Harina.

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Pov Calle

-¿Quién te mando eso, María José?-Le pregunté, ella rascó su cabeza y me dio una sonrisa forzada.

-¿Una fan?

-¡MARÍA JOSÉ!

La curiosidad me estaba matando por saber quién le había dado ese mendigo arreglo de tulipanes.

—Amor, no es nada, es más, se me olvidó tirarlo a la basura—Ella me respondió, aún estando nerviosa.

Entrecerré mis ojos y la vi sería.

— Sí no es nada, no te molestara que vea la tarjeta para saber quién las envío...¿Verdad?—Ella suspiró y negó.

—Esta mañana tocaron a la puerta, cuando abrí estaba ese arreglo afuera, estaba feliz porque creí que habías sido tú, después recordé que tú no sabes cuáles son mis flores favoritas, así que leí la tarjeta y me di cuenta que la persona que lo envío fue... Fue...

—¿Quién fue, Poche?—No aguantaba más la curiosidad.

—Fue Cataleya.

Cuando escuché ese nombre abrí mis ojos como platos, no le dije nada a Poche, tomé la tarjeta y me puse a leer lo que decía.

¡Bienvenida de nuevo a la libertad!

Mi Majito, al saber que estás fuera de prisión me hace recobrar las ganas de vivir de nuevo, te sigo amando como el primer día en el que nos conocimos, muy pronto nos encontraremos de nuevo. ¡Te amo!

ATT: Tú Cataleya.

Me reí cuando leí "Mi Majito y tú Cataleya"

—¿Cómo sabe en donde vives?—Le pregunté.

Ella tomó el arreglo y lo boto a la basura.

—No tengo ni la menor idea, me imagino que se puso a investigar, quizá no es seguro que estemos aquí, pero sé que a donde vaya, ella siempre va a investigar y no me dejará en paz—Ella se acercó a mí y me abrazó de la cintura.

—No quiero que ella te aleje de mi lado— Empecé a sentir miedo y también muchos celos.

—No lo hará, ya te dije que somos un equipo mi Dani, ni mil dragones juntos me alejaran de mi hermosa Damita—Ella me dijo haciéndome sonreír.

—Eso espero mi amor, de corazón eso espero—Le dije sintiendo mi corazón  estrujar.

—Ya no pensemos en ella amor—Mejor hagamos la pizza que me muero de hambre.

Nos reímos al escuchar como su estómago rugió.

—Te creó—Le dije y besé esa boquita que le encanta.

Fuimos a la cocina y empezamos a preparar la masa para la pizza.

—Creo que deberías de cocinar solo con la gabacha puesta mi amor—Ella me dijo de una forma pícara pero inocente a la vez.

—Tu no pierdes el tiempo...Majito—Le dije y ella se puso sería.

—Nunca lo hago...osita—Ella se rió, pero yo no.

—Tu que me vuelves a decir así, Poche y yo no dejo que me hagas el amor por un mes—Ella abrió su boca y tocó su pecho ofendida.

—Tu te llevas y no te aguantas, mi amorcito—Poche me dijo indignada.

—¡No seas dramática!—Le tiré harina y se veía muy chistosa con la cara blanca.

—¿Quieres jugar rudo, eh? Te enseñaré a no meterte con una Garzón—Ella me tiró harina de vuelta, yo abrí mi boca y escupí la harina que me había entrado en mi boca.

Mi pequeña delincuenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora