Eres la C8H11NO2 que acelera mi corazón

Dos son multitud

-¿Una cita? Perdóname Lisa pero solo te veo como amiga...

-Tú no boba quiero tener una cita con un chico, Leni jamás me dejó salir pero si tú me acompañas quiero tener una cita real, escuché el término y su significado en un programa de televisión el otro día y consiste en hacer cosas lindas pero no he podido recrearlo ¿Qué dices?

-Creo que el doctor lo pidió así que bueno, ten tu cita pero si pasa algo yo misma te regreso a casa.

-Enterado Darcy... ¿Pero tú sabes en dónde puedo tenerla?

-Yo no sé mucho de esas cosas ni tampoco estoy segura de dejarte hacerlo así que no presiones pero quisiera ponerte reglas.

-Las que tu dictamen me otorgue.

-En primer lugar solo será una, no podrás ir a más y hasta que alguien más capaz de tu familia llegue aquí no se podrá repetir, quiero que te relajes y que después nos enfoquemos en tu salud, no puedes ir por la vida así como así. En segundo lugar si yo hago esto por ti entonces tú tendrás que hacer algo por mí, así funcionan las cosas entre nosotras desde siempre y a pesar de que no lo recuerdes quiero mantenerlo, estoy dispuesta a dar si tú también me das algo después y como tercer y última regla no quiero que me ocultes nada pero también te daré tu privacidad, no me voy a inmiscuir en tu vida pero quiero la confianza de que si algo te inquieta ya sea a ti o a mí lo hablemos, sea lo que sea. Si puedes aceptarlo puedo ceder.

-Supongo que es un trato bastante equilibrado, lo que pides es exactamente parcial e incluso casi igual a lo que me das así que acepto con gusto.

-Genial entonces tú organiza lo que quieras para esa cita y aunque solo te ayude lo necesario no volverá a suceder- aunque darle permiso de salir era una idea terrible también quería hacer mejores movimientos para traer a Lisa de vuelta, Darcy no era estúpida y con el simple hecho de escuchar su manera de hablar sabía que su mejor amiga podría regresar, el hablarle de David la cambió de cierta forma e iba a explotar eso pero no podía hacer nada sin que ella dejase de estar a la defensiva, tenía que hacerla confiar en ella y para ello debía de ceder a algo que quisiera y ella misma se lo pidió, confiada ha aceptado pero no sabe que el desastre será causado por su propia mano. Pasan varios días de revisiones y arreglos pero Darcy nota algo muy particular en Lisa.

-¿Oye crees que lo que te doy tiene mucha grasa?

-No, bueno hemos comido solo unas hamburguesas y ya ¿Por qué?

-Según tus últimos exámenes has subido casi dos kilos de peso.

-¿Y no es normal?

-Para alguien que no come muchas grasas, azúcares y que también hace ejercicios moderados el subir un kilo en menos de dos semanas no es para nada normal, debemos de cuidar eso o vamos a ir al médico de nuevo y sé cuánto odias los hospitales.

-¿Y quién te dijo eso?

-Los has odiado desde siempre, desde que casi te mata tu madre...

-¿Entonces fue real?

-¡Por supuesto que sí! Lloraste mucho en aquel entonces, cada día en primaria teníamos que comer en las escaleras o dentro de algún salón porque siempre llorabas, hacías las tareas de todos en la clase para ayudar con los gastos de tu familia, investigabas en libros de medicina avanzada para traer de vuelta a Lincoln, enviaste a muchas ratas al coma para tratar de replicar sueros que las despertaban pero fallecían a las dos o tres horas, en cinco años trabajaste más duro que nadie para que él volviera a ti y rindió sus frutos. Desde entonces me dijiste que odiabas los hospitales porque te recordaban a esos días en los que lloraste por tu ser amado, incluso el día en el que le dispararon me llamaste a las tres de la mañana porque tenías miedo y dijiste que querías mantenerlo seguro pero hablamos para tranquilizarte, no sé si sigas teniendo esto dentro de ti pero siempre actuaste por impulso hasta antes del internado, no sé exactamente qué es lo que te pasó allá pero algo te cambió.