No son mis neurotransmisores, eres tú

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Durante la mañana nada más sucedió, los mareos se habían ido y la comida de mi esposo me había hecho demasiado bien, aún tenía la pregunta de que si de verdad la harina era todo lo que me estaba haciendo daño pero mejor decidí no darle tanta importancia, salimos de casa con la mejor actitud posible, era periodo vacacional y no teníamos nada de trabajo, nada nos molestaba y la paz que tanto había pedido por fin la tenía, claro que le dije a Lincoln que era posible que a juegos muy extremos no me subiría ya que no se puede comparar un juego mecánico de una simple feria estatal a uno de un gran parque de diversiones, tenía nervios pero él solo se reía de mí y según sus palabras: "Es divertido ver cuando alguien se asusta con estas cosas" claro que le hice un berrinche y terminó disculpándose, cuando llegamos ahí todo era impresionante y ensordecedor, la gente gritaba por doquier, las personas corrían y muchas otras vomitaban en los botes de basura.

-¡¿A cuál vamos primero Linc?!

-Vámonos a alguno tranquilo ¿Qué dices de la rueda de la fortuna? Es bastante adecuado para comenzar.

-¡Tú eres el que sabe, yo te sigo!

-Me encanta ver que estés tan animada.

-¡¿Cómo no estarlo?! ¡Hay muchas cosas por ver, sentir y hasta comer!

-¡Entonces no perdamos más el tiempo y vamos!

Comenzamos a correr por ahí como niños, dar una explosión a nuestra adrenalina era emocionante e incluso sano, por supuesto que sin excesos, llegamos al juego y de verdad noté la diferencia pues era más alta e incluso tenía una linda vista del resto del parque, Lincoln me asustó con que se tiraría e hice como que lo empujaba y solo así dejó de molestarme, después fuimos a unos carritos chocones, me estrellé tantas veces con Lincoln que lo hice rebotar demasiado, salió hasta mareado de ahí, después entramos a la casa de los sustos la cuál fue satisfactoria y a diferencia de las otras de los condados esta sí que asustaba, luego quise probar con algo más "extremo" y le rogué que nos subiéramos a unas sillas voladoras que se alzaban mucho en el aire y aunque la gran altura me dió vértigo al principio después le agarré amor y no me quería bajar, subimos otras tres veces y como la gente se comenzaba a acumular nos fuimos, luego nos subimos a uno de los juegos acuáticos, terminamos empapados, nos íbamos a meter a los vestidores pero él me jaló a una parte trasera del parque.

-¿Qué hacemos aquí, tengo frío Linc?

-Solo quería verte mojada- me empezó a abrazar y a meter su mano bajo mi blusa.

-Espera... Espera un segundo... No podemos... No aquí.

-Solo un poco, sé que no lo podemos hacer aquí pero deja que me desahogue un poco.

-Bueno... Pero vayamos detrás de aquella bodega.

Nos alejamos por detrás de una bodega y nos besamos un poco nadamás, no quería hacer algo "ilegal" y que después nos vetaran de ahí, solo estuvimos unos diez minutos y luego nos fuimos a cambiar.

-¡Ya estoy lista!

-Espera un poco, ya casi termino.

-Como siempre te tardas más que yo, por cierto tengo hambre ¿Qué dices si vamos a comer algo?

-Diría que aunque no hemos hecho mucho apoyo la idea de comer ¿Quieres una pizza?

-La vieja confiable, entonces vamos.

Cuando nos acercamos a uno de los lugares donde vendían pizzas estábamos dispuestos a entrar pero...

-¡Olvídalo! Huele horrible.

-Pero Lisa huele como cualquier pizza.

-No, no es así... ¡Tengo que ir al baño!

Me fui corriendo al baño más cercano solo a vomitar, de verdad el oler la pizza me dió un asco tan horrible que no dejé de vomitar en mucho tiempo, cuando salí Lincoln estaba muy preocupado.

Eres la C8H11NO2 que acelera mi corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora