dije apenada
Callie tomó mi mano por debajo de la mesa, dándome la fuerza para continuar.
— He vomitado algunas de mis comidas
El Dr. Webber suspiró, tal vez un poco decepcionado.
— Pero, ahora me siento bien Dr., me refiero a que, ya no quiero seguir con mi dieta
"Supongo que el mensaje cliché es "nunca te rindas". Yo prefiero decir: "aprendé a convivir con tus sombras". Y no más."
— Cielo LatiniCallie me observó asombrada por mis palabras.
— He trabajado en mí y en cómo me siento, quiero parar, pero necesito ayuda
El hombre sonrió apenas.
— Eso era lo que quería escuchar Arizona, ahora, ponte la bata, vamos a pesarte
Asentí y me dirigí a la habitación para poder cambiarme.
[...]
Calliope
Luego de la cita con el Dr. Webber, nos dirigimos a casa de Arizona.Al llegar, su madre estaba preparando la cena, por lo que con la rubia nos encargamos de colocar la mesa.
— Le has caído muy bien a mis padres— susurró
— ¿De verdad?— sonreí en su dirección
Ella asintió feliz.
— Wow— reí
— ¿Qué?— ella se acercó a mi con una sonrisa
— Es solo que pensé que no les agradaba— confesé nerviosa
Arizona rió dulcemente.
— No estés nerviosa...— susurró cerca de mi— Les agradas
Ambas sonreímos, mientras nos observábamos.
¿Se haría algo común entre nosotras el observarnos así?
Eso espero.
Me sentía muy bien teniéndola tan cerca, era agradable estar con ella.
Aún no descubría que era lo que realmente me llamaba la atención en ella.
Era como una brisa fría pero al mismo tiempo cálida.
Tal vez lo que me atraía de ella era que se llevaba mis problemas, esa linda sonrisa podría llevarse cualquier cosa.
— Chicas— Bárbara ingresó a la sala, haciendo que nos separáramos.