𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓬𝓲𝓷𝓬𝓾𝓮𝓷𝓽𝓪 𝔂 𝓼𝓲𝓮𝓽𝓮

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Apocalipsis
Cinco y Helena

Narra Cinco

-Te ves hermosa Helena, siempre estás hermosa pero hoy haces resaltar más tu belleza -hable nervioso-.

Debo calmar mis nervios, sino ella sospechara que tramo algo y me hará confesar la verdad.

-Gracias, pero tú no te quedas atrás Hargreeves -dijo con una sonrisa-.

-¿Vamos? -ella asintió y entrelace su brazo con el mío-.

(...)

- Lo se, es muy bueno -ambos reímos-.

Caminábamos sin rumbo con nuestras manos entrelazadas, platicando de diferentes temas.

-Helena -llame su atención.

-¿Que pasa? -sonrío confundida-.

Nos hice detener y tome su otra mano, la vi directamente a los ojos y hablé.

¿QUE SE SUPONE QUE DIGA?

Bien, aquí vamos

- Casemonos -dije rápidamente-.

- ¿Cómo? -una sonrisa confundida se formó en sus labios-.

-Estos 9 años de relación, me hicieron darme cuenta que no pude pedir mejor persona para quedar atrapado en el apocalipsis, quiero estar contigo los días que me restan de vida ya sea aquí en el medio de la nada o en el año que sea.

Sus ojos comenzaron a cristalizarse, la punta de su nariz roja al igual que sus mejillas.

-Quiro crear una familia contigo Helena, te amo demasiado y por eso te pido que te cases conmigo.

-Si... Si quiero casarme contigo -contestó en susurro mientras movía la cabeza levemente-.

-No llores linda, no llores -la tome en brazos y ella se escondió en mi pecho-.

-Nos vamos a casar -se alejó un poco de mi y sonrió-.

-Nos vamos a casar, te amo tanto Helena -nuestras miradas se conectaron y el silencio se hizo presente-.

Ella rodeo con sus brazos mi cuello y yo rodé su cintura, así para unirnos en un beso.

Nuestros labios se movían lentamente mientras ella dejaba varias caricias en mi nuca.

-Te amo Cinco -sus labios rozaron los mios-.

-Te amo Helena -dije para después volver a juntar nuestros labios en un beso-.

Academia Umbrella

Narra Luther

Ya ha pasado un mes desde que Allison se fue a estudiar lejos de casa.

La academia se siente vacía, sola, silenciosa y fría, pareciera una mansión abandona.

Pogo dejo de supervisar mis entrenamientos, nadie me acompaña en la mesa, pogo comenzó a darme las clases en lugar de papá.

Mi rutina diaria era aburrida, pero me sentía feliz y satisfecho en saber que yo no abandone la academia, no abandone al mundo.

-Luther, cariño que deseas de desayunar? -pregunto mi madre al verme en la puerta de la cocina-.

-Pueden ser ¿panqueques? -pregunte mientras me sentaba en la mesa-.

-Si mi querido hijo quiere panqueques, panqueques serán -dijo para ponerse a cocinar-.

Veía a mi madre cocinar, su sonrisa, esa sonrisa que aparenta felicidad, como si todo en esta casa fuera perfecto.

-Madre... ¿Los extrañas? -pregunte, ella dejo lo que estaba haciendo quedándose estática por unos segundos-.

-Son mis pequeños Luther, claro que lo hago.

(...)

-Los quieres con margarina, mermelada o maple -pregunto mi madre mientras me extendía el plato de panqueques-.

-Margarina por favor -ella me dió la margarina y comencé a untar-.

-Tengo que limpiar la habitación de tu padre, provecho cariño.

Vi como se iba de la cocina dejándome solo, completamente solo.




















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Hola bellas

¡¡LA HELENA SE NOS CASA!!

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Bye

𝓕𝓵𝓸𝓻𝓮𝓬𝓮 𝓔𝓷𝓽𝓻𝓮 𝓔𝓼𝓬𝓸𝓶𝓫𝓻𝓸𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora