Grey's greed

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Sentí el suave roce de la marea, era reconfortante y cálido. Algo que no sentía en mucho tiempo, algo que no merecía. Irrelevante. A la hora del té, nadie tiene lo que se merece.

Disipe la marea dejándome antes de atacar, mire al jefe a los ojos y pareció entender el mensaje que quería que entendiera. Me miro algo sorprendido por un segundo pero rápidamente recupero la calma.

-¿Acaso no te cansas de intentarlo repetidas veces? ¿No ves que no tiene caso pelear contra mí?- se pavoneaba en el lugar.

-Por un momento me sentí como antes: indefenso, herido, que no tenía posibilidad de cambiar mi futuro. Eso era lo que pensaba antes de obtener esta habilidad.

-Pues lamento informarte que tienes razón.

Gaste algo de risa en esa pequeña frase que dijo.

-Nah, soy demasiado bueno para eso.

Corrí decidido a asestarle un navajazo. Me apunto con el arma, al momento me deslice por el suelo para luego escuchar un disparo. Me recompuse con velocidad amagando al instante cerca de el a lo cual respondió con un respingo. Seguí amagando con decisión mientras el solo podía esquivar. Apartó al llegar contra el estante a lo cual amague horizontalmente para evitar el choque con la caja fuerte.

Se metió por el pasillo. Saco el guante y las tachuelas de mi bolsillo, rápidamente metí cada tachuela por dentro del guante para que sobresalgan las puntas por el exterior de la parte donde se ponen los dedos, me lo pongo. Destapo el termo tirando la tapa y sumerjo cada dedo en el veneno. Me impulso al pasillo y lanzo la navaja, se escucha un disparo que pega en metálico. Empiezo a correr acercándome a él, a mitad de trayecto lanzo el termo en su dirección, el veneno se derrama salpicando por todas partes pero el sin inmutarse parece indeciso con el arma en manos. Se escucha otro disparo en metálico para luego sentir como el termo pasa volando a pocos centímetros de mi cabeza. Ya estoy cerca, salto pasando la zona en la cual podía dispararme y cerrando el espacio entre nosotros logro posar mi mano en su cuello, apretó con fuerza haciendo que las tachuelas se claven a lo cual reacciona con un grito ahogado.

Por el impulso caemos al suelo y me separo de él rodando cerca de la puerta de entrada. Subo el cabeza algo atontado y veo el arma cerca de mí, la tomo pero dolores intensos no me permiten pararme. Apunto el arma al jefe el cual intenta componerse y se agarra con fuerza el cuello. Logro enderezarme un poco y disparo, su brazo se mueve en una dirección imposible, acerté. Otro grito se escucha para verlo caer en el lugar.

Tiro el arma lejos de nosotros para acercarme a él, tenía una terrible expresión en su cara.

-¿C... c-có... mo?- hablaba de manera entrecortada por la herida en el cuello.

-Te dije que era demasiado bueno para perder- puse un pie en su cabeza -debiste pensarlo mejor antes de meterte conmigo.

Camine triunfante por el pasillo acercándome al monitor para estudiar con detenimiento cada pantalla, en una logre divisar a un adolecente con el pelo que le cubría parte de la cara atado a una silla, Roy. La cámara indicaba que se encontraba en la habitación G40, clique donde decía abrir puerta y escuche algo que se deslizo fuera de la habitación. No sabía si dejar a Roy aquí o salvarlo, al final de esto lo veía de manera distinta.

Me encamine fuera de la habitación y al pasar el cuerpo de mi enemigo varias luces rojas empezaron a parpadear en la habitación.

Sentencia 2b, si los latidos del corazón de William Gruyer se detienen. Autodestruir la base en cinco minutos. Iniciando proceso.

-Maldito viejo repulsivo- dije al cuerpo tirado.

Corrí al pasillo de afuera. Por un momento pensé en rebobinar pero sería inútil, era acabar con él o morir. Vi una compuerta abierta que ocultaba la pared antes del cruce, me metí dentro al divisar que Roy se encontraba en la silla, escucho mis pasos y se le iluminaron los ojos.

-¡Grey! ¡Sigues vivo!- parecía a punto de llorar pero se contuvo rebuscando la poca dignidad que le quedaba ante mí.

-No hay tiempo- lo desate de la silla -la base se autodestruirá en cinco minutos.

-¡¿Qué?!

-Debemos salir.

Empezamos a correr volviendo al pasillo de afuera y pasando al siguiente. Los pasillos se encontraban vacíos, de vez en cuando veíamos uno que otro cuerpo con manchas rojas. Seguimos corriendo por la zona.

Autodestrucción en dos minutos y medio. Personal activo debe evacuar.

-No nos va a dar tiempo Grey.

-Tch- rebusque alguna idea y rápidamente una corriente paso en frente de mis ojos, la marea me enseñaba la solución -tengo una idea.

Corrí devolviéndome por donde habíamos pasado antes, cruce el último pasillo y vi la puerta grande del almacén. Me acerque y la abrí empujándola, al momento empecé a acomodar cajas alrededor de una nevera.

-¿Qué haces?- Roy parecía confundido con mis acciones.

-Pon cosas alrededor de esta nevera, si tenemos suerte amortiguaran la explosión y solo nos llevaremos algunos cuantos golpes.

-¿Ese es tu mejor plan?

-Esperemos no morir.

Roy se puso manos a la obra y con su ayuda conseguí alzar un pequeño fuerte alrededor de nosotros. Abrí la nevera y saque las rejillas para luego meterme dentro. Roy me siguió y cerró la puerta de esta.

-Hace frio- Roy tiritaba por el frio.

-Creo que pronto hará un intenso calor- no sabía que decir, el estrés me consumía.

-Grey- Roy me abrazo fuerte con él.

-Debemos sobrevivir.

Me sorprendió haber dicho "debemos".

-Grey... yo...

Grandes explosiones sonaban por el lugar, casi no podía respirar. La espera junto con las explosiones que se acercaban me ponía histérico. Una gran explosión se escuchó cerca, la nevera se volcó de lado y caí encima de Roy. Todo se volvía negro, como si todo lo que me rodeaba hubiese desaparecido.

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