Regreso

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—…— estoy consumido por la oscuridad viendo formas indistinguibles.

—Grey, levántate o llegaras tarde.

Reprimí un grito por la repentina orden de mi madre. Debería ser más de medio día, se supone que estaba en la calle a punto de quedar con una fractura en mi brazo. Fuerzo un poco la vista para percatarme de que me encuentro en mi habitación, cautelosamente me levanto de la cama, caminando en dirección a la puerta.

—¿Un sueño?— al intentar girar la perilla esta se me resbala por el sudor en mis manos.

Me las seco un poco con el pantalón e intento de nuevo girar la perilla esta vez con más firmeza logrando abrir la puerta.

—¡¿Crees que es fácil aguantarte?! Pareces una niña engreída.

—¡El único que se comporta como un niño aquí eres tú! Estoy harta de que compres esta basura inservible— escuche el sonido de algo medianamente sólido como de arcilla rompiéndose.

Era la misma discusión que se había presentado en mi sueño, nunca había estado más asombrado de ver una discusión de mis padres, todo transcurrió exactamente como yo había visto desencadenando que un escalofrió recorriera todo mi cuerpo. Escuche el sonido de la puerta al cerrar, indicándome que mamá ya había salido. No quise precipitarme a bajar, pues si todo pasaba de la misma manera entonces mi padre me descubrirá antes de salir.

—Desgraciada, esta antigüedad vale más que su vida, no sé en qué momento pensé que sería bueno formar una vida con ella— comento casi gritando para el mismo, escuche el rechinar del sofá y los pasos de mi padre dirigiéndose a la cocina.

Aproveche la oportunidad, agarre rápidamente mi mochila y salí de mi habitación a paso veloz, pero evitando hacer algún ruido que revele mi presencia. Logre salir exitosamente sin que mi padre pudiese verme. Me permití sonreír victoriosamente mientras iba caminando por la acera donde se supone debía ver a Gabriel, era como tener la lista de cosas que pasarán en el día. Tal vez me he convertido en médium.

Mantuve la vista al frente para esta vez no chocarme con Gabriel, sin embargo para mi sorpresa el señor no se encontraba en su patio. Tal vez mi sueño no fue premonitorio y solo son coincidencias. El vacío en el estómago hizo acto de presencia tentándome a robar algunos tomates cereza de la propiedad de Gabriel. Al final me fui corriendo tratando de olvidar esa estúpida idea, pues el viejo era un sujeto agradable conmigo a diferencia de la mayoría de la gente en mi vida. Camine hasta divisar el semáforo y junto a él una pequeña silueta, Lily.

—Hola— salude con la mano mientras me acercaba a ella.

—Oh, Grey, que bien encontrarnos por aquí.

—No creo que eso sea demasiado bueno en tu caso— pasaba una mano alisando mi maraña de pelo.

—No veo razón para entristecerme, eres un gran amigo.

Ella se encontraba primero en el semáforo, parece que mi idea sobre ser médium no era más que una simple ilusión, por un momento pensé que podía… cambiar.

—Sabes Grey…

—Lo sé, quieres ver cada parte de esta ciudad ¿verdad?

—Hoy tienes un aire raro poco agradable, dejando eso de lado— levanto el pulgar de su mano derecha en señal de aprobación —eso mismo estaba pensando, creo que inauguraran un nuevo museo, pero para mí desgracia es demasiado caro para comprar unas entradas.

—Las entradas a museos deberían ser bastante económicas, ¿Cuáles son las exposiciones?

—Es sobre geología, varias piedras de distintos materiales y tamaños. Lo que lo hace tan caro es ese nuevo elemento que descubrieron, al parecer será el primer museo en el que se mostrara y por eso subieron mucho las entradas pues toda clase de personas vendrán a verlo…— la emoción con la que lo explicaba se difumino —supongo que los de bajos recursos no entramos entre esas personas.

Era extraño verla así, generalmente daba vibras chispeantes y suaves como el rebote de un balón de juguete, solo que esta vez el balón se movía en círculos pobres y tristes. Creo que ella era una buena persona para hablar sobre mi sueño.

