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-¿Sí?- dije girándome.
-¿Por qué lo haces?
-¿El qué?
Ella suspiró, cerró los ojos y al abrirlos, desvió su mirada de mí.- todo esto.- dijo volviéndome a mirar.
-Porque te amo, ¿no es obvio?

Desvió su mirada, estaba más que claro que no me iba a responder, salí después de despedirme de Mina y me dirigí de nuevo montada en skate en la plaza, Dorknov y Cleo estaban sentados con unas coca-cola en la mano, me ofrecieron una y nos fuimos, era de noche y tenía que volver a casa.
Al día siguiente me levanté, no sabía que podía hacer el lunes, el miércoles era el último día... El último.
Suspiré, no tenía ni la más remota idea de que hacerle o regalarle, pero el miércoles ya sabía que darle, y no, no es un beso.
Mis primos picaron la puerta, salimos, y nos dirigimos al parque que había cerca de mi casa, ese parque era muy grande y tenía un especie de lago.
Pasaron varias chicas, me las quedé mirando y se pasaron unos metros de nosotros.

-Yul, tú ves a una tía buena y te pierdes.- me sonrojé, ellos sabían que era homosexual, yo misma les dije.
-No es verdad.
-Que no dice.- ambos rieron.
-JA JA JA, oye, ahora vuelvo.- dije levantándome.
-¿Dónde vas?
-Voy a hablar con ellas.

Sonreí y me dirigí donde estaba ese grupo de cuatro chicas, tengo que admitir que tenían lo suyo, y vaya con lo suyo...
Me aclaré la garganta. Me he perdido... Ah, si, dos de ellas eran castañas, una pelirroja y una rubia.

-Hola.- dijo la rubia.
-Hola.- sonreí.- ¿puedo hacerles una pregunta?
-Claro.- contestaron a la vez.
-Si alguien intentase conquistarlas, ¿qué les gustaría que hiciese?
-¿Nos acabamos de conocer y ya quieres conquistarnos?- preguntó la rubia.
Me reí, pero no burlonamente.- hablaba de otra persona.
-Puedes regalarle unas rosas.- dijo la castaña rizada.
-O dedicarle una canción.- dijo la otra castaña.
-O regalarle un oso.
Me volví a reír.- todo eso ya lo he hecho.- ellas me miraron sorprendidas.- me refería a algo que... Si os lo hacen, os emocionaríais mucho.
-Pues si a mí me regalan rosas, un oso o me dedicasen una canción, me emocionaría.- dijo la rubia.
Sonreí tristemente.- bueno, no todas sois iguales. ¿Alguna otra propuesta?
-Dale bombones y un libro.- dijo por primera vez la pelirroja.
Sonreí abiertamente.- sí...
-¡¡No!!- dijo la rubia.- ¿cómo que un libro? Odio los libros.
-Porque eres tonta y vaga y no quieres leer.- dijo sonriendo la pelirroja.
-Mentira.
-Chicas, gracias por el consejo, os lo agradezco.- dije sonriendo.- me tengo que ir, ya nos veremos.
-Espera.- dijo la pelirroja.- ¿cómo te llamas?
-Yulia, Yulia Volkova.- dije antes de alejarme.
Llegué donde estaban mis primos.
-Vamos a la librería y a la chocolatería.
Ellos me miraron interrogantes pero asintieron.

Fuimos primero a la librería, le compré el libro que le faltaba de su saga favorita, Amanecer.
Luego fuimos a la chocolatería, compré bombones con forma de corazón, mis primos y yo nos despedimos y me dirigí a casa, cogí un papel y escribí una dedicatoria en los bombones y en el libro. En el libro decía:

"Se que te encanta está saga, por eso decidí comprarte el último que te falta.
Es bueno tener fantasías, es lo que nos tiene ligados a las esperanzas de cumplir nuestros sueños.
Con cariño.
Y.V."


En los bombones puse:

"Espero que estos bombones con forma de corazón no se derritan cuando los veas, ya que el mío sí que lo hace, solo que el mío no está hecho de chocolate, pero puede ser igual de dulce.
PD: no te pongas al sol mucho tiempo, ya que los bombones al sol se derriten.
Con amor y dulzura, ya que te amo con locura.
Y.V"


Se lo puse en su cajón, luego salí para hablar con Cleo.

-Hoy es lunes...
-Sí, y mañana martes, Yul, ¿vas a secundaria y aún no lo sabes?
-Ja Ja Ja, me refería que el miércoles es el último día de clase...
-¿En serio vas a tirar la toalla?
-Después de todo esto ya no sé que hacer...
-Dale tiempo...
-¿Qué tiempo, Cleo? No. Después del miércoles, nada.
-Tengo la sensación de que te arrepentirás de esto.
-Tus sensaciones no me gustan, la última vez dijiste que no nos iban a pillar y al final nos tuvimos que pasar media hora en la comisaria.
-Eso era mentira.

Sonreí y me despedí, entré a clase y me senté en mi sitio.
La verdad es que ese día pasó muy rápido, mañana sería martes, no iba a ir a clase.
Al día siguiente tuve una disputa con mi madre, ese día tenía que recoger la sorpresa de Lena para mañana, y tras media hora o más de discusiones al final accedió, fui a aquella joyería. La chica que atendía me sonrió, le dije mi nombre y me enseño la cajita, saqué su contenido y sonreí, era precioso, perfecto. Pagué y me dirigí a casa. Me pasé el día mirando aquella joya.
-Le gustará a Lena?
Mañana teníamos clase una hora y después íbamos a ir a un parque, y ese sería el lugar perfecto para dárselo.

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