10: Drunk confession

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Casi doce horas de viaje y otras dos horas en el aeropuerto de destino esperando sus equipajes y Seokjin estaba casi seguro de que se le caerían los brazos y sus piernas no hacían parte de su cuerpo nunca más.

Estaban de pie frente a la cinta transportadora esperando ver sus maletas. Yoongi estaba erguido en toda su altura y revisaba las nuevas credenciales de sus celulares mientras Seokjin se inclinaba de cuerpo completo contra su espalda, casi muerto para el mundo.

—Te dije que podías esperarme allá sentado, estoy bien —reprendió Yoongi con voz calmada y suave, como siempre.

—¿Qué pasa si somos separados y nos perdemos?

Yoongi soltó un bufido divertido —Las sillas están, literalmente, a nuestras espaldas. Estoy seguro de que no me perderás de vista.

—Umm, tienes razón, nunca quito mis ojos de tu trase-

—Hyung —advirtió— sé un buen chico y ve a sentarte. Mm, por mí ¿Sí?. Me preocupa que te quedes sin piernas.

Seokjin jeje~ y fue a sentarse al final, no sin antes darle un beso en la mejilla, extremadamente sonoro y húmedo porque podía y porque había estado haciendo eso las últimas diez horas para gran vergüenza de Yoongi cuyo corazón simplemente no podía soportarlo.

Era ridículo, tan ridículo lo estúpidamente enamorado que estaba de ese hombre y ¿honestamente? ni siquiera intentaría negarlo, estaba seguro de que en cualquier momento lo diría en voz alta, lo gritaría tan fuerte y tantas veces que lo clasificarían como un delito y entonces...entonces ya no habría vuelta atrás.

Sin embargo, era tan difícil para él deshacerse de ese miedo irracional a todas...esas cosas de los sentimientos.

Era solo cuando miraba a Seokjin, Seokjin que siempre lo miraba de vuelta, que esos miedos parecían tan insignificantes.

Salieron del aeropuerto cuando estaba anocheciendo en París en su auto rentado y sus maletas en el asiento trasero en una pila que se tambaleaba y se caería en cualquier momento.

Yoongi seguía con todas sus prendas extras por el frío, pero Seokjin llevaba solo una camisa blanca ligera y la ventanilla baja porque era esa clase de persona. Yoongi no se quejaría del todo, de cualquier manera, porque el viento frío dejaba las mejillas de su amor de un lindo color rosa y lanzaba su cabello hacia atrás. No tenías que preguntarle, absolutamente se veía precioso, absolutamente se veía como la persona con la que Yoongi quería hacer todas las cosas que pudiera hacer en el futuro.

Se perdieron solo un poco y casi causan un accidente de tránsito porque Seokjin no se acostumbraba al carril contrario con facilidad; Yoongi se estuvo riendo todo el tiempo, y desde los parlantes del auto conectados al bluetooth del celular de Seokjin escuchaban canciones de Coldplay y las cantaban a todo pulmón incluso si no sabían pronunciar todas las palabras correctamente.

—¡Te dedico esta canción! —diría Seokjin con cada canción que sonara y, para el momento en el que llegaron al hotel, media discografía del grupo ya le pertenecía a Min Yoongi.

Tropezaron ligeramente mientras entraban y se registraban porque burbujeaban como dos pequeños niños que hacen travesuras por primera vez. Yoongi ni siquiera había mirado del todo la ciudad y las luces brillantes y las personas bulliciosas y la arquitectura magnífica, todo el tiempo había estado mirando a Seokjin y su gran sonrisa y sus ojos curiosos por cada pequeña cosa.

Subieron sus maletas, se lanzaron en la gran cama, se rieron todo el tiempo y se miraron a los ojos. Tenían todo un itinerario para la semana que estarían en esa ciudad, pero esta noche era solo para relajarse y deshacerse del cansancio del viaje, así que pidieron servicio a la habitación; comida y alcohol.

Blow drying your beloved's hair and other extreme romance moves | M.YG - K. SJDonde viven las historias. Descúbrelo ahora