Arizona
Habían pasado dos semanas desde el incidente...Con Callie habíamos retomado nuestra relación, aún era un poco extraño e incómodo, pero todo estaba encaminándose bien.
Estuvimos trabajando en mi alimentación y volví a la psicóloga.
La verdad mis días ya no eran tan malos, aún estaba un poco triste a veces, pero gracias a Callie podía seguir.
Hace algunos días había decidido algo; contarles a mis padres sobre mi relación amorosa con la morena.
Era un paso enorme, pero ya no quería ocultarlo.
Eran las cinco treinta de la tarde cuando logré tener a mis dos padres solos...
— Papá, mamá— suspiré— Necesitamos hablar— susurré.
Mis padres me observaron confundidos, pero lo aceptaron y me dejaron continuar.
Aclaré mi garganta y tomé fuerzas.
— Hace algunos meses... Noté algo, me sentía diferente— confesé— Exactamente dos, para ser precisa.
Mis manos temblaban al igual que mi voz.
Comencé a sudar frío.
— Ay por dios— mi padre tapó su cara— ¿Estás embarazada?— preguntó alerta.
No pude evitar dejar escapar una risa burlona.
— Claro que no— reí.
— Continúa— pidió mi madre.
— Bien... ahm— tomé una bocanada de aire— Soy bisexual.
Al instante cerré mis ojos, esperando un grito o algo parecido, pero nada pasó... Ellos tan solo me observaron con una pequeña sonrisa.
— ¿Tiene algo de malo para ti?— preguntó mi madre.
Negué.
— Realmente no nos importa que seas Arizona, mientras seas feliz con esa persona, todo estará bien.
Ambos se acercaron y me dieron un fuerte abrazo, por alguna razón, mis lágrimas comenzaron a caer.
Tal vez era la sensación de libertad, o el sacarme un peso de encima... Pero se sentía increíble.
— "El amor es demasiado grande como para que quepa dentro de un armario"— susurró mi padre en mi oído.
— Me enamoré— confesé.
Mi madre me observó con una gran sonrisa.
— ¿Podemos saber de quién?
— Calliope— suspiré feliz.
— Lo presentíamos...— ambos rieron cómplices.
— Deberías traerla a cenar esta noche, me gustaría hablar con ella— dijo mi padre.
— No la asustes, por favor— rogué entre risas.
— Me lo pensaré— sonrió y besó mi frente.
Cuando nacemos a nadie nos dan un manual explicativo de a quién debemos amar y por qué.
El amor nace, se experimenta.
"La homofobia nace de la violencia, la intolerancia y la falta de amor por el otro"
[...]
— ¿Y qué han dicho cuando les contaste?— preguntó la morena caminando de un lado a otro, nerviosa.
— Me han aceptado Callie, y a ti también— tomé su mano y la atraje hacia mi.