31. ''Tú me haces ser mejor persona"

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Existe una vieja frase que recita "Si las paredes hablaran, ¿cuántas cosas no nos contarían?" Pues en la residencia Shinso-Kaminari las paredes tienen una manera de contar la historia de sus dueños.

Hay un montón de fotos y recortes de periódicos por todas partes de la pareja de héroes, no sólo como profesionales sino con sus logros personales, sus familias, amigos y las familias que formaron sus amigos, volviéndose parte de un enorme todo.

No cabía duda que la vida había sido buena por permitirles coincidir, darse la oportunidad y amarse tanto. Ambos habían cumplido su promesa, siempre volvieron para asegurarse que el otro estaba bien. Mientras tanto, pasaron años casados, con tres gatitos que adoraban —el pequeño Champagne JR, Cocoa y Té—, un montón de cicatrices y experiencias vividas; sin arrepentirse de ellas.

El lugar está lleno de amigos de la escuela, que se volvieron sus hermanos de vida, los hijos e incluso nietos de algunos de ellos, sus compañeros de trabajo y la gente que marcaron en el camino los acompañan, pero ninguno entran a la habitación de sus anfitriones, la pareja necesita estar sola aunque ellos están ahí como apoyo moral, en caso de que cualquier cosa fuera a ocurrir.

—Te amo. Tú me haces ser mejor persona. Lo hiciste durante muchos años. —Shinso, recostado en la cama, con su mano huesuda y con pequeñas pecas en la piel, toma la mano del otro, esa que conserva un decolorado y muy viejo anillo de alambre junto al de plata, ambos representaban a la perfección su relación y, después de tanto tiempo, parece que siempre estuvieron juntos, como ellos.

—Tú ya eras una gran persona antes de mí, tú eres el que me convirtió en el héroe que quería ser, en el mejor hombre que pude ser; por eso te necesito conmigo. —Lo último fue susurrado por Kaminari, intentando no transmitir su angustia a su pareja.

—Tuvimos una gran historia.

—La mejor de todas... No hubiera podido tener algo así con nadie más...

—Mentiroso. —Hitoshi cierra los ojos un instante pero los abre porque no quiere quedarse dormido ahora y mira a un lado, intentando aferrarse a este instante.

Hay un tulipán rosa en un florero junto a la fotografía de ellos frente a la torre Eiffel, al lado de su cama, que le da un poco de alegría a la habitación, provocando que el de ojos oscuros sonría con nostalgia.

Denki sabe que su esposo sufre, que cada respiración le cuesta, que el agarre en su mano, apenas un apretón imperceptible, es lo mejor que puede hacer; sus ojos ya no brillan con la misma fuerza que en su juventud y las ojeras que llevaba parecen hundir sus ancianos ojos.

Hitoshi ya es un hombre viejo y enfermo que se desgastó debido al ataque de un villano y su esposo trata de no derrumbarse aunque sabe que esto es una despedida.

El de la Particularidad eléctrica besa al otro en las manos y después la frente, distinguiendo los rastros de ese chico que tantas veces lo hizo sonreír y fastidiarse, aquel por el que tanto insistió para que le diera un beso y que sólo aceptó sus sentimientos bajo el influjo del alcohol. Ese con el que se volvió hombre en todos los sentidos y fue su familia... Aquel con el que había vivido más tiempo con él que sin él y sentía que podría perderlo mientras piensa en cuánto lo ama.

—Corazón. —A pesar de todo, Hitoshi hizo una mueca por el apodo, aunque parece más un reflejo que verdadera molestia.

—¿Sí, Rayito?

—¿Recuerdas a la chica que veía el hilo rojo del destino?

—Sí... Te negaste a que te dijera lo que veía. —A pesar de tardar algunos segundos en contestar, era claro que había evocado el recuerdo de ese día.

—Apuesto a que ella lo vió en nosotros...

—¿Después de 50 años lo crees? Puede que aún me arrepienta y consiga otro novio mañana. —Ese intento de broma iba acompañado de una media sonrisa y Kaminari tuvo que reprimir el llanto, sabiendo que el otro posiblemente no llegaría a mañana.

—Si haces eso, dormirás en el sillón. —Regañó el rubio, sin dejar de acariciar el rostro de su compañero que lo miraba recostado.

—Me acostumbrare... Porque de seguro irás a dormir al sillón conmigo.

—Sí. Lo haré.

Shinso nota que el otro lleva puesto un collar con forma de rayo y, a pesar de que es prácticamente una antigüedad, sabe que Denki lo cuidó para que estuviera en tan buen estado, algo que conmovió el cansado corazón del más alto; con ese cálido sentimiento, le pide al rubio que le recite la canción que alguna vez le escribió y éste se lo cumple, porque no podría hacer más.

En la ventana se veía el atardecer entre los edificios y, si fueran más jóvenes y tuvieran más fuerzas, seguramente hubieran salido a dar una vuelta en bicicleta para disfrutar del clima o simplemente compartir el tiempo con sus amigos.

No parecía que hubiera mucho más por decir, todo lo que se querían decir, lo hicieron a lo largo de sus vidas y, esta vez, sólo el silencio les quedaba.

—Gracias por estar conmigo, mi amor.

—Este es el único lugar donde quiero estar. —Estas últimas palabras, dichas por Kaminari, se perdieron al ver la respiración cada vez más pesada del contrario hasta que simplemente obtuvo una última exhalación.— ¿Cariño? ¿Corazón? ¿Hitoshi? —El rubio ni siquiera tuvo tiempo de gritar.

El corazón le dolía, las lágrimas escurrían por sus ojos, no podía pensar qué hacer porque sólo podía imaginar lo horrible e incompleta que sería su vida, al no tener a ese hombre que tanto amaba, no quería continuar sin él. Denki no podía soltar la mano del amor de su vida y, ese corazón que iba tan rápido debido al dolor, en una última, rápida e inesperada descarga de electricidad, se detuvo.

Atraído por el ruido inusual en la habitación, Kirishima pidió permiso para entrar con sus amigos pero, al no obtener respuesta, entró con prisa y descubrió los cuerpos presentes. Eijirou no pudo retener el llanto, le duele perder a dos de sus grandes amigos en un mismo momento pero no le sorprende, sabe que, de no ser así, hubieran sufrido mucho más y finalmente tuvo que reunir todo el valor para darle la noticia al resto.

—Se fueron.

—¿Ambos? —La confusión y dolor en el rostro de todos se hizo presente con la pregunta de Iida.

—Supongo que fue lo mejor.

En esta vida, tuvieron la oportunidad de amarse hasta el final y, si podían volver o ir a algún otro lugar, seguramente se encontrarían y vivirían su historia juntos otra vez.

Fin.









Nota:

Pambisita: MADRES, hasta cuesta creer que ya llegamos al final :'3 Yo, la neta, sí les chillé.

Esperamos que hayan disfrutado la historia y hayan pasado un buen rato con estos dos nenes.

Nos seguimos leyendo.

|||Nuestra historia|||Shinso X Kaminari [Flufftober]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora