Normalmente no me molesto en llegar temprano a la Universidad, pero dado el caso de que estoy a punto de repetir el semestre debido a las faltas, he decidido bendecirlos con mi presencia. En otras universidades no tendría por qué preocuparme, solo haría falta que aprobara el examen, y nada más. Lo cual es más que sencillo tomando en cuenta que sencillamente tendría que ser un poco amable con alguna chica de la clase y así conseguir sus apuntes, estudiar un poco y sacar un limpio y merecido diez. Cosa fácil teniendo en cuenta que mi coeficiente intelectual es más elevado que del promedio. Pero mi padre tenía que persuadirme, y hacerme entrar a esta estúpida Universidad de carácter formativo. Este lugar tiene tres grandes características horrendas:
a) El cupo de alumnos es extremadamente limitado, necesitas ser heredero de una sustancial fortuna, hijo de político o ser un genio becado para pagar la matrícula. Todos en el campus se conocen por lo menos los nombres, y no importa si la carrera es distinta. Debido a los pocos alumnos eso no es problema. Y es algo normal tomando en cuenta que en una Universidad pública hay alrededor de siete mil alumnos o más y en esta apenas somos un poco más de dos mil.
b) Todas las chicas son iguales, las típicas chicas tontas e interesadas que al parecer solo van a la Universidad para ver que pueden agarrar como material de marido o las aburridas que se la pasan en la biblioteca. Y unas pocas excepciones que se divierten, pero eso es otra cosa.
c) Las malditas restricciones y los estúpidos talleres que te obligan a cursar, solo para complicarte un poco más la existencia. Pero supongo que puedo tolerarlo un poco. Lo único que no soporto es la rutina y las chicas plásticas y estúpidas de esta escuela. Los hombres también son unos idiotas en su mayoría, pero por lo menos tengo un par amigas en este infierno. Podría decirse que somos buenos amigas por el simple hecho que las tres detestamos a nuestros padres y que odiamos la Universidad en la que estamos. Verónica Iglesias es la hija de un importante empresario que maneja nada más y nada menos que la industria textil más grande del mercado. Y Natalia Álvarez, hija de un diplomado y rígido ingeniero.- Pensé que ya se habían deshecho de ti. -me saludó Vero en el estacionamiento de la escuela. Ella se estaba fumando un cigarrillo y jugaba con el encendedor al lado de su auto negro.
- Ya viste que no -le contesté y le quité el encendedor en una de las veces que lo lanzo hacia arriba. Entrecerró los ojos en mi motocicleta y luego me miró con la misma suspicacia.
- ¿Estrenando Ducati? -preguntó sorprendida.
No es tan extraño que la gente estrene vehículo en esta Universidad, es como si cambiaran de calcetines. Pero para mí si era extraño. Me encogí de hombros.
- Me confiscaron la vieja -le contesté y ella soltó una carcajada -Así que fui a comprar a esta pequeña amiga.
- Vaya te encantaban esas motos. Pero era de esperarse algo así, ¿Cómo se te ocurre entrar a las áreas verdes con una Davidson? Le has causado un gran dolor de cabeza a los jardineros.
- Se me había hecho tarde como muchas de las otras veces -le contesté y saqué un cigarro de la caja que traía en la chaqueta. Lo encendí con su encendedor.
- Ahí viene Natalia -dijo mientras yo aspiraba el agrio sabor del cigarrillo. Me giré para ver cuando bajó de su auto con una sonrisa de autosuficiencia. Seguro tenía buenas historias de su fin de semana.
- Hey -nos saludó y se acercó a nosotras mientras iba encendiendo su propio cigarrillo. - ¿Cómo están sucias?
- No tan sucias como tú -le respondí
-Seguro tienes alguna aventura que te está revoloteando en la cabeza para el próximo fin de semana.
- Y estas en lo correcto pequeña saltamontes -dijo y me dio un pequeño tirón en el cabello como sifuese una niña pequeña. La tome el brazo y se lo torcí en una posición totalmente incómoda.
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My Little Obsession // Camren
FanfictionAunque es un desastre, Lauren Jauregui tiene todo lo que a los 19 años se puede desear Su vida es aparentemente perfecta, y siempre consigue lo que quiere a toda costa. Hasta que la conoce a ella. Tan difícil. Tan hermosa. Tan decidida a no dejarse...