Arizona
El día finalmente llegó, no podría describir como es que me siento... Realmente me siento perdida."No sé si te volveré a ver algún día
Don't know if I'll see you again someday
Pero si estás ahí afuera, espero que estés bien
But if you're out there, I hope that you're okay."Esperaré por ella, juro que la esperaré para siempre. Sé que Callie es la mujer para mi, lo presiento.
Ambas volvimos a casa al día siguiente por la tarde, yo aún debía terminar de empacar mis cosas y Callie quería ayudarme.
— ¿Crees que pueda quedarme con alguna de tus blusas o tus chaquetas?— susurró la morena mientras observaba mi closet.
Me acerqué a ella por detrás, dejando mi rostro en su hombro. Mis brazos sujetaron su cintura firmemente.
— Puedes quedarte con lo que tú quieras pequeña— sonreí apenas y deposité un beso en su mejilla.
— ¿Puedo quedarme contigo?— preguntó tristemente.
— Ojalá— susurré.
— Te amo Arizona
— Yo igual te amo Calliope— besé su hombro y nuevamente me dirigí a las cajas.
— Me quedaré con esta blusa y esta chaqueta— chilló.
La morena había tomado entre sus manos la ropa que había usado el día que nos conocimos.
Sonreí llena de melancolía al recordarlo.
— Claro...
"Nada es para siempre, nada es tan bueno como parece
Nothing's forever, nothing is as good as it seems
Y cuando las nubes se arreglen
And when the clouds are ironed out
Y los monstruos se infiltran en tu casa
And the monsters creep into your house
Y cada puerta es difícil de cerrar
And every door is hard to close"Callie se colocó la ropa con cuidado, dejándome ver, tal vez, por última vez su cuerpo.
— Jamás podré olvidar lo perfecta que eres— mordí mi labio inferior.
La morena se acercó lentamente hacía mi y me abrazo fuerte, comenzando a llorar en mi hombro.
— Voy a extrañarte, por favor no te vayas
— Créeme que si pudiera no me iría jamás...— la acerqué con fuerza a mi cuerpo.
No quería despedirme de ella, no quería soltar esa parte de mi. Calliope me había salvado de mi misma, y ahora debería dejarla ir.
Ella me había sacado de lo profundo de una tumba y me había llevado hacia lo más profundo del paraíso.
Ahora entiendo porqué la psicóloga decía que Callie era mi ángel.
[...]
— Ya es hora...— susurró mi madre.
Asentí.
Todos salimos de la casa para darle un último adiós. Me paré justo frente a la casa, recordando cada momento.
Aún podía recordar el olor de las galletas de mamá, el primer abrazo de Callie cuando descubrió todo, mi fiesta de cumpleaños, la música que solía poner en mi cuarto cuando me gustaba practicar... Todo está allí, pero también está en mi mente.
Los sonidos de esta casa aún quedan en mi mente... El silencio, la angustia, el dolor; tienen sonido, suenan a nudo en la garganta, también a frío o a la lluvia veraniega.