—Oh, la luz verde— señalo Lily el semáforo en frente —es hora de pasar— me agarro de la mano, un leve escalofrió me recorrió el brazo, pues ya hacia un tiempo que no sentía la calidez de otra persona.

Corrimos por la calle algo apresurados por llegar a clases, casi tropezamos con un señor pero aparte a Lily justo a tiempo en un acto reflejo.

—Gracias, no estaba totalmente centrada al caminar.

—No te preocupes— le quite importancia con un ademan de mano —supuse que pasaría.

—¿Suponías?— alzo una ceja juguetona provocando una distorsión en mis labios.

—Nada importante— esta vez tome la delantera y la lleve de la mano por la acera.

No diría que me estaba divirtiendo del todo, pero de alguna manera me sentía libre haciendo esta estupidez, sin necesidad de preocuparme por pedidos o matones abusivos. Espero tener más sueños como ese, se sentía tan real. Pare cuando divise la bandera por encima de las paredes de la escuela.

—Eso fue entretenido, gracias por el aventón— se soltó de mi mano posicionándose a unos pies en frente de mi —oye Grey.

—Dime.

—¿Qué te parece si vienes hoy al club de música? Tengo una pequeña practica de solo y quisiera que estuvieses ahí.

Me quede callado un rato esperando a que se fuera, pero no parecía que tuviese intenciones de irse. Eso me dejo como si estuviese embobado viéndole la cara.

—¿Emm… Grey?

—Oh perdón, la verdad esperaba que salieras huyendo— me tape la boca intentando no parecer sorprendió por mi insensata respuesta.

—Lo pensé pero creo que debo enfrentar las cosas de frente.

No tenía intenciones de ir, mi respuesta seria la misma que cuando soñaba. Mis reglas no funcionan de esa manera… al menos eso quería pensar, sin embargo…

—Lo considerare.

—¡Bien! Entonces nos vemos ahí— me regalo una sonrisa llena de suavidad y delicadeza mientras caminaba tranquilamente hacia adentro.

No me quede atrás y decidí entrar. Mis dudas con respecto al sueño volvieron a surgir estallando en preocupación, varias cosas parecían distintas pero manteniendo cierta similitud. Por otro lado algunas simplemente desaparecían como el chico que pedía ayuda en el callejón o Gabriel que no se encontraba afuera.

Me acerque al aula corriendo la puerta a un lado para poder pasar, antes de entrar por completo sentí una mano en mi hombro. Vi de reojo al profe que rápidamente quito la mano cuando ya tenía mi atención.

—Justo a tiempo Hóncros, casi siempre llegas más temprano— rio para él.

Esta vez las sombras se disiparon mostrándome a un joven de mas o menos veintisiete años, tenía unos dientes blancos los cuales perfectamente podían ser usados como espejos, su camisa azul combinaba bastante bien con su pantalón simple de color beige, su aspecto me recordaba mucho al de un profesor en esas animaciones que vi el otro día.

—Hoy te ves algo pálido, no te esfuerces demasiado— paso a mi lado para seguir su camino al su escritorio.

Pase por completo dirigiéndome a mi asiento con la cabeza algo alborotada, podía sentir las miradas de los matones observándome con rabia por llegar junto con el profesor, pero poco me importaba lo que pensaran debido al otro asunto en mi cabeza. Me senté en mi silla con la mirada al frente observando la pizarra en la que el profe garabateaba algo, paro en seco al ver la línea que había creado para acto seguido borrar parte de ella y volverla a dibujar un poco más curvada. Un torbellino azoto mi mente en ese momento.

—Y si…— abrí rápido mi mochila para sacar de esta mi libreta y un lápiz.

Abrí la libreta en una página en blanco y con un ligero movimiento de lápiz hice una línea recta en la hoja, retrocedí hasta el punto central de esta y dibuje una línea curveada. En ese momento entre en razón, había descubierto porque todo era distinto. Antes de que tuviera tiempo de preocuparme más, el torbellino en mi cabeza bajo hasta llegar a mi estómago causándome fuertes dolores insoportables. Todo se volvía más oscuro hasta que me cernía en la profunda oscuridad.

Rewinding...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora