Contando la verdad.

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Pov Calle

Esta demás decir que no pude dormir en toda la noche, ella me hace falta, me despierto buscándola a media noche, pero ella no está, no sé, si también les ha pasado, pero simplemente sienten ansiedad por esa persona. Me levanté de mi cama, tomé la toalla y me fui directamente al baño, tomé mi cepillo de dientes, le eche pasta dental, me miraba en el espejo mientras cepillaba mis dientes y pensaba en lo mal que me veo, tengo unas ojeras horribles, quizá el baño me haga bien, escupí la pasta dental, me quite la bata y me metí a la ducha. El agua tibia empezó a recorrer mi cuerpo, tomé el shampoo y empecé a masajear mi cuero cabelludo, tomé el jabón, lo pasé por todo mi cuerpo, me odie a mi misma al recordar la última vez que hicimos el amor con Poche, mordí mi labio inferior, aún recuerdo la forma que besaba mi cuello, acaricié mi cuello con mis manos e incliné la cabeza hacia atrás al recordar, oh sí, como olvidar la forma en la que ella masajeaba mis pechos y pasaba sus labios sobre mis pezones, mi respiración se empezó acelerar cuando con mis manos empecé a masajear mis pechos pensando que era Poche, con la yema de mis dedos frotaba mis pezones, empecé a jadear lentamente, luego recosté mi espalda sobre la pared y abrí mis piernas, la imagen de Poche desnuda vino a mi mente, su cuerpo delgado, pequeño y tonificado, su abdomen marcado, al igual que sus manos y sus brazos con las venas pronunciadas, ¡Ahh!, Baje mis manos por mi abdomen y lo acaricié, me sentía como una sucia pervertida, pero la verdad no me importaba, estaba tan jodidamente caliente, imaginé a Poche entre mis piernas, pasando su lengua por mis pliegues, sintiendo esa humedad y calidez cada vez que ella pasaba su lengua sobre mi vagina, ¡Uff, sí!, Con la yema de mis dedos empecé acariciar mi vagina de arriba hacia abajo pensando en que eran sus manos, mi corazón estaba palpitando sin control alguno, pero no era el único que palpitaba, mi centro también lo estaba haciendo, me sentía muy excitada, frotaba mi vagina en círculos lentos y después con rapidez, presionando mi centro, ¡Mmm, esto se sentía tan bien!, Luego pase mis dos dedos por mis pliegues masajeando de arriba hacia abajo, mi boca la sentía reseca, el placer aumentó cuando metí mis dos dedos en mi vagina, apreté mis ojos y empecé a jadear, ¡Ahhh,siii!, Mi cuerpo estaba caliente, sentía mucho calor, hice presión con mis dedos y empecé a moverlo en un vaivén, no podía dejar de pensar en ella, en imaginar que eran sus manos las que me hacían suya una vez más, ¡Mierda, esto se sentía tan bien!, Aumente el ritmo de las embestidas, jadeaba más fuerte, mis paredes empezaron a contraerse y mis piernas a temblar, ¡Ahh... sí! ¡Poche! ¡Mmm!, Ya no resistí más y explote en un orgasmo delicioso, mi corazón aún palpitaba rápidamente, mi boca estaba reseca, mi respiración agitada y mi centro aún se sentía palpitante.

Salí de la ducha con una sensación extraña, nunca me había masturbado, pero la verdad es que se siente muy bien y más al pensar en Poche, debo admitir que me hubiera gustado en realidad que ella hubiera sido la que me hiciera correrme, solo ella sabe hacerme tocar el cielo.

Terminé de arreglarme, baje a la sala, pero mi papá ya se había ido y mi mamá no estaba, supuse que fue de compras, no tenía ganas de desayunar, así que decidí ir a un restaurante que está como a 15 minutos de mi casa, no me iba a llevar mi auto, caminar era una buena opción. Tomé mi cartera y salí de mi casa, saludé algunos vecinos que me iba encontrando en el camino, el vecindario siempre ha sido muy seguro.

—¿Daniela Calle?—Un tipo me asusto, iba en una camioneta negra con vidrios polarizados no me daba buena espina.

—No, yo me llamo Gertrudis—Le dije y el me miró serio.

—Está es usted—el tipo saco una fotografía de mí, ok, esto ya me estaba asustado—no tiene caso que lo niegue, ¡Porfavor, suba a la camioneta!

Me crucé de brazos y alcé una ceja.

—No, no me voy a subir—Le dije.

El se bajó del auto, trague en seco al ver la altura de ese tipo, se acercó a mí y me tomo del brazo.

Mi pequeña delincuenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora