Amor de media noche

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Frío... Una estación, un medio o un sentimiento, muy a menudo las personas sienten lo que ellos llaman frío, pero de ese frío ¿Cuál es el más frío? ¿Será el del alma? ¿El del cuerpo quizá? ¿O el del corazón? Podría mentir al decir mencionar uno al azar argumentando la vacía respuesta con la que fácilmente satisfaga mi propia historia pero no... La vida de cada uno de los presentes es diferente, tristeza, miedo, felicidad... Miles de millones de sentimientos trascienden a través de nuestra historia, el dolor que muchos experimentamos queda guardado dentro de nuestros corazones, el alma es una resentida que siempre trata de flagelar su propia historia por lo que la pregunta que queda por hacernos es:

¿Cuánto recordamos el dolor del pasado?

Bueno, es un placer informar que esta historia al igual que muchas otras rebosa de sentimientos pasados inmersos de deseos en una de las épocas más maravillosas del año, tal vez olvidamos el verdadero sentir de las fechas en las que nos encontramos, sé que la soledad ha golpeado más de una vez a tu puerta y que el corazón sufre únicamente por él mismo al pensar que tal vez merece más, no merecemos más de lo que nuestras acciones han producido y lo que sucede ahora solo es un instante en una vida que carece del sentido de tener sentido ¿Redundante? Un poco para el que no sabe escuchar así que ve, respira un segundo, bebe un poco, siéntate a mi lado y escucha lo que tengo que decir. Esta historia al igual que muchas otras comienza por el frío y denso invierno pero no del de temporada sino del invierno del corazón, aquel que perdura en el pensamiento y sólo se cura cuando aprendemos que los grilletes del pasado son para quedarse ahí, estancando los dolores del ayer para dar paso a la sonrisa del mañana.

Antes de su amistad, antes del terror de perderse, antes de la reconciliación e incluso antes del abandono se contó una historia, una que fue olvidada hace ayeres pero que el corazón danza al escuchar que revive al igual que el frío dolor del pasado.

-Oye Linc.

-¿Qué sucede?

-Ahora que vamos caminando al aeropuerto quiero preguntar... Hace unos días escuché una cancioncita muy peculiar iba como... ¡Tara-rara! ¡Tara-rara! ¡Tara-rara! ¡Ra-rara-rara-rara! No me acuerdo mucho de la letra pero era algo como...

-¡Feliz navidad! ¡Feliz navidad! ¡Feliz navidad! ¡Próspero año y felicidad!

-¡Esa! ¡Esa era la canción! Es sumamente corta pero...

-Te hace feliz escucharla, sientes cómo calienta tu corazón ahora que ya estamos en temporadas de invierno, apenas está comenzando diciembre y ya puedo sentir la emoción de las fiestas.

-¿Acaso eso era lo que sentía la otra yo?- pese a aceptar a Lincoln el dolor de no ser querida por quién es arde latente cómo la lava de un volcán activo pero no, él no la dejó sufrir sola, se dió la vuelta mientras caminaban en la fría noche invernal, pasó su brazo sobre sus hombros y la acogió bajo su protección.

-No Lis, esto que sientes no es algo que solamente Lisa sentía, Lulu, yo, mis padres, nuestros amigos y mis hermanas también lo sentían, lo llaman "¡El espíritu navideño!" Es mucho mejor de lo que imaginas.

-Oh... No lo entiendo.

-¡No hace falta entenderlo! Tienes que vivirlo.

-¿Por qué?

-Porque es lindo, es un sentimiento acogedor, cálido y alegre siempre y cuando sea el correcto.

-¿El correcto?

-Si, verás aunque la navidad fue creada por el ser humano como una manera de "sacar dinero del pobre" la realidad es que la navidad es el motivo perfecto para amar, podemos querer a los que amamos de forma libre sin medir nuestro cariño, disfrutando de la dicha de su compañía y sobretodo celebrando con comida deliciosa, regalos adornados con volantes y colores divertidos, abrazos y fiesta pero sobretodo la oportunidad de estar con la familia que amamos... Eso es la navidad, celebrar el jubilo de la vida... Por eso se nos permite reunirnos por lo menos una vez al año para agradecer lo que hemos vivido.

Eres la C8H11NO2 que acelera mi corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora