4: Beso indirecto

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Seokjin a veces no entendía a Yoongi.

Entendía la mayoría de las cosas porque eran directas y simples y tenían un propósito igual de directo y simple. Pero Yoongi era todo menos eso, Yoongi tenía un montón de curvas y entradas y callejones cerrados e ideas hiladas, tenía bordes y nudos y desenlaces e historias con capítulos inconclusos y finales abiertos.

A veces lo entendía, pero no sentía que fuese una cosa de voluntad, sino eso que venía de regalo con el hecho de estar enamorado de alguien.

Yoongi era como los problemas de trigonometría.

Cuando lo vio por primera vez tenía que golpearse contra la pared y pensar que era demasiado para él, que no podría resolverlo. Pero entonces pasó el tiempo y aprendió detalles y cosas más complicadas y de repente la trigonometría fluía como agua de manantial.

Pensó que, eventualmente, entendería a Yoongi.

Pero Yoongi no era trigonometría al igual que él mismo no era poesía y obra de arte.

Aun así pensó que era solo cuestión de tiempo.

Fue cuestión de tiempo que Yoongi se diese cuenta de su mirada y fue cuestión de tiempo para que Yoongi lo invitara a salir [con un poco de ayuda]. Fue cuestión de tiempo que entrelazaran sus meñiques y luego sus cinco dedos y luego sus cuerpos en un abrazo que duró la eternidad de un millón de segundos.

Sería cuestión de tiempo para definir qué eran, si es que alguna vez necesitaban hacerlo. Sería cuestión de tiempo para que los abrazos fueran más largos y para caminar agarrados de manos por más tiempo y quizá para besarse.

Quizá sería cuestión de tiempo para besarse.

Seokjin sabía que Yoongi le quería también aunque no lo dijera y sabía que Yoongi quería besarlo tanto como Seokjin quería besarlo de vuelta, pero de las pocas cosas que había entendido de Yoongi, una de ellas era el hecho de que necesitaba estar listo para las cosas. Estar listo para levantar la mirada y estar listo para decirle que le gustaba.

Seokjin le daría todo el tiempo que Yoongi necesitara incluso si nunca llegaba a estar listo y si a veces Yoongi se quedaba mirando fijamente sus labios para luego marchitarse sobre sí mismo como una flor, Seokjin no lo señalaría.

Entonces estaban sentados frente a una catedral y había pasado ya un año y quizá Seokjin debería seguir adelante, pero no podría seguir adelante si Yoongi no seguía con él y estaban comiendo paletas de vainilla mientras miraban salir una procesión al mediodía.

No era que tuvieran las citas más románticas, pero Seokjin amaba absolutamente lo espontáneo que era encontrarse en la plaza y caminar juntos frente a las monjas que no paraban de lanzarles miradas. Y amaba que Yoongi no se atrevía a hacer la mayoría de las cosas, pero era el primero en agarrar su mano. Y amaba que Yoongi lo mirase como se miran los amantes incluso si era, también, el primero en apartar la mirada.

Darían un pequeño paso cada pocos meses, ese era el ritmo en el que fluía si vals.

Yoongi comía su paleta con un vaso porque no podía comer y caminar a la vez sin que algo se cayese y Seokjin fingía que no se daba cuenta de que no paraba de mirar su boca que seguía brillante por el dulce.

Seokjin sabía, con la certeza con la que se saben ciertas cosas absolutas, que Yoongi quería besarlo al contenido de su corazón en ese momento, solo que no se atrevería.

—Estamos frente a una catedral —dijo Seokjin. Riendo mientras la paleta de Yoongi goteaba en su vaso constantemente y maniobraba para no manchar su camisa —Deberíamos hacer algo, como casarnos.

Yoongi, demasiado ocupado con su vasito lleno de paleta derretida, no pareció pensar con claridad —Es una iglesia católica, no nos dejarán.

—Pero estás de acuerdo en que deberíamos casarnos.

—Por supuesto, yo he...

Yoongi lo miró y parpadeó. Seokjin estaba sonriendo y esperó pacientemente a que la mente de Yoongi se pusiese al día con su boca.

—Yo he... Yo he —se quedó callado y desvió la mirada. Miró su vaso de vainilla como si tuviera todas las respuestas del universo y tomó un sorbo del líquido derretido. Sus labios con bálsamo rosa dejaron una leve mancha brillante en la esquina y no pudo evitar sonreír al vacío —yo he pensado en casarme contigo desde que te conocí. Ya sé que suena extraño, pero-

—Yo también.

—¿Qué cosa?

—Sabes qué cosa, tonto. Lo de casarse, tener hijos, todo eso.

—Nunca hablé de hijos.

—¿Ah, no?

—...

—...

—Creo que sí hablé de hijos alguna vez.

Seokjin tomó el vasito entre las manos de Yoongi sin dejar de mirarlo a los ojos y sin dejar de reír, rastreó con los dedos el borde hasta la mancha ligeramente rosa de sus labios y tomó su propio sorbo en el mismo lugar.

—Seokjin qué... —rio nervioso, sin poder evitarlo. Negó con la cabeza y se tapó los ojos con las manos mientras su rostro se enrojecía —¿Qué estás haciendo?

—¿Qué más crees? Te estoy besando hasta que estés listo para besarme por tu cuenta...entonces quizá podamos pensar en matrimonio.

Yoongi negó con la cabeza y agarró su vaso de vuelta, lo giró y tomó el último sorbo que quedaba, aún sin mirar a Seokjin —Te estoy devolviendo el beso. Ahora deberíamos poder casarnos.

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Blow drying your beloved's hair and other extreme romance moves | M.YG - K. SJDonde viven las historias. Descúbrelo ahora