15. Almas gemelas

211 30 0
                                    

Regresaron de sus vacaciones en las aguas termales con energía renovada.

Las chicas insistían en que ellos pasaban por la etapa de "la luna de miel" y que, después de unas semanas, ya no sentirían esa necesidad de estar tanto tiempo juntos, o al menos eso comentó Yaoyorozu con ese aire sabiondo que tenía al hablar de cualquier tema. Si eso era cierto, los chicos, en un mutuo e implícito acuerdo, decidieron aprovechar el tiempo juntos tanto como les fuera posible.

Al comenzar el nuevo semestre y después de un arduo exámen, Shinso fue integrado al curso de héroes, en la clase A, como había sido el deseo de muchos que lo conocían.

Sin embargo, antes de saber la decisión definitiva, Kaminari se mordía las uñas del nerviosismo porque, aunque sabía que su novio lo intentaría de nuevo si es que no era aceptado aún en el programa de héroes, quería que no tuviera que vivir esa frustración otra vez, se merecía ser encaminado a su objetivo y ser reconocido como uno de los mejores héroes del futuro.

Ahora que no tenían que preocuparse por eso, decidieron tomar su día de descanso para celebrarlo juntos, en una feria ambulante que había llegado a la ciudad.

En dicha feria había un lugar muy popular entre las parejas por lo acertada que era.

En una carpa, la mujer que atendía decía que su Particularidad consistía en ver el hilo rojo del destino; sólo si las personas destinadas estaban a cierto límite de distancia, entre más lejanas estuvieran, más delgada e imperceptible era la imagen para ella.

Y, como debía ser en alguien tan curioso, Kaminari estaba muy entusiasmado con la idea de ir con dicha mujer para que les dijera lo que él ya sabía, aunque Shinso estaba escéptico con esa idea, no le dijo que no a su novio.

Al llegar a la carpa con un letrero que dictaba "Madam Yuan", una pareja recién salía, pero la imagen no era lo que uno esperaría de una atracción para parejas; él estaba molesto soltando maldiciones a diestra y siniestra y ella lloraba a mares, sin tomarse de la mano ni mirar a nadie en específico.

A pesar de la desmotivadora imagen, entraron al lugar donde ponía en orden una pequeña mujer en los treintas, largo cabello negro, oscuros ojos rasgados y piel pálida. Por los espejos y las piedras de colores tirados por el suelo era evidente que la pareja anterior había hecho un desastre.

—Parece que tiene clientes insatisfechos. —Comentó el peliazul de manera casual, de forma que la mujer giró para mirarlos de reojo y sonriendo mientras se acomodaba en su sitio y los invitaba a hacer lo mismo.

—Me pagan y yo les digo lo que veo, que dos personas estén juntas en este momento no significa que sean almas gemelas ni están destinados a estar juntos, eso no depende de mí, mi único delito es cobrar por ser sincera.

Denki, que no se esperaba algo así, se puso un poco nervioso. Al escuchar de dicho lugar pensó que sería una estafa, que se trataba de una charlatana que sólo les diría lo que querían escuchar pero saber que era de verdad le daba un poco de miedo. ¿Y si ellos no estaban destinados a estar juntos? Esa información rompería algo dentro de él. Esa certeza lo enloquecería.

Sin embargo, Hitoshi, ignorante de todos estos amargos pensamientos que pasaban por la mente del chico a su lado, se sentó tranquilamente frente a la mujer y le habló con calma.

—Quisieramos saber si usted puede ver... Eso que ve, en nosotros.

Madam Yuan, mirando a ambos chicos, se fijó en un detalle que en su primer vistazo no había distinguido pero ahora era claro.

—¿Seguros que quieren saberlo? Ustedes parecen haberlo decidido por si mismos. —Ella sonrió al ver que en sus manos habían sencillos anillos a juego, saboreando las palabras que les diría a esos jóvenes, la reacción que pudieran tener sería algo digno de ver.

—Claro, yo no veo la diferencia. —Shinso se encontraba a punto de pagar la cuota que mostraba un letrero para su lectura pero fue detenido de inmediato por el otro.

—No, espera, mejor no lo hagamos.

—¿Por qué no?

Entonces por fin el más alto supo qué era lo que pensaba el rubio, en sus ojos notaba aquella incertidumbre y le pareció una duda entendible pero absurda.

—Denki. —El chico esperó a que el mencionado lo mirara para continuar— No me importaría si no estamos destinados a estar juntos. Todos decían que yo sería un villano pero estoy demostrando que no es así y contigo sería igual; aunque una desconocida me dijera que no estamos destinados a estar juntos, con mayor razón aprovecharía cada momento a tu lado. No me voy a separar de ti sin importar lo que diga ella o el destino o quien sea.

Unas pequeñas lágrimas de emoción estaban a punto de salir de Kaminari pero se las aguantó para poder hablar.

—Entonces no necesitamos que alguien nos lo diga, ¿verdad? —El de ojos dorados estaba tranquilo con lo que decía el otro pero aún así, le causaba conflicto tener una respuesta directa y Shinso pareció notarlo.

—Tienes razón, es mejor no saber. No lo necesitamos. —El peliazul giró hacia la mujer y le dedicó una pequeña reverencia de disculpa— Disculpe por quitarle su tiempo pero nos iremos así.

—No te disculpes, lo importante es que tu novio esté feliz, ¿cierto? —El más alto tomó con dulzura la mano del rubio y le sonrió a la dueña del lugar.

—Sí, él es lo más importante.

Madam Yuan los despidió, observando con una sonrisa dulce, ese grueso hilo, cual estambre rojo, enredandose en las manos entrelazadas de esos chicos, finalizando en esos curiosos anillos de alambre trenzado.

A veces algunos tenían la suerte de encontrar el amor jóvenes y darse cuenta de ello; dándole verdadero sentido al significado de su nombre: Yuan, "Amor que nació predestinado".

|||Nuestra historia|||Shinso X Kaminari [Flufftober]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora