Capítulo 2: "Psicóloga ácida"

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"Entiendo que lo único peor que sentir dolor es no sentir absolutamente nada"

- Abzurdah, Cielo Latini

Arizona:

— Así que... Arizona, estás aquí para que hablemos— sonrió amablemente la mujer— Cuéntame ¿Cómo fue tu semana?

— ¿Enserio vamos a estar una hora y treinta minutos hablando de cómo fue mi semana?— expresé exhausta, luego de ver el reloj en la pared

— Solo quiero saber cómo te sientes

— Me siento bien, estoy perfecta— dije indiferente

— ¿Entonces por qué tu madre te trajo?— ella cruzó su pierna por sobre la otra, mientras escribía quien sabe qué en su libreta

— Porque piensa que estoy enferma— murmuré molesta

— ¿Y lo estás?

¿Qué rayos?

— No— dije en seco

— ¿Comes bien?

— Como lo justo y necesario para sobrevivir— crucé mis brazos molesta

— ¿Estás segura?

Asentí.

— Bien, cuéntame acerca de ti— sonrió apenas

¿Era una psicóloga o una chismosa?

Debo admitir que soy una persona reservada, no me gusta hablar acerca de mi. Creo que por eso no tengo amigos, porque no cuento mis problemas hasta que exploto y cuando lo haga, no les gustaría estar cerca.

Me considero una persona hiriente cuando estoy enojada, otra razón por la que no tengo amigos.

Tal vez la verdadera razón es que cuando sucedió lo de Christopher nadie me creyó. Todos me tomaron por loca, hasta que se dieron cuenta cuan lastimada estaba.

Siempre he pensado que la gente te hace llegar al límite, y cuando caes por el precipicio todo intentan tomarte la mano.

Todas las personas son malas, crueles y egoístas. Todas te tienen cerca cuando necesitan algo de ti, cuando ya no tienes nada que darles te empujan a un lado.

Al igual que la familia, jamás he tenido una relación fluida con ellos.

¿Saben lo que es sentirse excluida? Yo si.

Siempre me dijeron que a la familia hay que amarla, solo por ser de la misma sangre, pero ¿Qué pasa cuándo ellos no te quieren a ti?
Es doloroso, se siente como si te quemara.

Todo ese amor que deberían darte, la protección, el sentirse en casa... No existe, es mentira.

Las personas eligen si quererte o no, y ellos nunca lo hicieron.

Sentirse un cero a la izquierda provoca vetar a todos de tu vida, provoca no quererlos, un desapego sentimental tan fuerte que jamás se podrán crear nuevos lazos.

Eso es sentirse excluida, sentirse la oveja negra de la familia, pero no porque tú estés mal, si no porque ellos lo están y no aceptan que pienses diferente.

Entonces, ¿Soy la oveja negra o la blanca entre tantas oscuras?

Creo que no lo sabré hasta que encuentre otros horizontes, lejos de la toxicidad que invade mi alma por ahora.

Creo firmemente que cuando encuentre un lugar lejos de aquí, me sentiré plena.

— ¿Arizona?— dijo la mujer llamando mi atención

Hold onDonde viven las historias. Descúbrelo ahora