Nerviosa.

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Pov Poche

—¿Estás segura de que me odias María José?

Brinque del susto al escuchar su voz, levanté lentamente mi mirada y ella estaba allí parada enfrente de mi.

—Tú... ¿Tú qué haces aquí Cataleya?—Le pregunté, ella me sonrió y se acercó a mí.

—Está también es mi casa, Majito, ¿Recuerdas?, Además creó que nuestros corazones y almas nos trajeron a ambas hasta aquí.

Ella se sentó a mi lado y observo todo a su alrededor e incluso se dio cuenta de la cámara que  estaba rota en el piso.

—Aunque rompas todas nuestras fotos y recuerdos, jamás podrás tocar los verdaderos recuerdos que están acá—ella señaló mi mente— y acá también—después mi corazón—esos son los verdaderos recuerdos y son los que siguen intactos.

—Cataleya, lo único que quiero es que me dejes en paz—Le dije desesperada, su presencia me irritaba.

—Te amo…yo sé que fui una idiota, pero estas grabada en mi corazón y en mi piel—Cataleya se levantó de golpe y se sentó en mis piernas, tomo mis mejillas con sus manos y me obligó a verla a los ojos.

—Cataleya ¡Bájate!—Le pedí de la forma más  dura que pude, pero ella no me obedeció.

Ella colocó su rostro en el hueco de mi cuello, sentí como plasmó un beso húmedo en mi cuello.

—No me rechazes, yo sé que aún me amas y me deseas Poche—Ella clavo sus dientes en mi cuello y me queje.

—Cata…

Ella tomo mi rostro y beso mi mandíbula y la mordió, detesto que mi cuerpo empezará a tener reacciones.

—Hazme el amor, quiero volver hacer tuya, solo eso deseó.

Giré a Cataleya y la hice caer en la cama, ella jadeo, yo coloqué sus manos a la altura de su cabeza, sonreí y la mire a los ojos.

—Catita…no voy a perder al amor de mi vida por ti, así que quítate las ganas sola, para eso tienes manos.

Me levanté rápidamente de la cama y salí rápidamente de la habitación, escuché como me grito molesta, pero la ignoré.

—¡ERES UNA TONTA MARÍA JOSÉ! ¡TARDE O TEMPRANO VAS A CAER EN EL DESEO DE TENERME! ¡TU ME AMAS A MI!

No le respondí nada y salí rápidamente de la casa, nunca fue buena idea venir, por suerte venía un taxi, lo pare y me subí en el. No podía creer lo que acababa de pasar, por suerte tuve fuerza de voluntad, porque mi cuerpo ya me estaba traicionando, saque mi celular y abrí la cámara, necesitaba asegurarme de qué Cataleya no había dejado ninguna marca en mi cuello, por suerte no lo había hecho, solo tenía un poco de lápiz labial, pero ahora que llegue a casa me baño y lavo de una vez está ropa, lo menos que necesito es tener problemas por la estúpida calentura de Cataleya.



Pov Calle

—¿Crees que está le vaya a gustar a Poche?—Le pregunté con duda y nerviosismo a Laura, mientras la señorita nos mostraba la mejor cámara fotográfica que tenía en la tienda.

—Pues claro, no cualquiera tiene una cámara así Calle—Laura me dijo y eso me convenció más.

—Empaque la cámara, porfavor señorita, me la voy a llevar.

—¡Con gusto!

La señorita empacó la cámara y me la entregó, la verdad estaba muy feliz de haber comprado esto, estoy segura de que a Poche le va a encantar, muero de ganas por ver la cara que va a poner en el momento de que se la entregué. Nos dirigimos a mi auto rumbo a casa de nuevo, estaba pensando en Poche, quizá aún ande caminando por ahí, así que estaba muy al pendiente de las calles para ver si veía a una mujer hermosa de pequeña estatura.

Mi pequeña delincuenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora